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Cuando hacemos alusión a las tribus urbanas, bandas callejeras o juveniles en un sentido vasto nos podemos referir a las pandillas que se forman con el ánimo de reunirse, compartir ciertas afinidades e intereses y pasar el tiempo en la calle, sintiéndose como un grupo, un clan, en el cual todos sus integrantes se siente identificados. Quizás de primeras, la gran mayoría de personas tenemos idealizado el estereotipo de “banda callejera”, o el enfoque inicial que le damos a su definición, no como una agrupación juvenil, más bien relacionamos este concepto con revelación, violencia, delincuencia y criminalidad, por ello resulta un tanto espinoso adoptar una definición consensuada que abarque su origen, naturaleza y proceso de formación. No obstante, hay autores que intentan aproximarse con precisión, es el caso de Frederic Thrasher, W. B. Miller, Eurogang, David Riesman entre otros. Sin duda alguna, todos estos profesionales aportan desde su perspectiva global del concepto de banda a través de sus estudios, aspectos relevantes que lo complementan y perfeccionan, a la vez que han ido adaptándose a la evolución de las sociedades para así comprender la formación de dichas agrupaciones y escudriñar sus pautas y comportamientos.

Dentro del marco geográfico si buscamos el origen de las bandas lo encontramos en EE.UU. con la revolución industrial (s. XIX). Posteriormente en los 80 empiezan a aparecer en países latinoamericanos y es ya en los 90 con los movimientos migratorios cuando empiezan a aparecer en Europa.

La proliferación de bandas ha sido evidente en los últimos decenios por lo que existe una variada tipología (véase sección artículos de interes y vídeos), las cuales podrían clasificarse  en función a sus características e ideologías políticas, sociales, culturales y económicas. En este sentido podemos aludir a que el patrón de las bandas en función de la zona geográfica no es el mismo y se establecen unas características propias:

Bandas europeas Bandas centroamericanas
Ausencia de jerarquización y organización complejas. Son más violentas y peligrosas.
No  se encuentran vinculadas a distribución drogas, ni armas. Se encuentran vinculadas al tráfico de drogas y armas.
La violencia no es su objetivo principal (tiene un papel funcional). Se encuentran fuertemente jerarquizadas y presentan una organización compleja.
Composición étnica o racial mixta.
Gran importancia de la cultura exportada Estados Unidos.

Además de lo expuesto anteriormente existen unos factores de riesgo (elementos, circunstancias o propiedades) que incrementan la posibilidad de que el individuo adopte patrones de comportamiento delictivo. Asimismo el estudio de estos factores facilita el tratamiento de las bandas callejeras. Hablamos de cuatro ámbitos o categorías:

  1. Ámbito familiar: pobreza, familias disociadas, parientes participantes en la banda.
  2. Ámbito escolar: fracaso escolar, bajas expectativas educacionales de los alumnos, y de los padres con respecto a sus hijos, marginalidad escolar.
  3. Ámbito individual: baja autoestima, actitudes agresivas, posesión de armas de fuego, relaciones sexuales tempranas.
  4. Ámbito de los grupos de pares: apego hacia amigos con comportamiento delictivo, bajo apego hacia amigos con comportamiento convencional, socialización callejera, amigos que son miembros de alguna banda.
  5. Ámbito de la comunidad: vida en un área socialmente desorganizada, tener facilidad de posesión de drogas en el vecindario, dificultad de carácter laboral, alto nivel de inseguridad.

pandillas

La connotación político-social y cultural se denotan y están fuertemente arraigadas en lo que suscita a determinadas actuaciones de bandas callejeras, sin olvidar el relevante papel que juegan de por medio los mass media, los cuales a priori dan una visión aún más negativa y conflictiva de la figura de banda callejera.

Dentro del análisis social y  criminalístico en cuanto a la origen, naturaleza y formación de las bandas se refiere hay nutridos estudios que constatan y evidencian numerosas pautas y comportamientos de sus integrantes, lo cual facilita la labor de todos los investigadores y analistas para seguir profundizando y perfilando este campo de estudio. No obstante la complejidad que conlleva adentrarse en las entrañas de una banda exige  un seguimiento exhaustivo por parte de todos los profesionales implicados para la consecución  y obtención de resultados  y es por ello que aún sigue quedando un arduo trabajo por hacer.

Como punto final a esta entrada cito una frase del psiquiatra L.R., Marcos, a mi parecer  oportuna sobre el tema tratado en cuestión:  “Las semillas de la violencia se siembran en los primeros años de vida, se desarrollan durante la infancia y comienzan a dar sus frutos perversos en la adolescencia. Estas simientes malignas se nutren de los  aspectos crueles  del entorno y crecen estimuladas por las condiciones sociales y los valores culturales del momento, hasta llegar a formar una parte inseparable del carácter, de la personalidad o de <<la manera de ser>> del adulto.

Fuentes:

Grupos Juveniles de Carácter Violento: estrategias de intervención

Consideraciones criminológicas en torno a las bandas callejeras de origen latinoamericano en cataluña.

Luis Rojas, Marcos. Las semillas de la violencia. Espasa Calpe, 1995.