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“La información es esencialmente una cuestión de lenguaje y el lenguaje no es transparente al mundo, sino que presenta su propia opacidad a través de la cual se construye una visión, un sentido particular del mundo. Incluso la imagen que se ha considerado lo más apto  para reflejar el mundo tal como es, tiene también su propia opacidad que se puede describir claramente cuando produce efectos perversos” (Charaudeau, 2005: 12).

Vivimos y nos movemos en un entorno en el que la información se va generando constantemente y donde fluctúa a una velocidad tan vertiginosa que no somos conscientes de la gran masa de ruido procedente de todos los ámbitos de la comunicación. El problema reside en que disponer de un sistema que permita cribar y sea capaz de suministrar información de calidad es meramente imposible. La libertad de prensa y expresión es un derecho fundamental de todo ser humano por el que se han conseguido grandes avances en esta nuestra sociedad pero por el que de la misma manera se ha ido obstruyendo la vía comunicativa, donde la emisión de información ya va contaminada, el canal por el que fluye va corrompiendo lo que queda de la misma y lo resultante durante el proceso de recepción de esa información inicial es un producto dispar fuera de lo que debería considerarse como información pertinente, fidedigna y de calidad.

En este sentido cuando hablamos entre otras muchas de disciplinas como son la Psicología social y criminal, de temas concernientes a conductas delictivas, patrones de comportamientos desviados, crímenes, asesinatos, homicidios, etc. nos encontramos en un terreno minado por el que los procesos comunicativos manan y tienden a desembocar en los medios masivos de información donde el ciudadano puede encontrarse una realidad llena información altamente contaminada.

La imagen que un ciudadano cualquiera puede componerse sobre la criminalidad en su país depende, sin duda en primer lugar, de su propia experiencia como víctima o de la de sus allegados. En su defecto se convierten en fuente principal las noticias que difunden los medios en relación con la delincuencia, cuando no el mero rumor sobre la experiencia de otros.

Pero los medios de comunicación ofrecen una visión deformada de la realidad delictiva de un país. Pueden iniciar la cobertura de una supuesta ola de delitos, con independencia de los índices que aportan los datos oficiales, e igualmente ponerle fin. Este fenómeno ficticio produce, sin embargo, consecuencias muy reales: aumento de efectivos policiales, reformas legislativas o costes políticos elevados, como la posible pérdida de unas elecciones si los ciudadanos creen, con base o sin ella, que el Gobierno no puede controlar la delincuencia.

Muchos han sido los estudios que, tanto en España como en otros países del entorno cultural europeo, han analizado la interacción entre los medios de comunicación, el discurso político y la opinión pública.

Especialmente para el Gobierno de un país, los mass media constituyen una fuente importantísima de información acerca de la situación de la sociedad sobre la que ejercen su poder político, En este sentido, el contenido de la información que transmiten  los medios de comunicación social es concebido por los órganos del poder político como un fiel reflejo del estado de opinión reinante en la sociedad.mass_2

En el concreto ámbito de la delincuencia se ha afirmado en repetidas ocasiones que la continua presentación mediática de la criminalidad como una realidad dramática y amenazante despliega un desasosiego en el seno de la población, lo cual lógicamente se traslada a los órganos de poder político quienes, para seguir gozando del respaldo dela cuidadanía, se ven en la tesitura de crear nuevas estrategias para hacer frente al fenómeno de la delincuencia, bien mediante la creación de nuevas respuestas de carácter eminentemente represivo, bien, mediante la modificación de las ya existentes. Y todo ello dentro de un contexto en el que la política criminal llevada a cabo tiene, en la mayoría de los casos, un carácter marcadamente populista y simbólico.

Dicha actividad legislativa desplegada por los órganos de decisión política es nuevamente recogida por los medios de comunicación, los cuales por su parte contribuyen a justificar la necesidad y conveniencia de las leyes aprobadas para luchar contra la realidad delictiva. Todo esto da lugar a la creación de un escenario marcado por una omnipresente sensación de amenaza y miedo al delito en el seno de la sociedad, el cual aparentemente sólo puede ser abordado mediante respuestas de carácter represivo.

