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“La información es esencialmente una cuestión de lenguaje y el lenguaje no es transparente al mundo, sino que presenta su propia opacidad a través de la cual se construye una visión, un sentido particular del mundo. Incluso la imagen que se ha considerado lo más apto  para reflejar el mundo tal como es, tiene también su propia opacidad que se puede describir claramente cuando produce efectos perversos” (Charaudeau, 2005: 12).

Vivimos y nos movemos en un entorno en el que la información se va generando constantemente y donde fluctúa a una velocidad tan vertiginosa que no somos conscientes de la gran masa de ruido procedente de todos los ámbitos de la comunicación. El problema reside en que disponer de un sistema que permita cribar y sea capaz de suministrar información de calidad es meramente imposible. La libertad de prensa y expresión es un derecho fundamental de todo ser humano por el que se han conseguido grandes avances en esta nuestra sociedad pero por el que de la misma manera se ha ido obstruyendo la vía comunicativa, donde la emisión de información ya va contaminada, el canal por el que fluye va corrompiendo lo que queda de la misma y lo resultante durante el proceso de recepción de esa información inicial es un producto dispar fuera de lo que debería considerarse como información pertinente, fidedigna y de calidad.

En este sentido cuando hablamos entre otras muchas de disciplinas como son la Psicología social y criminal, de temas concernientes a conductas delictivas, patrones de comportamientos desviados, crímenes, asesinatos, homicidios, etc. nos encontramos en un terreno minado por el que los procesos comunicativos manan y tienden a desembocar en los medios masivos de información donde el ciudadano puede encontrarse una realidad llena información altamente contaminada.

La imagen que un ciudadano cualquiera puede componerse sobre la criminalidad en su país depende, sin duda en primer lugar, de su propia experiencia como víctima o de la de sus allegados. En su defecto se convierten en fuente principal las noticias que difunden los medios en relación con la delincuencia, cuando no el mero rumor sobre la experiencia de otros.

Pero los medios de comunicación ofrecen una visión deformada de la realidad delictiva de un país. Pueden iniciar la cobertura de una supuesta ola de delitos, con independencia de los índices que aportan los datos oficiales, e igualmente ponerle fin. Este fenómeno ficticio produce, sin embargo, consecuencias muy reales: aumento de efectivos policiales, reformas legislativas o costes políticos elevados, como la posible pérdida de unas elecciones si los ciudadanos creen, con base o sin ella, que el Gobierno no puede controlar la delincuencia.

Muchos han sido los estudios que, tanto en España como en otros países del entorno cultural europeo, han analizado la interacción entre los medios de comunicación, el discurso político y la opinión pública.

Especialmente para el Gobierno de un país, los mass media constituyen una fuente importantísima de información acerca de la situación de la sociedad sobre la que ejercen su poder político, En este sentido, el contenido de la información que transmiten  los medios de comunicación social es concebido por los órganos del poder político como un fiel reflejo del estado de opinión reinante en la sociedad.mass_2

En el concreto ámbito de la delincuencia se ha afirmado en repetidas ocasiones que la continua presentación mediática de la criminalidad como una realidad dramática y amenazante despliega un desasosiego en el seno de la población, lo cual lógicamente se traslada a los órganos de poder político quienes, para seguir gozando del respaldo dela cuidadanía, se ven en la tesitura de crear nuevas estrategias para hacer frente al fenómeno de la delincuencia, bien mediante la creación de nuevas respuestas de carácter eminentemente represivo, bien, mediante la modificación de las ya existentes. Y todo ello dentro de un contexto en el que la política criminal llevada a cabo tiene, en la mayoría de los casos, un carácter marcadamente populista y simbólico.

Dicha actividad legislativa desplegada por los órganos de decisión política es nuevamente recogida por los medios de comunicación, los cuales por su parte contribuyen a justificar la necesidad y conveniencia de las leyes aprobadas para luchar contra la realidad delictiva. Todo esto da lugar a la creación de un escenario marcado por una omnipresente sensación de amenaza y miedo al delito en el seno de la sociedad, el cual aparentemente sólo puede ser abordado mediante respuestas de carácter represivo.

Pues bien, el proceso descrito en los párrafos anteriores dio origen en su día a la creación de un concepto el cual se ha asentado definitivamente en el ámbito de la Criminología cuando se trata de analizar la relación existente entre conductas desviadas, los medios de comunicación y el legislador penal. Se trata del denominado «ciclo de reforzamiento político-periodístico», el cual fue acuñado a finales de la década de 1970 por el prestigioso jurista, criminólogo y sociólogo alemán Sebastian Scheerer, actualmente director del Institut für Kriminologische Sozialforschung en la Universidad de Hamburgo (Alemania).

Para Scheerer, la consecuencia inmediata de un tratamiento alarmista de la delincuencia por parte de los medios de comunicación es un aumento de la sensación de inseguridad en el seno de la población. Esta inseguridad ciudadana es percibida por el poder político, el cual pone en marcha una serie de programas y estrategias para combatirla. Dicha actividad se producirá si cabe de un modo más frenético en el caso de que se esté en puertas de nuevas elecciones. Las medidas aprobadas por el gobierno se trasladan de nuevo al ámbito de los medios de comunicación, los cuales las utilizan (y justifican) como contenido de su discurso mediático. Finalmente se origina en la sociedad un clima de amenaza delictiva constante. Las ventajas que de este proceso se derivan para las instancias políticas y periodísticas son evidentes: para las primeras está garantizada la publicidad y el apoyo mediático de sus políticas represivas; para las segundas se asegura un aumento de su valor de mercado, principalmente como consecuencia del aumento de su tirada. Y, finalmente, la sociedad ve satisfechas sus demandas de protección ante ese aparente clima de inseguridad.

