La relación entre los cambios del cuerpo, las enfermedades corporales, las enfermedades mentales y la criminalidad; se basan, en parte a los procesos biológicos entre los que se distinguen ciertos factores que influyen en el desarrollo anormal de una persona.

A partir de los descubrimientos del monje agustino Gregorio Mendel (Austria, 1822-1884), nace una ciencia denominada genética, que es la encargada de estudiar los mecanismos según los cuales se transmiten las características hereditarias (normales o patológicas).

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Mendel estudió cuales eran las leyes de la herencia (válidas para toda la naturaleza viviente), a base de cruzar plantas (guisantes).

Los descubrimientos de la genética llamaron de inmediato la atención de los criminólogos, los cuales buscaron desde luego las posibilidades de que cierta disposición hacia el crimen pudiera ser hereditaria. Los primeros descubrimientos fueron en enfermos mentales, encontrando la gran incidencia de parentesco consanguíneo entre los anormales.

Respecto a la Medicina y la Biología han tenido mucha influencia en la Criminología. En el caso de la Criminología biológica, aquella que busca las bases fisiológicas del comportamiento anormal de los seres humanos que los predisponen a la antisocialidad; investiga la causalidad física; es decir, la relación entre el hecho somático (causas que se manifiestan en el cuerpo, se refieren a los cambios en la estructura y funcionamiento corporal, así como las anomalías o defectos y enfermedades corporales, hereditarias o adquiridas, también particularidades en su desarrollo”. Estas causas endógenas somáticas que tienen efecto en la antisocialidad, serán estudiadas por la Criminología Biológica o Genética) y la criminalidad o el comportamiento violento.

La determinación de las influencias de los factores hereditarios sobre un niño o un adulto requiere la opinión de un especialista con conocimientos de genética humana. El Criminólogo debe tener conocimiento del valor de sus pruebas como elementos de predicción. Esto es algo complicado que requiere de estudios profundos.

El antecedente de la criminología biológica son los estudios de Lombroso, Di Tullio, Sheldon y Quiroz Cuarón, entre otros, quienes estudiaban la anatomía y la fisiología de los delincuentes. Otro antecedente es la lobotomía o psicocirugía (que consiste en agredir las células conectoras de los lóbulos prefrontales) y la introducción de microelectrodos (que permitía el monitoreo y el control de la conducta). Estos antecedentes han dejado asentado que la criminalidad, la violencia y la predisposición a la antisocialidad es demostrable, y si se refuerza con estudios psicológicos y sociológicos brinda un panorama más preciso sobre dicha conducta; por ejemplo, el alcoholismo y drogadicción de los padres a los hijos, la violencia, la vagancia, entre otras conductas que son adquiridas por causas biopsicosociales.

Actualmente no se puede afirmar que la existencia de una tara hereditaria es explicativa de la génesis del delito, dado que no es la enfermedad o la criminalidad lo que se hereda, sino la predisposición.

De acuerdo con el planteamiento de la biología criminal, no todo individuo con tendencias violentas, irascibles, agresivas, o excitables llega al delito, sino solo aquellos que no poseen la capacidad para refrenarlas. En ello la estructura de la personalidad juega un papel de vital importancia.

Este punto de vista resulta de las investigaciones más recientes en el campo de la genética en relación con el medio. En toda personalidad deben converger tres elementos: el heredado (temperamento), el aprendido (carácter) y el medio.

nube de palabras

Es de relevante importancia hacer mención a la criminogénesis, entendida  como el conjunto de tendencias que ayudan a explicar las causas que tienen los delincuentes que cometen delitos reiterados; es la resultante del estudio de su vida y entorno. Es decir, que se estudia su comportamiento y conducta para dar explicación a su delito. Este estudio crea el perfil de personalidad básica del delincuente como factor individual, así como, de las influencias ambientales y sociales. Esta forma de estudio hace posible dar importancia a la conducta que tiene o adopta el individuo cuando comete un delito de forma sistemática.

La aportación importante de las corrientes que buscan en la herencia la causa criminal es que en el momento actual nos obliga a estudiar cuáles son los factores hereditarios y cómo influyen en la conducta criminal.