Pues bien, el proceso descrito en los párrafos anteriores dio origen en su día a la creación de un concepto el cual se ha asentado definitivamente en el ámbito de la Criminología cuando se trata de analizar la relación existente entre conductas desviadas, los medios de comunicación y el legislador penal. Se trata del denominado «ciclo de reforzamiento político-periodístico», el cual fue acuñado a finales de la década de 1970 por el prestigioso jurista, criminólogo y sociólogo alemán Sebastian Scheerer, actualmente director del Institut für Kriminologische Sozialforschung en la Universidad de Hamburgo (Alemania).

Para Scheerer, la consecuencia inmediata de un tratamiento alarmista de la delincuencia por parte de los medios de comunicación es un aumento de la sensación de inseguridad en el seno de la población. Esta inseguridad ciudadana es percibida por el poder político, el cual pone en marcha una serie de programas y estrategias para combatirla. Dicha actividad se producirá si cabe de un modo más frenético en el caso de que se esté en puertas de nuevas elecciones. Las medidas aprobadas por el gobierno se trasladan de nuevo al ámbito de los medios de comunicación, los cuales las utilizan (y justifican) como contenido de su discurso mediático. Finalmente se origina en la sociedad un clima de amenaza delictiva constante. Las ventajas que de este proceso se derivan para las instancias políticas y periodísticas son evidentes: para las primeras está garantizada la publicidad y el apoyo mediático de sus políticas represivas; para las segundas se asegura un aumento de su valor de mercado, principalmente como consecuencia del aumento de su tirada. Y, finalmente, la sociedad ve satisfechas sus demandas de protección ante ese aparente clima de inseguridad.

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Para el autor alemán, ese «ciclo de reforzamiento político-periodístico» evidencia que es precisamente en el ámbito de la seguridad ciudadana donde un gobierno puede demostrar una firmeza e iniciativa más efectiva, tanto desde un punto de vista mediático como social, mediante la aprobación de una legislación más represiva, a la vez que simbólica.

En la rutina legislativa, los medios de comunicación juegan en la mayoría de los casos un papel marginal. Sin embargo, conflictos de carácter estructural encuentran en ocasiones su lugar de confrontación social en el ámbito del Derecho penal. En esos casos, aquellos grupos perjudicados exigen una nueva definición típica con respecto a la valoración jurídico-moral de un comportamiento que resulta obligatorio a la generalidad, como ocurre por ejemplo con el consumo no medicinal de drogas que alteran la conciencia o con el aborto. Es aquí donde la discusión pública en torno a una norma de carácter penal es en gran medida de carácter simbólico, es decir, aquélla representa conflictos sociales sustancialmente más vastos y de gran calado. Con motivo de estos conflictos simbólicos que surgen en torno a la redefinición de los «límites morales» de un sistema social crece el interés de los medios en cuestiones legislativas, así como el interés recíproco de los productores normativos en la (influencia de la) cobertura informativa por parte de los medios de comunicación social.

1. La investigación sobre medios de comunicación y criminología en España.

En los últimos años, la investigación sobre medios de comuicación y criminología en España ha experimentado un impulso muy reseñable. Entre los innumerables factores que colaboraron para que más investigadores se interesasen por esta área del saber sin luga a dudas cabría destacar la influencia del creciente fenómeno de los «juicios mediáticos» o «crímenes mediáticos». Aunque podríamos  decir que la consolidación de la prensa diaria en España es, en cierta medida, deudora de la inclusión  de los delitos en las páginas de los periódicos (Cruz Seoane, 1996: 259-60) fue solamente a partir del «crimen Alcásser», a principios de la década de 1990, lo que coincide temporalmente con el inicio de la operación de las emisoras de televisión privadas en España, que se observa un mayor interés de los investigadores de las ciencias de la comunicación por esta temática de investigación.

medios-de-comunicacionSin embargo, gran parte de los estudios producidos por éstos, se centraron desde entonces en la relación existente entre violencia y medios de comunicación (Rodrigo Alsina et al. 2008)

Por otro lado, ya a principios de los años 2000, se observaba que investigadores de las Ciencias Jurídicas y de la Criminología pasaron a depositar más atención en los psibles efectos de los medios de comunicación tanto en la creación del medio al delito como en la inducción de procesos de reformas en la legislación penal. Ello se debió fundamentalmente a la cascada de reformas penales impulsadas por el Gobierno español, ente 2000 y 2004.