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Para el autor alemán, ese «ciclo de reforzamiento político-periodístico» evidencia que es precisamente en el ámbito de la seguridad ciudadana donde un gobierno puede demostrar una firmeza e iniciativa más efectiva, tanto desde un punto de vista mediático como social, mediante la aprobación de una legislación más represiva, a la vez que simbólica.

En la rutina legislativa, los medios de comunicación juegan en la mayoría de los casos un papel marginal. Sin embargo, conflictos de carácter estructural encuentran en ocasiones su lugar de confrontación social en el ámbito del Derecho penal. En esos casos, aquellos grupos perjudicados exigen una nueva definición típica con respecto a la valoración jurídico-moral de un comportamiento que resulta obligatorio a la generalidad, como ocurre por ejemplo con el consumo no medicinal de drogas que alteran la conciencia o con el aborto. Es aquí donde la discusión pública en torno a una norma de carácter penal es en gran medida de carácter simbólico, es decir, aquélla representa conflictos sociales sustancialmente más vastos y de gran calado. Con motivo de estos conflictos simbólicos que surgen en torno a la redefinición de los «límites morales» de un sistema social crece el interés de los medios en cuestiones legislativas, así como el interés recíproco de los productores normativos en la (influencia de la) cobertura informativa por parte de los medios de comunicación social.

1. La investigación sobre medios de comunicación y criminología en España.

En los últimos años, la investigación sobre medios de comuicación y criminología en España ha experimentado un impulso muy reseñable. Entre los innumerables factores que colaboraron para que más investigadores se interesasen por esta área del saber sin luga a dudas cabría destacar la influencia del creciente fenómeno de los «juicios mediáticos» o «crímenes mediáticos». Aunque podríamos  decir que la consolidación de la prensa diaria en España es, en cierta medida, deudora de la inclusión  de los delitos en las páginas de los periódicos (Cruz Seoane, 1996: 259-60) fue solamente a partir del «crimen Alcásser», a principios de la década de 1990, lo que coincide temporalmente con el inicio de la operación de las emisoras de televisión privadas en España, que se observa un mayor interés de los investigadores de las ciencias de la comunicación por esta temática de investigación.

medios-de-comunicacionSin embargo, gran parte de los estudios producidos por éstos, se centraron desde entonces en la relación existente entre violencia y medios de comunicación (Rodrigo Alsina et al. 2008)

Por otro lado, ya a principios de los años 2000, se observaba que investigadores de las Ciencias Jurídicas y de la Criminología pasaron a depositar más atención en los psibles efectos de los medios de comunicación tanto en la creación del medio al delito como en la inducción de procesos de reformas en la legislación penal. Ello se debió fundamentalmente a la cascada de reformas penales impulsadas por el Gobierno español, ente 2000 y 2004.

Se han ido creando líneas de investigación en España verdaderamente interdisciplinares entre la criminología y las ciencias de la comunicación que se centran en analizar temas que relacionan las Ciencias Jurídico-penales y las Ciencias de la Comunicación.

Pese a todos los esfuerzos, aún queda mucho camino por recorrer en el área de investigación situada entre la Criminología y las Ciencias de la Comunicación. Mas que buscar un espacio propio, lo que se plantea es sumar esfuerzos y aunar intereses de investigadores de todas las ciencias sociales.

La criminología mediática y la percepción social. 
2. Proceso de percepción a través de los Medios de Comunicación.
a) Conocimiento indirecto: La criminología mediática fomenta esa fascinación por el criminal; el espectador (Del lat. spectātor, -ōris) que en su 2. adj. se define como el que asiste a un espectáculo público recibe el mensaje a través de los Medios de Comunicación, en forma indirecta conoce a quiénes delinquen.Ese conocimiento indirecto puede presentarse en forma de información u opinión; con pericia o ineptitud; con sabiduría o ignorancia; como un relato o un show; etc. Es el rating o la tirada lo que define a un criminal. Los Medios de Comunicación nos dicen o nos muestran lo que creen que nos va a fascinar u horrorizar de ellos. Al respecto, en febrero de 2011, X realizó una prueba piloto en la mediatización de la causa N° 2977 que luego tramitó por ante el Tribunal en lo Criminal N. 1 del Departamento Judicial de Morón. En primer término realizó un directorio exhaustivo de todos y cada uno de los Medios de Comunicación Audiovisual y de la Prensa Escrita. Un listado completo de todos los periodistas dedicados a Policiales. Posteriormente fotocopió todo el expediente y le envió una copia a cada uno; habiendo tomado la prevención de anillarlas, titularlas y señalarlas con identificaciones tales como Pericias Criminalísticas, Historias Clínicas, etc. Adjuntó además material en 3D y fotográfico en relación al hecho. El resultado de esa prueba piloto demostró una palmaria evidencia: ningún Medio había leído la causa, ni parte de ella; todos habían reparado en las imágenes y los DVD aportados en 3D, lo que fue reiterativamente reproducido. A tal extremo influyeron los Medios de Comunicación, que en el Acuerdo de fecha 8 de Julio de 2011, hace mención a una de esas grabaciones en 3D sin haber estado incluida en la causa, conforme Art. 338, 356 y cctes. del Código Procesal de la Jurisdicción.
¿El conocimiento proviene de la información?

La Declaración de Principios de Ginebra de diciembre de 2003, con motivo de la primera fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, declaró el compromiso de los Estados de construir una Sociedad de la Información centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo, en que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida, sobre la base de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y respetando plenamente y defendiendo la Declaración Universal de Derechos Humanos. Agregó: La capacidad universal de acceder y contribuir a la información, las ideas y el conocimiento es un elemento indispensable en una Sociedad de la Información integradora.