Tres métodos se han utilizado básicamente para investigar la relación entre herencia y criminalidad: el análisis de la genealogía del delincuente, la genealogía estadística y la investigación de gemelos.

A continuación, y en base a la reunión de diversos estudios en relación a la genética criminal, vamos a señalar algunos de los factores causantes de la criminalidad, herencia y delito:

  • Psicología del delincuente: características biológicas o congénitas

Un enfoque que considere las conductas antisociales como comportamiento con evidente base evolucionista y una visión antropológica que considere que la sociedad ha reaccionado contra las conductas que la amenazan y subvierten, favoreciendo las actitudes altruista y castigando las tácticas desintegradoras, necesariamente conducirá a admitir que el crimen tiene primordialmente una base genética.

Adrián Raine resume en los siguientes puntos las consideraciones que enturbian el análisis de la influencia de la genética de la conducta Antisocial:

1. ¿Un gen es responsable de la conducta criminal? Los genes codifican proteínas y enzimas e influencian los procesos fisiológicos cerebrales que podrían predisponer biológicamente para determinar conductas criminales.

2. ¿La influencia de la herencia entraña que todos los crímenes son genéticamente determinados? La conducta criminal es el producto de los genes y del ambiente.

Por otro lado, los genetistas de la conducta no tienen una posición radical; ellos no excluyen la importancia del ambiente, aunque obviamente privilegian las bases biológicas de la violencia.

3. ¿La investigación genética puede explicar por qué algunos individuos específicos comenten crímenes? Una heredabilidad de los 50% para el crimen no puede extrapolarse para inferir la conducta antisocial de un individuo en particular.

4. ¿Si el crimen es genéticamente determinado entonces es irremediable? Obviamente no hay un destino ineluctable. Admitimos que se trata de una predisposición constitucional influenciable por los parámetros sociales.

5. ¿Son los estudios genéticos más orientados hacia la herencia que hacia el entorno? En rigor los estudios en gemelos y en adopción, si bien están presididos por la genética informan al mismo tiempo, que esta no explica todo.

6. ¿Los factores genéticos que subyacen en el crimen no pueden invocarse en un proceso legal? No puede heredarse algo que es un constructo social y legal y cuya definición está abierta a debate; sin embargo, esto valdría para muchas enfermedades mentales.

7. ¿Las bases genéticas excluirán a los cientistas sociales? Obviamente nunca sucederá esto. Hay razones incontrovertibles para sostener que los factores socioculturales son claves en el desarrollo del crimen y todo señala que la genética actuará en un vacío si no considerara el medio ambiente.

herencia criminal

  • Familias criminales y estadística criminal

Los estudios sobre “familias criminales”, suelen hacer seguimiento de la descendencia de una sola línea, dejando sin considerar el influjo hereditario de los demás descendientes. Son familias en las que puede existir una mayor proclividad a la delincuencia, en los parientes en línea directa hay mayor probabilidad a heredar esa tendencia criminal, sin que ello signifique que la degeneración, transmitida por vía hereditaria, sea la causa de la criminalidad: los altos índices de esta apreciados en algunos grupos familiares o clanes se explica fácilmente por distintas razones.

Pensando en la herencia criminal, varios investigadores (Geill, JLund, Dugdale, Despine, Maxwell, Goring, etc.) orientaron sus esfuerzos al estudio de familias criminales, realizando una verdadera «genealogía criminal», encontrando concordancias notables, y demostrando que existen familias célebres en las que la mayoría (por no decir la totalidad) de los componentes son criminales.

Un ejemplo clásico es la familia Juke, seguida durante 200 años por Dugdale, en que se probó que el fundador de esta familia, un mal viviente alcohólico, tuvo 709 descendientes, de los cuales 77 delincuentes, 202 prostitutas y 142 vagos y malvivientes. Estabrook amplió las investigaciones, hasta localizar 3.000 descendientes, de los cuales la mitad son deficientes mentales, y un tercio vagos, mendigos, prostitutas y delincuentes. Hurwitz hace ver cómo el número de delincuentes va decreciendo con el tiempo.