Se han ido creando líneas de investigación en España verdaderamente interdisciplinares entre la criminología y las ciencias de la comunicación que se centran en analizar temas que relacionan las Ciencias Jurídico-penales y las Ciencias de la Comunicación.

Pese a todos los esfuerzos, aún queda mucho camino por recorrer en el área de investigación situada entre la Criminología y las Ciencias de la Comunicación. Mas que buscar un espacio propio, lo que se plantea es sumar esfuerzos y aunar intereses de investigadores de todas las ciencias sociales.

La criminología mediática y la percepción social. 
2. Proceso de percepción a través de los Medios de Comunicación.
a) Conocimiento indirecto: La criminología mediática fomenta esa fascinación por el criminal; el espectador (Del lat. spectātor, -ōris) que en su 2. adj. se define como el que asiste a un espectáculo público recibe el mensaje a través de los Medios de Comunicación, en forma indirecta conoce a quiénes delinquen.Ese conocimiento indirecto puede presentarse en forma de información u opinión; con pericia o ineptitud; con sabiduría o ignorancia; como un relato o un show; etc. Es el rating o la tirada lo que define a un criminal. Los Medios de Comunicación nos dicen o nos muestran lo que creen que nos va a fascinar u horrorizar de ellos. Al respecto, en febrero de 2011, X realizó una prueba piloto en la mediatización de la causa N° 2977 que luego tramitó por ante el Tribunal en lo Criminal N. 1 del Departamento Judicial de Morón. En primer término realizó un directorio exhaustivo de todos y cada uno de los Medios de Comunicación Audiovisual y de la Prensa Escrita. Un listado completo de todos los periodistas dedicados a Policiales. Posteriormente fotocopió todo el expediente y le envió una copia a cada uno; habiendo tomado la prevención de anillarlas, titularlas y señalarlas con identificaciones tales como Pericias Criminalísticas, Historias Clínicas, etc. Adjuntó además material en 3D y fotográfico en relación al hecho. El resultado de esa prueba piloto demostró una palmaria evidencia: ningún Medio había leído la causa, ni parte de ella; todos habían reparado en las imágenes y los DVD aportados en 3D, lo que fue reiterativamente reproducido. A tal extremo influyeron los Medios de Comunicación, que en el Acuerdo de fecha 8 de Julio de 2011, hace mención a una de esas grabaciones en 3D sin haber estado incluida en la causa, conforme Art. 338, 356 y cctes. del Código Procesal de la Jurisdicción.
¿El conocimiento proviene de la información?

La Declaración de Principios de Ginebra de diciembre de 2003, con motivo de la primera fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, declaró el compromiso de los Estados de construir una Sociedad de la Información centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo, en que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida, sobre la base de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y respetando plenamente y defendiendo la Declaración Universal de Derechos Humanos. Agregó: La capacidad universal de acceder y contribuir a la información, las ideas y el conocimiento es un elemento indispensable en una Sociedad de la Información integradora.

Su segunda Fase, en Túnez 2005; todos los tratados y documentos suscriptos por nuestro país en materia de Información; la nueva Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, establecen principios y definiciones del concepto Información. Conceptos y principios que parecen ajenos a este análisis.

La respuesta entonces es negativa, lo que conocemos no deviene de la información sino (y en el mejor de los casos) de un recorte de la realidad o de una ficción armada redituable económicamente en números de ratings, venta de ejemplares, visitas en la Web, o lo que mide una determinada proporción de onda.

Este análisis económico de los Medios como empresas comerciales; nos lleva a la reflexión de Zaffaroni “El empresariado mediático como mediador de intereses financieros” Haciendo un análisis sobre las palabras del jurista, Paulo Kablan como periodista de policiales representa aquellos que pretenden mostrar sus rostros de serios formadores de opinión y de custodios de la seguridad urbana; subproducto de intereses financieros mediatizados -en este caso Daniel Hadad- por las empresas comunicacionales. La venta del canal de noticias dio por finalizado el contrato del periodista, representante de la Criminología Mediática impuesta por un sector.

Podría decirse que el conocimiento que tenemos del crimen mediatizado es un conocimiento indirecto, que en el mejor de los casos representa un recorte de la realidad, o que deviene de una opinión sin información, o representa intereses políticos o financieros del Medio de Comunicación.

b) Conocimiento subjetivo. El espectador.