Su segunda Fase, en Túnez 2005; todos los tratados y documentos suscriptos por nuestro país en materia de Información; la nueva Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, establecen principios y definiciones del concepto Información. Conceptos y principios que parecen ajenos a este análisis.

La respuesta entonces es negativa, lo que conocemos no deviene de la información sino (y en el mejor de los casos) de un recorte de la realidad o de una ficción armada redituable económicamente en números de ratings, venta de ejemplares, visitas en la Web, o lo que mide una determinada proporción de onda.

Este análisis económico de los Medios como empresas comerciales; nos lleva a la reflexión de Zaffaroni “El empresariado mediático como mediador de intereses financieros” Haciendo un análisis sobre las palabras del jurista, Paulo Kablan como periodista de policiales representa aquellos que pretenden mostrar sus rostros de serios formadores de opinión y de custodios de la seguridad urbana; subproducto de intereses financieros mediatizados -en este caso Daniel Hadad- por las empresas comunicacionales. La venta del canal de noticias dio por finalizado el contrato del periodista, representante de la Criminología Mediática impuesta por un sector.

Podría decirse que el conocimiento que tenemos del crimen mediatizado es un conocimiento indirecto, que en el mejor de los casos representa un recorte de la realidad, o que deviene de una opinión sin información, o representa intereses políticos o financieros del Medio de Comunicación.

b) Conocimiento subjetivo. El espectador.

Sacrificada la información, el sujeto que recibe ese “mensaje mediatizado” lo percibe individualmente, aunque innumerables veces la utilización del miedo se traduce en percepciones sociales. Sensaciones de pánico generalizadas, utilizadas políticamente, que llevan al individuo a quedarse en casa frente al televisor como única opción frente a la inseguridad. En palabras de Zaffaroni “sacrificando libertad se obtiene seguridad y orden”

Los medios como cómplices paradójicamente no solo fomentan la fascinación sino también el horror al crimen.

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El sujeto como “espectador” debe analizarse en el sentido que nos brinda la obra homónima de Ortega y Gasset: el perspectivismo. Recordando como perspectivismo a la doctrina filosófica que sostiene que toda percepción e ideación tiene lugar desde una perspectiva particular (punto de vista cognitivo). «Cada individuo -persona, pueblo, época- es un órgano insustituible para la conquista de la verdad»

GOTTFRIED WILHELM LEIBNIZ, introdujo el tema en la llamada teoría del punto de vista que definió como la proporción de la región del mundo expresada clara y distintamente por un individuo con relación a la totalidad del mundo expresado obscura y confusamente. Eso es el punto de vista.

Leibniz tiene una metáfora que ama: estamos cerca al mar y escuchamos las olas. Escuchamos el mar y oímos el ruido de una ola. Yo oigo el ruido de una ola, entonces yo tengo una apercepción: distingo una ola. Y Leibniz dice: no oirán la ola si ustedes no tienen una pequeña percepción inconsciente del ruido de cada gota de agua que se desliza la una con la otra, y que forman el objeto de las pequeñas percepciones. Está el rumor de todas las gotas de agua, y ustedes tienen su pequeña zona de claridad, ustedes captan clara y distintamente una resultante parcial de este infinito de gotas, de este infinito rumor, y ustedes producen su pequeño mundo interior, sus pequeñas propiedades.

En resumen, percibir es una nueva experiencia referente a una experiencia anterior.

Friedrich Nietzsche, varias décadas antes que Ortega y Gasset expresaba: toda representación del mundo es representación que se hace un sujeto; la idea de que podemos prescindir de la situación vital del sujeto, de sus rasgos físicos, psicológicos, históricos o biográficos, para alcanzar un conocimiento del mundo tal y como éste pueda ser (la idea de la posibilidad de un conocimiento objetivo) es un absurdo. Nietzsche considera imposible el conocimiento de la realidad en sí misma, pues toda afirmación, toda creencia, toda teoría del mundo depende del punto de vista de la persona que la ha creado.

El crimen y el criminal son traducidos por un Medio de Comunicación que brinda (en la mayoría de los casos) una opinión sin contar con toda la información; opinión influenciada por intereses políticos o financieros del Medio de Comunicación. Eso le ofrece al sujeto (espectador) la primera experiencia; luego en su proceso individual cada uno de los sujetos (recordemos el caso de los adolescentes y jóvenes ya analizado) percibe su propia experiencia.

3. El criminal necesario. Flash y opinión.

El delincuente no sería disfuncional a los Medios de Comunicación como no lo es a la sociedad, sino que hasta se transforma en un elemento necesario para el Estado y la comunidad. No importa el cómo se comunique sino el estallido que la noticia produzca, la noticia es el flash en sí no la información. Todos los espectadores recuerdan el título que se le dio al caso en la criminología mediática, no el hecho en sí.

La soberbia y la inimputabilidad de algunos comunicadores, les impide consultar a los expertos o cuando lo hacen los interrogan en relación a materias ajenas a su experticia. Se solicita siempre la opinión del consultado y no el conocimiento que nos puede trasmitir. En la criminología mediática, tal vez encontremos el Nuevo Príncipe a quién servir, utilizando las palabras de Massimo Pavarini. Intentar recuperar la función de la criminología en términos instrumentales, como por ejemplo ofrecer el propio conocimiento específico; el buen criminólogo sabe también que, en cuanto parcial y signado por opciones políticas, su conocimiento permanece acaso siempre como el único conocimiento del crimen esta sociedad.

Zaffaroni expresa las banalidades mediáticas en los títulos “Los expertos son interrogados”, “Hablan de lo obvio repitiendo el discurso mediático” “Los simuladores y los verdaderos” entre otros.