Sin embargo, los sociologistas alegaron que esto era producido por el aprendizaje derivado de la convivencia, pues era lógico que los hijos de los criminales siguieran el ejemplo de los padres. La crítica más generalizada para estas investigaciones es que la obtención de métodos no es totalmente confiable, pues el diagnóstico de debilidad mental, o la calificación de vagos o prostitutas se hace con base en referencias generalmente verbales, y en ocasiones con un siglo de diferencia. Además el «contagio» social es indudable en estas familias, por esto se buscaron nuevos métodos de investigación.

Estadística criminal: Para vencer las dificultades anteriores, varios investigadores se preocuparon por usar la estadística y buscar datos más directos, así como formas de comparación o control.

GoRiNG (1919) y LuND (1918) coinciden en sus estudios al encontrar que la proporción de delincuentes condenados a prisión (por delitos graves)es mayor entre aquellos en los que ambos padres fueron delincuentes, que entre aquellos en los que un solo padre fue condenado, y estos últimos son más que aquellos sin padres con antecedentes criminales.

Bernhard (Rudolf, 1930), efectuó un estudio sobre criminales dividiendo en dos grupos: a) Aquellos cuyos padres no era criminales, pero los abuelos y otros ascendientes sí. b) Aquellos sin parientes criminales. El resultado es que en el grupo “a” la proporción de hermanos delincuentes es el doble que en el grupo “b”, a pesar de que ambos ambientes fueron considerados “no criminógenos”.

Un grupo bastante apreciable de investigadores se dedicó a buscar taras hereditarias de delincuentes convictos, distinguiendo taras directas (padre-madre), y taras en general (ascendientes).

El acuerdo es general en que los reincidentes tienen más del doble de taras hereditarias que los delincuentes primarios.

En otras investigaciones se ha encontrado correlación entre antecedentes de enfermedad mental y conducta antisocial o parasocial.

Es notable el resultado en lo referente a la epilepsia, pues cuando es hereditaria el número de hijos criminales es de 13% (22% hombres y 3,7% mujeres), cuando es traumática es sólo del 3,3% (Conrad).

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  • Estudio de gemelos

Los gemelos también han preocupado a los científicos dicese, los univitelinos , monocigoticos, o idénticos, es decir, los seres desarrollados en un solo ovulo que se parte durante determinado periodo de la fecundación (mitosis) estas personas realizan comportamientos similares en un porcentaje respetable.

Bivitelinos , proceden de dos óvulos fecundados al mismo tiempo, el porcentaje de conducta semejante es mucho menor

Estos estudios se refieren a las investigaciones sobre el comportamiento de los gemelos monocigóticos o monoovulares y los gemelos dicigóticos o biovulares. Las primeras investigaciones en este campo fueron propuestas por Siemens y Verschuer, y luego continuadas por otros científicos, entre ellos Curtins, Lens, Lange. Se busca a través de ellas determinar cual ha sido el comportamiento de los gemelos cuyos padres han sido delincuentes, partiendo de la hipótesis de que los gemelos monocigóticos poseen idéntica carga hereditaria, son del mismo sexo, por lo que se espera que también coincida su comportamiento. En los gemelos dicigóticos (bivitelonos) por no tener genes iguales (se forman separadamente, con plena independencia pero sincronizada pudiendo tener sexos iguales o distintos) se supone que no se van a parecer más que dos hermanos cualesquiera.  A decir de López Saiz y Codon, el parecido físico y moral de los hermanos monoovulares es extraordinario, su semejanza es tal que incluso pueden ser idénticas sus huellas dactilares, carácter individual del que con frecuencia se sirven los organismos policiales para la identificación personal.

El parecido es también psicológico, tienen iguales gustos, inclinaciones, sentimientos, inteligencia, de acuerdo con Slater. Sin embargo Pérez Viloria señala que la herencia psíquica no tiene la misma intensidad que la herencia física en estos gemelos.