Sacrificada la información, el sujeto que recibe ese “mensaje mediatizado” lo percibe individualmente, aunque innumerables veces la utilización del miedo se traduce en percepciones sociales. Sensaciones de pánico generalizadas, utilizadas políticamente, que llevan al individuo a quedarse en casa frente al televisor como única opción frente a la inseguridad. En palabras de Zaffaroni “sacrificando libertad se obtiene seguridad y orden”

Los medios como cómplices paradójicamente no solo fomentan la fascinación sino también el horror al crimen.

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El sujeto como “espectador” debe analizarse en el sentido que nos brinda la obra homónima de Ortega y Gasset: el perspectivismo. Recordando como perspectivismo a la doctrina filosófica que sostiene que toda percepción e ideación tiene lugar desde una perspectiva particular (punto de vista cognitivo). «Cada individuo -persona, pueblo, época- es un órgano insustituible para la conquista de la verdad»

GOTTFRIED WILHELM LEIBNIZ, introdujo el tema en la llamada teoría del punto de vista que definió como la proporción de la región del mundo expresada clara y distintamente por un individuo con relación a la totalidad del mundo expresado obscura y confusamente. Eso es el punto de vista.

Leibniz tiene una metáfora que ama: estamos cerca al mar y escuchamos las olas. Escuchamos el mar y oímos el ruido de una ola. Yo oigo el ruido de una ola, entonces yo tengo una apercepción: distingo una ola. Y Leibniz dice: no oirán la ola si ustedes no tienen una pequeña percepción inconsciente del ruido de cada gota de agua que se desliza la una con la otra, y que forman el objeto de las pequeñas percepciones. Está el rumor de todas las gotas de agua, y ustedes tienen su pequeña zona de claridad, ustedes captan clara y distintamente una resultante parcial de este infinito de gotas, de este infinito rumor, y ustedes producen su pequeño mundo interior, sus pequeñas propiedades.

En resumen, percibir es una nueva experiencia referente a una experiencia anterior.

Friedrich Nietzsche, varias décadas antes que Ortega y Gasset expresaba: toda representación del mundo es representación que se hace un sujeto; la idea de que podemos prescindir de la situación vital del sujeto, de sus rasgos físicos, psicológicos, históricos o biográficos, para alcanzar un conocimiento del mundo tal y como éste pueda ser (la idea de la posibilidad de un conocimiento objetivo) es un absurdo. Nietzsche considera imposible el conocimiento de la realidad en sí misma, pues toda afirmación, toda creencia, toda teoría del mundo depende del punto de vista de la persona que la ha creado.

El crimen y el criminal son traducidos por un Medio de Comunicación que brinda (en la mayoría de los casos) una opinión sin contar con toda la información; opinión influenciada por intereses políticos o financieros del Medio de Comunicación. Eso le ofrece al sujeto (espectador) la primera experiencia; luego en su proceso individual cada uno de los sujetos (recordemos el caso de los adolescentes y jóvenes ya analizado) percibe su propia experiencia.

3. El criminal necesario. Flash y opinión.

El delincuente no sería disfuncional a los Medios de Comunicación como no lo es a la sociedad, sino que hasta se transforma en un elemento necesario para el Estado y la comunidad. No importa el cómo se comunique sino el estallido que la noticia produzca, la noticia es el flash en sí no la información. Todos los espectadores recuerdan el título que se le dio al caso en la criminología mediática, no el hecho en sí.

La soberbia y la inimputabilidad de algunos comunicadores, les impide consultar a los expertos o cuando lo hacen los interrogan en relación a materias ajenas a su experticia. Se solicita siempre la opinión del consultado y no el conocimiento que nos puede trasmitir. En la criminología mediática, tal vez encontremos el Nuevo Príncipe a quién servir, utilizando las palabras de Massimo Pavarini. Intentar recuperar la función de la criminología en términos instrumentales, como por ejemplo ofrecer el propio conocimiento específico; el buen criminólogo sabe también que, en cuanto parcial y signado por opciones políticas, su conocimiento permanece acaso siempre como el único conocimiento del crimen esta sociedad.

Zaffaroni expresa las banalidades mediáticas en los títulos “Los expertos son interrogados”, “Hablan de lo obvio repitiendo el discurso mediático” “Los simuladores y los verdaderos” entre otros.