La criminología mediática se ve exacerbada en la televisión, medio que cuenta con la víctima, el criminal, las familias de ambos, los testigos, los fiscales, los abogados, etc. como actores gratuitos de un gran show.

La televisión como su propio nombre indica es «ver desde lejos» (tele), es decir, llevar ante los ojos de un público de espectadores cosas que puedan ver en cualquier sitio, desde cualquier lugar y distancia. Yen la televisión el hecho de ver prevalece sobre el hecho de hablar, en el sentido de que la voz del medio, o de un hablante, es secundaria, está en función de la imagen, comenta la imagen. Y, como consecuencia, el telespectador es más un animal vidente que un animal simbólico. Para él las cosas representadas en imágenes cuentan y pesan más que las cosas dichas con palabras. Y esto es un cambio radical de dirección, porque mientras que la capacidad simbólica distancia al horno sapiens del animal, el hecho de ver lo acerca a sus capacidades ancestrales, al género al que pertenece la especie del homo sapiens.

Algunas de las observaciones de Bourdieu permiten ahondar en el tema:

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  • La información a favor de lo escandaloso o sensacionalista.
  • El protagonismo indebido de los periodistas.
  • La competitividad primero.
  • La banalización y la falta de política en sus contenidos.
  • La parcialización de la realidad.
  • El rating como regulador de imagen.

4. La mediatización de los asesinos en serie 

4.1 Sobre la configuración y la mitificación de la figura desconcertante del asesino en serie en los textos informativos y en los textos explicativos del discurso de la prensa

Para observar la significación y la mitificación que adquiere figura desconcertante del asesino en serie en los sucesos que informan sobre casos puntuales de la actualidad y en los comentarios mítico-biográficos, hemos escogido textos difundidos por la prensa electrónica a través de Internet. Algunos de estos textos reproducen la versión impresa del diario al que pertenecen. Dentro de la prensa electrónica, hemos seleccionado ciertas páginas de periodistas especializados en el comentario y el análisis de crímenes como, por ejemplo, los artículos de Francisco Pérez Abellán en libertad digital.com o los de Carlos Cabezas López en casoabierto.com. Estos artículos presentan una visión interpretativa global sobre el comportamiento de un asesino en serie concreto viéndolo ya como un caso cerrado sobre el que se ofrece al lector un enfoque o una explicación determinada. Otros textos remiten al momento en el que el asesino ya ha sido detenido y se encuentra en una fase de interrogatorio, o al momento en el que su caso está siendo juzgado por un tribunal. Hemos escogido también alguno que informa sobre los crímenes cometidos por un asesino que todavía no ha sido detenido y cuya identidad constituye un enigma en la fecha de la edición del periódico.

Pasamos ahora a observar la configuración discursiva del asesino en serie que nos ofrecen los textos que hemos seleccionado. Aunque se trata de una exploración parcial, creemos, sin embargo, que puede ser significativa porque estos textos contribuyen (de una manera similar a cómo lo harían otros textos) a hacer comprensible para el público lector la compleja realidad del fenómeno del asesino en serie (un referente extratextual intraducible en sí mismo y cuya construcción verbal está abierta a múltiples enfoques y perspectivas). En efecto, narrando y comentando el comportamiento cruel o sanguinario de los asesinos en serie, la prensa atribuye una significación o un tipo de explicación a ese comportamiento y lo hace significativo para el público lector enfocándolo desde una determinada perspectiva (psicológica, ética, moral, jurídica, etc.) que el lector puede aceptar o criticar. En todo caso, la imagen ofrecida por los medios de comunicación ejercerá siempre una influencia importante sobre la mente del público y sobre su actitud ante los asesinos en serie.

4.2 Procedimientos de configuración y de mitificación del significado atribuido a la inquietante figura del asesino en serie en el discurso mediático.

Al tratar sobre la figura del asesino en los textos de la prensa, Dubied (2004: 236-241) señala que el personaje del serial killer ha surgido dentro de la cultura americana en la cual el mito del hombre-lobo (la bestialidad que se encuentra oculta en el interior del ser humano y que puede despertar) ha servido para configurar ciertos rasgos. El serial killer es un caso extremo de antihéroe que en Europa tiene su origen en la figura siniestra de Jack el Destripador, y que en la actualidad está dando lugar a múltiples relatos que contribuyen a modificar el imaginario colectivo. En la prensa francesa y belga, la configuración de este personaje y los programas narrativos que conlleva, se suele hacer recurriendo a ciertos elementos que aparecen con frecuencia en los relatos mediáticos de los serial killers americanos. Aquí el nombre y el calificativo que identifican al asesino se asocian al lugar donde ha cometido sus crímenes, las víctimas aparecen sonriendo en una serie de fotografías, se plantea la posible locura del criminal, se insiste sobre su total ausencia de remordimientos, etc.

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Según Dubied, en el corpus de los relatos sobre asesinos en serie destacan las figuras asociadas al ogro, al monstruo o al depredador. Cuando el asesino no ha sido detenido y su identidad constituye un enigma, los periodistas suelen recurrir a la hipótesis de la locura y a la hipótesis del juego perverso del criminal con sus víctimas o con la policía a la que ofrece falsas pistas. Al misterioso asesino en serie se le atribuye un plan delirante que funcionaría como una especie de juego de la oca fantasmal. Las hipótesis explicativas, aunque sean fruto de la imaginación, contribuyen a percibir una relación entre los acontecimientos, y suelen ir asociadas, por medio de alusiones intertextuales, al imaginario del terror y de la perversidad cultivado en relatos conocidos sobre los asesinos en serie, ya sea en el campo de la ficción (novelas o películas como, por ejemplo, El silencio de los corderos – novela de Thomas Harris pasada al cine por Jonathan Demme e interpretada por Anthony Hopkins y Jodie Foster) o ya sea en el campo de los casos reales difundidos por la prensa, o tratados en las biografías de asesinos especiales o en los testimonios de expertos. El recurso a los estereotipos desarrollados en películas, en novelas o en relatos de casos famosos, contribuye a imponer en los medios de comunicación el modelo o la imagen del serial killer americano para tratar de iluminar ante el público la oscura y enigmática identidad de un asesino en serie desconocido. Para ello, los periodistas tratan de hacer comprender el sentido de unos hechos inexplicables recurriendo a ciertas hipótesis o jugando con el suspense y con los efectos de la ficcionalización del suceso.