  • Adopción

En relación a los estudios de adopción, consiste en el seguimiento de la conducta de criminales y no criminales, ambos adoptados o adoptivos, en su relación con los padres biológicos y adoptivos, según sean estos últimos delincuentes o no delincuentes. El componente delictivo es más verosímil que se produzca en el adoptado que tiene un padre biológico con antecedentes penales. Los índices de criminalidad en los jóvenes adoptados aumenta en función de los antecedentes criminales de los padres, más de los naturales que de los adoptivos. Por tanto, se establece la relevancia decisiva del factor genético.

  • Malformaciones cromosómicas

Otro concepto de genética criminal, es el estudio que relaciona las aberraciones o malformaciones cromosomáticas con la delincuencia, son mencionados los síndromes de turner, triple x, de klinefelter, y doble y.

El síndrome de turner: Se predica de las mujeres cuyo cariotipo o formula cromosomática es 45×0, generalmente son de talla reducida este síndrome es relacionado con el aborto.

Síndrome triple x: Se refiere a las mujeres que portan ms de dos cromosomas x, por ejemplo el cariotipo 47xxx, produce degeneración de los caracteres femeninos se vincula a comportamientos agresivos y violentos

El síndrome de Klinefelter: Tiene que ver con varones cuyo cariotipo es 47xxy, es decir, con un cromosoma femenino adicional, coeficiente escolar bajo, son jóvenes altos, delgados son relacionados como de alta peligrosidad, muestran predisposición delictiva ante los estímulos criminogenos del exterior.

Síndrome de doble yy: Se trata de los hombres que tienen un cromosoma y suplementario, son de elevada estatura respecto de sus parientes, calvicie, miopía, debilidad mental que los hace agresivos con tendencia a la criminalidad, además de tener una conducta violenta tienden a cometer delitos contra el patrimonio sin motivos precisos.

Por otro lado, se define a los enfermos mentales con tendencia a las conductas antisociales a los que desde muy pequeños presentan cierto defecto mental permanente unido a una fuerte tendencia al vicio o al acto antisocial. A continuación, en base a la reunión de diversos estudios sobre la Genética Criminal recopilados por la Dra. Angie Vázquez, se transcriben los de mayor importancia y relación en el tema de los factores endógenos de la criminalidad, aclarando que no se pretende llegar a la totalidad de factores ni profundizar en el tema, pues ocuparía demasiadas hojas, y solo se muestra una aproximación:

Trastornos bioquímicos: serotonina Richard Wurtman ha encontrado que dietas de alto carbohidratos y bajas proteínas afectan los niveles normales de la serotonina, neurotransmisor natural que cuando está en niveles alterados o anormales tiene efectos cerebrales asociados con tendencias suicidas, agresión y violencia, alcoholismo y conducta impulsiva. Las funciones normales de la serotonina son la regulación de la excitación, los estados de ánimo, la actividad sexual, la agresión y el control de los impulsos. Jeffrey Halperin comparó varones agresivos con no agresivos, ambos con diagnósticos de ADD (déficit de atención) combinado con diagnósticos de hiperactividad. Se les administró la droga fenfluramina, que provoca respuestas en el sistema serotoninergénico. Los resultados mostraron cambios positivos en los niños agresivos al bajarle los niveles de serotonina.
Condiciones congénitas: síndrome fetal alcohólico Estudios realizados por Ann Streissguth encuentran que el 6.2% de los adolescentes y adultos que muestran niveles significativos de conducta mal adaptativa nacieron bajo condiciones de Síndrome Fetal Alcohólico. Esta conducta evidenciada incluye impulsividad, falta de consideración con los demás, mentir, engañar, robar, y adicción al alcohol o drogas. También mostraron dificultad de vivir independientes a los padres, pobre juicio social y dificultades en conducta sexual, soledad y depresión. No obstante, aunque siempre se ha pensado que el alcoholismo de la madre es lo que más afecta, también se han comenzado estudios sobre el papel del alcoholismo en el padre. Estudios realizados por Theodore Cicero encuentran que los hijos de hombres alcohólicos tienden a mostrar problemas de conducta y problemas en las destrezas intelectuales. Cicero sugiere que esto está directamente relacionado con el efecto del alcohol sobre los espermatozoides o las gónadas. Cicero dice que los hijos varones de padres alcohólicos tienden a dar pobres ejecuciones en los «tests» de aprendizaje y destrezas espaciales. También demuestran tener niveles más bajos de testosterona y beta-endorfinas. Las hijas (mujeres) muestran niveles hormonales alterados en hormonas relacionadas a tensión reaccionando de forma distinta a situaciones de estrés a las féminas que no tienen el factor de padres alcohólicos. Cabe agregar las características físicas que son heredadas, como los ojos saltones, deformidades en los labios y en los miembros del cuerpo.
El efecto de golpes-traumas y alteraciones del lóbulo frontal Alan Rosembaum realizó un estudio en los que descubre que los traumas cerebrales anteceden cambios de conducta predisponiendo hacia un incremento en violencia. Muchas de estas lesiones fueron adquiridas en la infancia tanto bajo juegos como en accidentes o producto de maltrato infantil. Su estudio fue realizado con 53 hombres que golpeaban a sus esposas, 45 hombres no-violentos y felizmente casados, y 32 hombres no-violentos pero infelizmente casados. 50% de los agresores habían sufrido alguna lesión en la cabeza previa a sus patrones de violencia doméstica. De otra parte, Antonio Damasio sugiere que daños al lóbulo frontal a nivel de la corteza cerebral puede evitar que la persona pueda formarse evaluaciones de valor positivo o negativo al crear imágenes y representaciones sobre los resultados, repercusiones y consecuencias futuras de acciones al presente creando las bases de ciertas conductas sociopáticas.
Efectos nutricionales Katherine y Kenneth Rowe estudiaron grupos de niños diagnosticados con hiperactividad. Los padres les daban alimentos con colorantes como parte de sus dietas regulares. El estudio consistió en una dieta con el colorante Amarillo #5 y placebos para el grupo control. El reporte de los padres y observadores fue que se manifestó un incremento en conductas de llanto frecuente, rabietas, irritabilidad, inquietud, dificultad de conciliar el sueño, pérdida de control, y expresiones de infelicidad. Muchas de estas conductas son precisamente las que les crean problemas de ajuste escolar limitando su aprendizaje e integración a las reglas del salón de clases. Fácil ejemplo cultural de ello es el consumo de chocolates, café o refrescos de cola en niños de corta edad.
Trastornos hormonales Ante el hecho obvio de que el hombre tiende a mostrarse más agresivo que las mujeres, las hormonas masculinas (la testosterona) ha sido objeto de estudio en la conducta violenta. James Dabbs estudió 4,4462 sujetos masculinos encontrando una alta incidencia y correlación entre delincuencia, abuso de drogas tendencias hacia los excesos y riesgos en aquellos que tenían niveles más altos de lo normal y aceptable en la testosterona. En las cárceles encontró que aquellos convictos de crímenes más violentos fueron los que más altos niveles de testosterona reportaron. También encontró en los estudios de saliva de 692 convictos por crímenes sexuales que estos tenían el nivel más alto entre todos.
Alteraciones en conducta por hiperactividad orgánica Rachel Gittelman sostiene que varones hiperactivos muestran una tendencia alta de riesgo a entrar en conducta antisocial en la adolescencia. Esta tendencia es cuatro veces mayor a la de jóvenes que no son hiperactivos, y parecen tener historiales de más incidentes de arrestos, robos en la escuela, expulsión, felonías, etc. 25% de los participantes en el estudio habían sido institucionalizados por conducta antisocial.
Daños cerebrales Estudios demuestran que daños cerebrales son la regla entre asesinos y no la excepción. Pamela Blake estudió 31 asesinos con ayuda de la tecnología médica con pruebas psiconeurológicas. Estos habían sido acusados de ser miembros de mafias o violadores, ladrones, asesinos seriales, asesinos en masa, y dos habían asesinado hijos. En 20 de estos casos se pudo establecer diagnósticos neurológicos claros. Cinco casos demostraron efectos de síndrome fetal alcohólico, nueve mostraron retardo mental, uno más caso tenía hipotiroidismo; un caso tenía psicosis leve, otro más tenía retardo mental fronterizo y otro tenía hidrocefalia; tres mostraron epilepsia; tres, lesiones cerebrales y dos, demencia inducida por alcohol. Algunos mostraron combinaciones. 64.5% mostraron anormalidades en el lóbulo frontal y 29% parecían tener defectos en lóbulo temporal. 19 sujetos mostraron atrofia o cambios en la material blanca del cerebro. El 83.8% de los sujetos mostró abuso en sus infancias, y 32.3% había sido abusado sexualmente.
Intoxicaciones y contaminación ambiental Es de reciente interés el estudio del efecto de diversas fuentes de toxicidad sobre la humanidad. Un estudio formal sobre el efecto del plomo indica que produce alteraciones en la conducta hacia la violencia y la conducta antisocial. Herbert Needleman estudió 212 varones de escuela pública en Pittsburgh, entre las edades de 7-11, fueron evaluados en cuanto a la concentración de plomo en sus huesos mediante pruebas de rayos X fluorescentes. Con el paso de los años se fue denotando, según aumentaba la cantidad de plomo también los reportes de agresividad, delincuencia, quejas somáticas, depresión, ansiedad, problemas sociales, déficit de atención entre otras.