La criminología mediática se ve exacerbada en la televisión, medio que cuenta con la víctima, el criminal, las familias de ambos, los testigos, los fiscales, los abogados, etc. como actores gratuitos de un gran show.

La televisión como su propio nombre indica es «ver desde lejos» (tele), es decir, llevar ante los ojos de un público de espectadores cosas que puedan ver en cualquier sitio, desde cualquier lugar y distancia. Yen la televisión el hecho de ver prevalece sobre el hecho de hablar, en el sentido de que la voz del medio, o de un hablante, es secundaria, está en función de la imagen, comenta la imagen. Y, como consecuencia, el telespectador es más un animal vidente que un animal simbólico. Para él las cosas representadas en imágenes cuentan y pesan más que las cosas dichas con palabras. Y esto es un cambio radical de dirección, porque mientras que la capacidad simbólica distancia al horno sapiens del animal, el hecho de ver lo acerca a sus capacidades ancestrales, al género al que pertenece la especie del homo sapiens.

Algunas de las observaciones de Bourdieu permiten ahondar en el tema:

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  • La información a favor de lo escandaloso o sensacionalista.
  • El protagonismo indebido de los periodistas.
  • La competitividad primero.
  • La banalización y la falta de política en sus contenidos.
  • La parcialización de la realidad.
  • El rating como regulador de imagen.

4. La mediatización de los asesinos en serie 

4.1 Sobre la configuración y la mitificación de la figura desconcertante del asesino en serie en los textos informativos y en los textos explicativos del discurso de la prensa

Para observar la significación y la mitificación que adquiere figura desconcertante del asesino en serie en los sucesos que informan sobre casos puntuales de la actualidad y en los comentarios mítico-biográficos, hemos escogido textos difundidos por la prensa electrónica a través de Internet. Algunos de estos textos reproducen la versión impresa del diario al que pertenecen. Dentro de la prensa electrónica, hemos seleccionado ciertas páginas de periodistas especializados en el comentario y el análisis de crímenes como, por ejemplo, los artículos de Francisco Pérez Abellán en libertad digital.com o los de Carlos Cabezas López en casoabierto.com. Estos artículos presentan una visión interpretativa global sobre el comportamiento de un asesino en serie concreto viéndolo ya como un caso cerrado sobre el que se ofrece al lector un enfoque o una explicación determinada. Otros textos remiten al momento en el que el asesino ya ha sido detenido y se encuentra en una fase de interrogatorio, o al momento en el que su caso está siendo juzgado por un tribunal. Hemos escogido también alguno que informa sobre los crímenes cometidos por un asesino que todavía no ha sido detenido y cuya identidad constituye un enigma en la fecha de la edición del periódico.

Pasamos ahora a observar la configuración discursiva del asesino en serie que nos ofrecen los textos que hemos seleccionado. Aunque se trata de una exploración parcial, creemos, sin embargo, que puede ser significativa porque estos textos contribuyen (de una manera similar a cómo lo harían otros textos) a hacer comprensible para el público lector la compleja realidad del fenómeno del asesino en serie (un referente extratextual intraducible en sí mismo y cuya construcción verbal está abierta a múltiples enfoques y perspectivas). En efecto, narrando y comentando el comportamiento cruel o sanguinario de los asesinos en serie, la prensa atribuye una significación o un tipo de explicación a ese comportamiento y lo hace significativo para el público lector enfocándolo desde una determinada perspectiva (psicológica, ética, moral, jurídica, etc.) que el lector puede aceptar o criticar. En todo caso, la imagen ofrecida por los medios de comunicación ejercerá siempre una influencia importante sobre la mente del público y sobre su actitud ante los asesinos en serie.

4.2 Procedimientos de configuración y de mitificación del significado atribuido a la inquietante figura del asesino en serie en el discurso mediático.