Por nuestra parte, creemos que el modelo observado por Dubied en el discurso de la prensa francesa, puede percibirse también en muchos textos de la prensa española redactados para informar sobre un asesino en serie que ya ha sido detenido. Ahora se trata de hacer entender la evolución y el significado de un criminal que, aunque haya sido detenido y juzgado, no por eso su identidad y su comportamiento dejan de ser un enigma difícil de explicar, y serán objeto, por eso mismo, de una especial mitificación por ser un caso muy particular y, a la vez, paradigmático.

4.2.1 El efecto de mitificación por medio del nombre y del calificativo del asesino en serie asociados al lugar donde ha cometido los crímenes.

Cuando un asesino en serie ha sido detenido y condenado, los medios de comunicación difunden su nombre rápidamente entre el público designándole con un apelativo que le va a convertir en un personaje tristemente famoso. El nombre propio suele ir acompañado de un apodo o de un calificativo que describe y evalúa su comportamiento criminal inscribiéndolo (a veces por asociación metafórica) en un campo semántico relacionado con la destrucción sangrienta de la vida (“monstruo”, “ogro”, “depredador”, “carnicero”, etc.). La designación escogida hace referencia normalmente a la manera perversa de matar a sus víctimas y también al lugar de los crímenes. Esta designación tipifica al asesino que queda así mitificado ante la opinión pública. Se le percibe entonces como un caso especial de la abominable crueldad a la que puede llegar el ser humano que se deja fascinar por el perverso placer de matar.cuchillo Si el criminal es un asesino muy popular (como el caso del “Arropiero”), su apodo basta para reconocerlo como una figura mítica. He aquí algunos ejemplos de designación de asesinos en serie:

Manuel Delgado Villegas, “El Arropiero”.

[Cuando fue detenido, la prensa le designaba con el apelativo de “EL estrangulador del Puerto”. Esto no gustó a las autoridades del Puerto de Santamaría, y se le llamó “El Arropiero” (apodo heredado de su padre, vendedor ambulante de arrope). Era un sicótico esquizofrénico de temperamento furibundo. Cometió 7 asesinatos probados entre 1964 y 1971. Otros 12 resultan verosímiles. Él confesó hasta 48].

Francisco García Escalero, «El Mendigo Asesino» o “El Mendigo psicópata”.

[Degolló en Madrid a 11 marginados, entre ellos varias mujeres, durante los años de1987 a 1993].

Jose Antonio Rodriguez Vega, “El Mataviejas de Santander”.

[Asesinó y violó a 16 mujeres de entre 61 y 93 años].

Joaquin Ferrándiz Ventura, “El Depredador de Castellón”.

[Estranguló y violó a cinco mujeres (dos estudiantes y tres prostitutas)].

Alfredo Galán, “El Asesino de la Baraja”.

[Mató a seis personas con una pistola e intentó matar otras tres en Madrid].

Enriqueta Martí, “La Vampiresa de Barcelona”.

[Era una neurótica que se creía bruja y curandera. Mató al menos 12 niños entre 1909 y 1912 (algunos hablan de 30). Aseguraba que el mejor remedio consistía en beber sangre humana caliente y aplicarse en el pecho cataplasmas de grasas infantiles].

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Margarita Sánchez Martínez, “La Viuda negra de L’Hospitalet”.

[Envenenó a un total de siete personas, entre las que se contaban su marido, su suegra y su cuñado, para apoderarse de su dinero].

Alonso López, “El Monstruo de los Andes”.

[Tras ser detenido en Ecuador confesó haber matado a 310 niñas en los años 80].

Andrei Chikatilo, “La bestia de Rostov»

[Cometió 53 crímenes entre 1978 y 1991. Mutilaba, estrangulaba y violaba a sus víctimas – mujeres jóvenes, adolescentes niñas y niños indefensos – . Era maestro y funcionario del Estado de la Unión Soviética].

Albert Desalvo, “El Estrangulador de Boston”.

[Se declaró culpable de haber violado y asesinado a 13 mujeres entre 1962 y 1964. Utilizaba una media o un pañuelo para el estrangulamiento, que dejaba anudado en torno al cuello de la víctima].

Jeffrey Dahmer, “El carnicero de Milwaukee”.

[Asesinó a 16 adolescentes de color y uno asiático. Drogaba a sus víctimas y las descuartizaba para practicar el canibalismo].

Ed Kemper, “El ogro de Santa-Cruz”.

[A los 14 años
asesinó a sus abuelos. Cuando se le declaró “recuperado” para vivir en la sociedad, estranguló y descuartizo a seis jóvenes universitarias. Descuartizó también a su madre y a una amiga de ésta. Practicó la necrofilia. Se entregó él mismo a la policía y fue condenado a cadena perpetua].

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Ted Bundy, “El asesino de mujeres” («Lady Killer»).

[Simpático e inteligente. Trabajó para el ministerio de Justicia. Asesinó al menos a 18 mujeres entre 1974 y 1978].