Existen muchos otras investigaciones sobre diversos factores biológicos adicionales que pueden ser leídos en la página de Crime Times la cual puede hallar en la siguiente dirección: http://www.crimetimes.org/

En cuanto a los factores psíquicos Solís Quiroga señala algunas características de los factores endógenos psíquicos y comprenden el comportamiento de la gente, el carácter, los instintos, la conciencia, el inconsciente, que se refiere a los impulsos ocultos controlados por el consiente; así como todo proceso mental, también la voluntad como toda potencia que mueve a hacer o no hacer algo y; la intención, que determina para hacer algo.

Cuando los factores hereditarios parecen predeterminar el surgimiento de una enfermedad mental, es importante prestarles atención por las causas que podría tener cierta enfermedad. Así, puede establecerse la posibilidad de investigar los factores causales.

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El ADN

La ciencia está descubriendo una de las realidades más sorprendentes de la herencia. Ésta ayuda a explicar los factores endógenos de la antisocialidad. La ciencia tiene un entendimiento más claro del mecanismo, que es tan preciso, que cumple continuamente con una serie de cambios. Esto tiene que ver con la sustancia llamada ADN, que son las siglas al nombre de ácido desoxirribonucleico. Cada ser vivo posee un código genético propio. Este código contiene todas las informaciones indispensables para el desarrollo de nuestro organismo; y claro, lo que determina nuestra tendencia hacia la antisocialidad. El ADN es el portador de la clave de la herencia.

Según Lombroso, puede existir en determinadas personas que debido a rasgos hereditarios o genéticos, hay un desarrollo direccional hacia la criminalidad. Este desarrollo direccional puede disminuirse o aumentarse mediante la acción tanto de circunstancias internas como externas. Pero no todo el desarrollo se deriva de la herencia o se predestina por el ADN, los individuos están expuestos a diversas influencias externas e internas; algunas experiencias tienen mayor impacto que otras, si el entorno se cambia, ellos cambian.

El estilo de vida de una familia define de manera decisiva los patrones que siguen una persona para su estilo de vivir, vestir, hablar, beber y otras variadas formas de actuar diario de una persona. Cabe señalar que la familia es la primera y más importante escuela que los seres humanos recibimos, y no hay algo más fuerte que pueda cambiar la educación que nos han dado en casa; a pesar de la educación escolar, es la familiar la que predomina de manera tal vez permanente. Lo anterior queda resumido en la frase de Garófalo: «la educación familiar no es más que la continuación de la herencia.»

Fuentes:

1. Criminología genética y factores endógenos de la criminalidad

2. Modelos teóricos que tratan de explicar el comportamiento criminal

3. Rodríguez Manzanera; Luis. Criminología. (en línea)

4. Archivos de criminología, criminalística y seguridad privada

5. Psicología del delincuente

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