Al tratar sobre la figura del asesino en los textos de la prensa, Dubied (2004: 236-241) señala que el personaje del serial killer ha surgido dentro de la cultura americana en la cual el mito del hombre-lobo (la bestialidad que se encuentra oculta en el interior del ser humano y que puede despertar) ha servido para configurar ciertos rasgos. El serial killer es un caso extremo de antihéroe que en Europa tiene su origen en la figura siniestra de Jack el Destripador, y que en la actualidad está dando lugar a múltiples relatos que contribuyen a modificar el imaginario colectivo. En la prensa francesa y belga, la configuración de este personaje y los programas narrativos que conlleva, se suele hacer recurriendo a ciertos elementos que aparecen con frecuencia en los relatos mediáticos de los serial killers americanos. Aquí el nombre y el calificativo que identifican al asesino se asocian al lugar donde ha cometido sus crímenes, las víctimas aparecen sonriendo en una serie de fotografías, se plantea la posible locura del criminal, se insiste sobre su total ausencia de remordimientos, etc.

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Según Dubied, en el corpus de los relatos sobre asesinos en serie destacan las figuras asociadas al ogro, al monstruo o al depredador. Cuando el asesino no ha sido detenido y su identidad constituye un enigma, los periodistas suelen recurrir a la hipótesis de la locura y a la hipótesis del juego perverso del criminal con sus víctimas o con la policía a la que ofrece falsas pistas. Al misterioso asesino en serie se le atribuye un plan delirante que funcionaría como una especie de juego de la oca fantasmal. Las hipótesis explicativas, aunque sean fruto de la imaginación, contribuyen a percibir una relación entre los acontecimientos, y suelen ir asociadas, por medio de alusiones intertextuales, al imaginario del terror y de la perversidad cultivado en relatos conocidos sobre los asesinos en serie, ya sea en el campo de la ficción (novelas o películas como, por ejemplo, El silencio de los corderos – novela de Thomas Harris pasada al cine por Jonathan Demme e interpretada por Anthony Hopkins y Jodie Foster) o ya sea en el campo de los casos reales difundidos por la prensa, o tratados en las biografías de asesinos especiales o en los testimonios de expertos. El recurso a los estereotipos desarrollados en películas, en novelas o en relatos de casos famosos, contribuye a imponer en los medios de comunicación el modelo o la imagen del serial killer americano para tratar de iluminar ante el público la oscura y enigmática identidad de un asesino en serie desconocido. Para ello, los periodistas tratan de hacer comprender el sentido de unos hechos inexplicables recurriendo a ciertas hipótesis o jugando con el suspense y con los efectos de la ficcionalización del suceso.

Por nuestra parte, creemos que el modelo observado por Dubied en el discurso de la prensa francesa, puede percibirse también en muchos textos de la prensa española redactados para informar sobre un asesino en serie que ya ha sido detenido. Ahora se trata de hacer entender la evolución y el significado de un criminal que, aunque haya sido detenido y juzgado, no por eso su identidad y su comportamiento dejan de ser un enigma difícil de explicar, y serán objeto, por eso mismo, de una especial mitificación por ser un caso muy particular y, a la vez, paradigmático.

4.2.1 El efecto de mitificación por medio del nombre y del calificativo del asesino en serie asociados al lugar donde ha cometido los crímenes.

Cuando un asesino en serie ha sido detenido y condenado, los medios de comunicación difunden su nombre rápidamente entre el público designándole con un apelativo que le va a convertir en un personaje tristemente famoso. El nombre propio suele ir acompañado de un apodo o de un calificativo que describe y evalúa su comportamiento criminal inscribiéndolo (a veces por asociación metafórica) en un campo semántico relacionado con la destrucción sangrienta de la vida (“monstruo”, “ogro”, “depredador”, “carnicero”, etc.). La designación escogida hace referencia normalmente a la manera perversa de matar a sus víctimas y también al lugar de los crímenes. Esta designación tipifica al asesino que queda así mitificado ante la opinión pública. Se le percibe entonces como un caso especial de la abominable crueldad a la que puede llegar el ser humano que se deja fascinar por el perverso placer de matar.cuchillo Si el criminal es un asesino muy popular (como el caso del “Arropiero”), su apodo basta para reconocerlo como una figura mítica. He aquí algunos ejemplos de designación de asesinos en serie:

Manuel Delgado Villegas, “El Arropiero”.

[Cuando fue detenido, la prensa le designaba con el apelativo de “EL estrangulador del Puerto”. Esto no gustó a las autoridades del Puerto de Santamaría, y se le llamó “El Arropiero” (apodo heredado de su padre, vendedor ambulante de arrope). Era un sicótico esquizofrénico de temperamento furibundo. Cometió 7 asesinatos probados entre 1964 y 1971. Otros 12 resultan verosímiles. Él confesó hasta 48].