Michel Fourniret, “El Ogro de las Ardenas”.

[Asesinó de una manera perversa a más de siete muchachas por psicopatía de tipo sexual. Para casi todos los casos contó con la colaboración de su mujer, Monique Olivier].

Los asesinos en serie que no han sido identificados ni detenidos son designados normalmente con un calificativo que hace referencia a su modus operandi. He aquí un ejemplo: Le dépeceur de Mons (“El descuartizador de Mons”), apelativo con el que se conoce a un asesino no identificado que mutilaba y descuartizaba con una sierra a sus víctimas en la región de Mons (Bélgica) entre 1993 y 2001. Al menos 5 víctimas.

4.2.2 La figura del asesino en serie en los textos de la prensa que informan sobre un suceso de la actualidad.

Cuando se han cometido ciertos crímenes que pueden ser atribuidos a un asesino en serie que todavía no ha sido detenido y cuya identidad resulta desconocida, esto constituye un “suceso” perteneciente a la actualidad sobre el cual la prensa tiene que ofrecer una información para dar a conocer el acontecimiento y encontrar un tipo de significación. Apoyándose en fuentes fiables (la policía, los familiares de las víctimas, los testigos, etc.), el periodista no sólo va a informar sobre los hechos criminales acaecidos (¿Qué?, ¿Quién?, ¿Dónde?, ¿Cuándo?, ¿Cómo? …) dramatizando el acontecimiento y suscitando el interés y las reacciones del público lector, sino que va a proponer también ciertas explicaciones o ciertas hipótesis para aclarar el enigma de la identidad del asesino y las posibles motivaciones que guían su comportamiento criminal (¿por qué?). Para atraer la atención del lector, el discurso informativo del periodista (texto del artículo) irá precedido de un titular más o menos impactante que anuncia y sintetiza el acontecimiento cuyo contenido será precisado un poco más en el subtítulo. Incitado por la información impactante del titular, el lector puede decidir leer el texto del artículo donde encontrará el desarrollo narrativo y explicativo de los hechos. El cuerpo del artículo suele estar organizado en torno al siguiente esquema composicional.

  • Apertura o visión global de lo más significativo e impactante del acontecimiento
  • El núcleo narrativo-explicativo: reconstitución de los hechos; introducción de testimonios, declaraciones y reacciones; presentación de hipótesis o de explicaciones sobre las causas posibles del suceso y sobre las consecuencias.
  • Conclusión o cierre: el periodista vuelve sobre la situación actual del suceso o se pregunta sobre lo que puede ocurrir más adelante.

5. Enfoque criminalístico

Cuando hacemos alusión a los representantes de los mass media tenemos que tener presente que son un factor constante en la escena del crimen lo que supone:

Aspectos Positivos Aspectos negativos
prensa1. Protección del lugar, ya que en muchas ocasiones son los medios de comunicación los primeros en llegar a lugar de los hechos pues uno de los elementos de la noticia es que debe ser inmediata.2. Evitar la contaminación: en algunos casos los medios de comunicación, (previa capacitación), evitarían la contaminación de los hechos, puesto que representa la columna vertebral de una investigación exitosa siguiendo los lineaminetos establecidos.3. Estado original de la escena: Fotografías de la situación original del lugar de los hechos, ya que cuentan con esta dos herramientas en común con la Criminología (fotografía y vídeo); podrían proporcionar información sobre la posición original de los objetos, existencia de indicios que por su naturaleza y por la acción de factores meteorológicos u otra índole pudieran modificarse o desaparecer. 1. Invasión y contaminación de la escena del crimen.2. Gastos de recursos materiales y tiempo extras.3. Desprestigio y generación de desconfianza por parte de la sociedad, lo que resta credibilidad a la labor generalizada en cada uno de los departamentos de los organismos encargados de la procuración e impartición de justicia.* Como herramienta para la delincuencia:

1. Prensa escrita/mensajes: cartelones con amenzas escritas.

2. Internet: vídeo con imágenes y música de fondo. Incitación a victimizar a jóvenes y/o adolescentes por moda o estilo de vida.

3.Radio/reclutamiento: de contadores para el narcotráfico.

4. Televisión: generación de encapuchados, miedo a aparecer en TV.

5. Factor preparante: proporcionan datos a los ya delincuentes sobre modus operandi.

6. Factor desencadenante: incita a la improvisación del delito actuando como factor preparante.

7. Construcción del medio colectivo: proporciona datos irreales sobre la criminalidad en el estado creando el miedo colectivo de la sociedad a ser víctima, modificando así su ritmo de vida, interacción con sus semejantes y la reacción  ante determinadas situaciones.

8. Estigmatización del delincuente: Los medios etiquetan a las personas aun sin saber su responsabilidad o grado de participación.

 

Fuentes:

1. Herrero Cecilia, Juan. El fenómeno del asesino en serie como suceso y como comentario mítico-biográfico en el discurso de la prensa.  Biblioteca Virtual Universal. Universidad de Castilla La Mancha. [en línea]. 2010.

2. Peres-Neto, Luis. Criminología y Ciencias de la Comunicación: un fecundo campo para la investigación en ciencias sociales. INCOMURB. Universidad Autónoma de Barcelona. [en línea]. ISSN 2014-1475.

3.  Guardiola Ramos, Martín. Los medios de comunicación en materia criminal. Archivos de criminología, criminalística y seguridad privada. [en línea]. Vol. 1, agosto-septiembre 2008. ISSN:2007-2023.

 

 

criminalística

Observando la trayectoria de la Criminalística, con una disciplina integrada por un conjunto de Ciencias, Artes y Técnicas, se ha observado que la misma evoluciona y progresa, en la medida que aparecen nuevos descubrimientos científicos y tecnológicos. También se ha acrecentado su campo de estudio en todas sus especialidades, puesto que hay mayores exigencias porque la delincuencia ha aumentado notoriamente, empleando en su accionar nuevas tecnologías, métodos y estrategias. El delincuente procura siempre superar al investigador, en consecuencia utiliza todos los avances científicos, pero lamentablemente sin escrúpulos.

La Criminalística, consciente de esta situación busca permanentemente capacitar, actualizar a aquellas personas que se vuelcan hacia ella, tratando de convertirlos en auténticos protagonistas y colaboradores eficaces de la justicia penal. Continuamente nuevas tecnologías se incorporan día a día para ampliar la labor pericial, exigiendo a los especialistas a estar expectantes y en una permanente, sistemática capacitación para estar siempre a la vanguardia.

Todo investigador o auxiliar de la justicia no solo debe contar con una ética profesional incuestionable, sino sentir una gran curiosidad científica, porque esto le permitirá indagar, cuestionar, reflexionar, razonar a partir de un mínimo vestigio o indicio en un hecho criminal. Y es por ello por lo que hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

a) Aspectos jurídicos: Existen leyes, normas y reglamentos locales que rigen numerosas actividades relacionadas con la investigación de la escena del delito y el proceso criminalístico. Estas son referidas a cuestiones sobre como obtener autorización para poder acceder a la escena del delito, llevar a cabo la investigación, manipular las pruebas materiales y entregarlas al laboratorio forense, que determinan en última instancia la admisibilidad de la pruebas recogidas en la escena del delito. El incumplimiento de las mismas dan lugar a una situación en que las pruebas no puedan ser utilizadas  ante un tribunal.

b) Aspectos éticos y relativos a la dignidad humana: Independientemente de las leyes, normas y reglamentos, los códigos de conducta profesional enuncian las obligaciones éticas del personal que trabaja en la escena del delito que deberán actuar como esmero y profesionalidad, objetividad y amplitud de criterios  e imparcialidad. En el supuesto de que se produzca un conflicto entre la conservación de las pruebas y la posibilidad de salvar una vida humana, siempre se dará prioridad a la atención médica urgente.

c) Consideraciones relativas a la salud y la seguridad: El personal que trabaja en la escena del delito puede estar expuesto a diversos riesgos relacionados con la salud y la seguridad. No todos los riegos son evidentes de inmediato, y algunos pueden surgir durante el desarrollo de la investigación. Los eventuales riesgos pueden tener diversas causas:

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  • Productos químicos
  • Materiales biológicos
  • Explosivos sin detonar
  • Armas de fuego
  • Factores medioambientales
  • Estructuras poco seguras
  • Entorno inseguro
  • Otros riesgos: objetos punzantes, riesgos radiológicos, nucleares y eléctricos, gases, etc.

Los procedimientos destinados a preservar la salud y seguridad son los temas más importantes a la hora de llegar a la escena del delito y deben ser prioritarios durante todo el proceso.

Con independencia del tipo de cuerpo policial, o de institución  judicial o fiscal que en cada país lleve a cabo los trabajos de Policía Técnico-Científica en la Escena del Crimen, la investigación de ésta comprende básicamente las siguientes fases:

Primera fase: Protección y preservación del lugar de los hechos

Los objetivos que persigue esta fase son:

  1. Lograr una actuación coordinada y estructurada entre los funcionarios de las distintas unidades que concurren a la Escena del Crimen, evitando la injerencia de terceras personas o de otros funcionarios que no estén autorizados para intervenir o permanecer en dicho lugar.
  2. Asegurar, preservar y proteger el lugar de los hechos hasta la llegada de las Unidades Especializadas de Policía Técnico-Científica.
  3. Asegurar la identificación de testigos, personas implicadas y personal actuante (policial, médicos, bomberos, etcétera).
  4. Garantizar y canalizar la información que sobre el hecho se va obteniendo y generando, para su oportuna transmisión a las unidades correspondientes.

Entendamos como Lugar de los Hechos o Escena del Crimen el espacio físico que debe ser entendido en un concepto amplio, ya que su extensión depende de la naturaleza y las circunstancias del hecho que se investiga, variando su extensión de acuerdo con el hecho de que se trate, ya sea un robo o hurto, un homicidio con arma blanca o arma de fuego, un incendio, una explosión, o un accidente de tránsito, etc.

Protección del lugar: a ello corresponden todas las actuaciones y medidas adoptadas, destinadas a asegurar, proteger y preservar el lugar de los hechos, a partir del momento en que se tiene conocimiento de la comisión de un hecho presuntamente delictivo que requiere de la intervención de personal técnico-científico. El personal técnico-científico, al momento de asumir el control del lugar de los hechos, tendrá jerarquía técnica extraordinaria sobre las demás unidades intervinientes.

escena crimen

Actuación de las primeras unidades policiales intervinientes: el estudio de la escena del delito, con todo lo que ello engloba, es lo que normalmente se conoce como inspección técnico policial. También inspección ocular o reconocimiento judicial, cuando es la propia Autoridad Judicial quien la lleva a cabo. El trabajo que se realiza en la escena de crimen es de suma importancia y repercutirá en el resto del proceso de investigación el  hecho delictivo.

Cuando la policía llega al lugar del crimen, lo primero que haces es una observación general de la situación, fijándola por medio de fotografías o vídeos de todos los lugares de la escena.

Es importante acordonar la zona y establecer el espacio de la escena del crimen, dejando pasar a esa zona exclusivamente al personal que tenga que hacer algo en ella.