Francisco García Escalero, «El Mendigo Asesino» o “El Mendigo psicópata”.

[Degolló en Madrid a 11 marginados, entre ellos varias mujeres, durante los años de1987 a 1993].

Jose Antonio Rodriguez Vega, “El Mataviejas de Santander”.

[Asesinó y violó a 16 mujeres de entre 61 y 93 años].

Joaquin Ferrándiz Ventura, “El Depredador de Castellón”.

[Estranguló y violó a cinco mujeres (dos estudiantes y tres prostitutas)].

Alfredo Galán, “El Asesino de la Baraja”.

[Mató a seis personas con una pistola e intentó matar otras tres en Madrid].

Enriqueta Martí, “La Vampiresa de Barcelona”.

[Era una neurótica que se creía bruja y curandera. Mató al menos 12 niños entre 1909 y 1912 (algunos hablan de 30). Aseguraba que el mejor remedio consistía en beber sangre humana caliente y aplicarse en el pecho cataplasmas de grasas infantiles].

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Margarita Sánchez Martínez, “La Viuda negra de L’Hospitalet”.

[Envenenó a un total de siete personas, entre las que se contaban su marido, su suegra y su cuñado, para apoderarse de su dinero].

Alonso López, “El Monstruo de los Andes”.

[Tras ser detenido en Ecuador confesó haber matado a 310 niñas en los años 80].

Andrei Chikatilo, “La bestia de Rostov»

[Cometió 53 crímenes entre 1978 y 1991. Mutilaba, estrangulaba y violaba a sus víctimas – mujeres jóvenes, adolescentes niñas y niños indefensos – . Era maestro y funcionario del Estado de la Unión Soviética].

Albert Desalvo, “El Estrangulador de Boston”.

[Se declaró culpable de haber violado y asesinado a 13 mujeres entre 1962 y 1964. Utilizaba una media o un pañuelo para el estrangulamiento, que dejaba anudado en torno al cuello de la víctima].

Jeffrey Dahmer, “El carnicero de Milwaukee”.

[Asesinó a 16 adolescentes de color y uno asiático. Drogaba a sus víctimas y las descuartizaba para practicar el canibalismo].

Ed Kemper, “El ogro de Santa-Cruz”.

[A los 14 años
asesinó a sus abuelos. Cuando se le declaró “recuperado” para vivir en la sociedad, estranguló y descuartizo a seis jóvenes universitarias. Descuartizó también a su madre y a una amiga de ésta. Practicó la necrofilia. Se entregó él mismo a la policía y fue condenado a cadena perpetua].

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Ted Bundy, “El asesino de mujeres” («Lady Killer»).

[Simpático e inteligente. Trabajó para el ministerio de Justicia. Asesinó al menos a 18 mujeres entre 1974 y 1978].

Michel Fourniret, “El Ogro de las Ardenas”.

[Asesinó de una manera perversa a más de siete muchachas por psicopatía de tipo sexual. Para casi todos los casos contó con la colaboración de su mujer, Monique Olivier].

Los asesinos en serie que no han sido identificados ni detenidos son designados normalmente con un calificativo que hace referencia a su modus operandi. He aquí un ejemplo: Le dépeceur de Mons (“El descuartizador de Mons”), apelativo con el que se conoce a un asesino no identificado que mutilaba y descuartizaba con una sierra a sus víctimas en la región de Mons (Bélgica) entre 1993 y 2001. Al menos 5 víctimas.

4.2.2 La figura del asesino en serie en los textos de la prensa que informan sobre un suceso de la actualidad.

Cuando se han cometido ciertos crímenes que pueden ser atribuidos a un asesino en serie que todavía no ha sido detenido y cuya identidad resulta desconocida, esto constituye un “suceso” perteneciente a la actualidad sobre el cual la prensa tiene que ofrecer una información para dar a conocer el acontecimiento y encontrar un tipo de significación. Apoyándose en fuentes fiables (la policía, los familiares de las víctimas, los testigos, etc.), el periodista no sólo va a informar sobre los hechos criminales acaecidos (¿Qué?, ¿Quién?, ¿Dónde?, ¿Cuándo?, ¿Cómo? …) dramatizando el acontecimiento y suscitando el interés y las reacciones del público lector, sino que va a proponer también ciertas explicaciones o ciertas hipótesis para aclarar el enigma de la identidad del asesino y las posibles motivaciones que guían su comportamiento criminal (¿por qué?). Para atraer la atención del lector, el discurso informativo del periodista (texto del artículo) irá precedido de un titular más o menos impactante que anuncia y sintetiza el acontecimiento cuyo contenido será precisado un poco más en el subtítulo. Incitado por la información impactante del titular, el lector puede decidir leer el texto del artículo donde encontrará el desarrollo narrativo y explicativo de los hechos. El cuerpo del artículo suele estar organizado en torno al siguiente esquema composicional.

  • Apertura o visión global de lo más significativo e impactante del acontecimiento
  • El núcleo narrativo-explicativo: reconstitución de los hechos; introducción de testimonios, declaraciones y reacciones; presentación de hipótesis o de explicaciones sobre las causas posibles del suceso y sobre las consecuencias.
  • Conclusión o cierre: el periodista vuelve sobre la situación actual del suceso o se pregunta sobre lo que puede ocurrir más adelante.

5. Enfoque criminalístico

Cuando hacemos alusión a los representantes de los mass media tenemos que tener presente que son un factor constante en la escena del crimen lo que supone:

Aspectos Positivos Aspectos negativos
prensa1. Protección del lugar, ya que en muchas ocasiones son los medios de comunicación los primeros en llegar a lugar de los hechos pues uno de los elementos de la noticia es que debe ser inmediata.2. Evitar la contaminación: en algunos casos los medios de comunicación, (previa capacitación), evitarían la contaminación de los hechos, puesto que representa la columna vertebral de una investigación exitosa siguiendo los lineaminetos establecidos.3. Estado original de la escena: Fotografías de la situación original del lugar de los hechos, ya que cuentan con esta dos herramientas en común con la Criminología (fotografía y vídeo); podrían proporcionar información sobre la posición original de los objetos, existencia de indicios que por su naturaleza y por la acción de factores meteorológicos u otra índole pudieran modificarse o desaparecer. 1. Invasión y contaminación de la escena del crimen.2. Gastos de recursos materiales y tiempo extras.3. Desprestigio y generación de desconfianza por parte de la sociedad, lo que resta credibilidad a la labor generalizada en cada uno de los departamentos de los organismos encargados de la procuración e impartición de justicia.* Como herramienta para la delincuencia:

1. Prensa escrita/mensajes: cartelones con amenzas escritas.

2. Internet: vídeo con imágenes y música de fondo. Incitación a victimizar a jóvenes y/o adolescentes por moda o estilo de vida.

3.Radio/reclutamiento: de contadores para el narcotráfico.

4. Televisión: generación de encapuchados, miedo a aparecer en TV.

5. Factor preparante: proporcionan datos a los ya delincuentes sobre modus operandi.

6. Factor desencadenante: incita a la improvisación del delito actuando como factor preparante.

7. Construcción del medio colectivo: proporciona datos irreales sobre la criminalidad en el estado creando el miedo colectivo de la sociedad a ser víctima, modificando así su ritmo de vida, interacción con sus semejantes y la reacción  ante determinadas situaciones.

8. Estigmatización del delincuente: Los medios etiquetan a las personas aun sin saber su responsabilidad o grado de participación.

 

Fuentes:

1. Herrero Cecilia, Juan. El fenómeno del asesino en serie como suceso y como comentario mítico-biográfico en el discurso de la prensa.  Biblioteca Virtual Universal. Universidad de Castilla La Mancha. [en línea]. 2010.

2. Peres-Neto, Luis. Criminología y Ciencias de la Comunicación: un fecundo campo para la investigación en ciencias sociales. INCOMURB. Universidad Autónoma de Barcelona. [en línea]. ISSN 2014-1475.

3.  Guardiola Ramos, Martín. Los medios de comunicación en materia criminal. Archivos de criminología, criminalística y seguridad privada. [en línea]. Vol. 1, agosto-septiembre 2008. ISSN:2007-2023.

 

comentarios
  1. Todas las entradas son espectaculares con muchísima e interesante información.

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