A continuación se procede a labores de identificación tanto de la víctima, de posibles testigos y de cualquier persona involucrada en el hecho y se espera hasta la llegada de los oficiales encargados de la investigación. Estos deberán documentar todas las actividades y observaciones que se realicen en la escena.

En cuanto a las medidas de protección podemos distinguir entre:

  • Medidas previas de actuación
  • Medidas de protección general
  • Medidas de protección según el lugar:

– Lugares/espacios abiertos: vía pública, descampados parques o espacios abiertos.

– Lugares cerrados: viviendas, establecimientos, entre otros; vehículos y similares.

Actuaciones complementarias: Por último, lo anterior debe reforzarse con un mínimo de medidas complementarias:

– Sería interesante realizar campañas ciudadanas para informar a la población de cómo actuar en casos de este tipo y de la importancia que supone su colaboración con las fuerzas de seguridad.

– Establecer cursos de formación y difundir circulares y protocolos de actuación a nivel interno para la capacitación y preparación de las unidades policiales en las labores de asegurar, proteger y preservar el lugar de los hechos.

– Establecer normas básicas de bioseguridad para la actuación general de todas las unidades intervinientes en casos especiales: cadáveres en descomposición, zonas de riesgo químico/biológico, incendios y explosiones, entre otros.

Segunda fase: Recopilación de la información preliminar

El objetivo que se persigue en esta fase es:

  1. Recopilar toda la información relativa al suceso por parte del personal técnico-científico, antes de iniciar la inspección técnico- ocular propiamente dicha, desde el momento en que se tenga conocimiento del hecho delictivo (llamada o aviso), e in situ, todo lo que aporten testigos, víctimas e incluso autores detenidos, así como las propias unidades policiales y otros cuerpos asistenciales concurrentesPlaneacionEstrategica2. Con ello se pretende saber cómo se han sucedido y desarrollado los hechos y, de esta forma, orientar la inspección técnico-científica y los medios humanos y técnicos por emplear.

Origen de la información: es muy importante contar con información oportuna en el momento de realizar la inspección técnico-ocular, ya que de ella dependen las medidas que se adoptarán para el desarrollo de la actividad pericial. De tal manera, deberán tenerse en cuenta, entre otras, las siguientes fuentes de información:

  • Registro de los datos suministrados tanto por la llamada de aviso como por el resto de información facilitada por todas las unidades intervinientes. Será conveniente establecer un formulario de recogida con los datos básicos que como mínimo deben obtenerse:
  1. Identificación del comunicante y de la unidad interviniente.
  2. Situación exacta del lugar.
  3. Descripción de lo que se ha visto.
  4. Hora del hallazgo.
  5. Número de víctimas.
  6. Otras circunstancias que califican el hecho delictivo.
  • Cuando se maneja información de filiación relativa a las víctimas, deberán iniciarse las gestiones en las diferentes bases de antecedentes para recopilar datos que permitan una identificación más rápida de aquéllas.
  • En el caso de tratarse de vehículos se consultarán los datos necesarios de identificación, como marca, modelo, color, número de matrícula y de bastidor o Número de Identificación Vehicular (vin).
  • Datos que puedan suministrar las Primeras Unidades Policiales intervinientes y otras unidades asistenciales (sanitarias, bomberos, entre otros).
  • Condiciones climáticas en el momento de la inspección técnico- ocular.
  • Testimonios de testigos, vecinos y víctimas.
  • Declaraciones de sospechosos.
  • Datos de diligencias tramitadas, denuncias previas o declaraciones tomadas.
  • Grabaciones de cámaras de seguridad, sin limitarse a las instaladas en el lugar de los hechos, incluyendo las de zonas adyacentes y las instaladas en zonas de posible acceso o salida.
  • En casos especiales de riesgo nrbq (Nuclear, Radiológico, Bacteriológico y Químico) se tendrán muy en cuenta los datos de la sintomatología de las víctimas, las condiciones medioambientales del lugar de los hechos, el confinamiento, etc., para valorar correctamente la actuación, los medios empleados y la necesidad de unidades especializadas.

Tercera fase: Observación, valoración y planificación

Los objetivos que se persiguen en esta fase son:

  1. Establecer la extensión real de la Escena del Crimen.
  2. Efectuar una adecuada planificación del trabajo en el sitio del suceso, contemplando qué recursos materiales, técnicos y de personal son necesarios.
  3. Establecer pasillos de acceso a la escena principal.

La planificación de las actividades que se llevarán a cabo durante la investigación de la Escena del Crimen es sumamente útil para el éxito de la misma. En ello radica la importancia de esta tercera fase. Considerando la información reunida en la fase anterior, deberá realizarse un análisis previo mediante la observación minuciosa de la escena del hecho delictivo con el fin de:

  • Ratificar o rectificar la disposición del cerco perimetral de protección que delimita el área de trabajo.
  • Establecer el escenario primario o principal.
  • Establecer escenarios secundarios.observación
  • Establecer pasillos y áreas limpias de trabajo.
  • Determinar la metodología que se empleará.
  • Determinar la necesidad de recursos materiales y humanos.
  • Establecer prioridades.
  • Definir los equipos de protección individual que van a utilizar los técnicos con dos objetivos: garantizar la seguridad física de los especialistas y evitar que éstos puedan contaminar el lugar.
  • Estimar el tiempo que demandará la actividad técnica para establecer tiempos de descanso, relevos y otros.
  • Elaborar hipótesis del caso.
  • Coordinar la concurrencia de otras unidades especializadas.

Esta valoración y análisis se realizará sin perjudicar o contaminar el lugar de los hechos. Deberán ser realizados por el menor número de personas posible, preferentemente por el jefe o responsable del Equipo Técnico-Científico.

Cuarta fase: Fijación del lugar de los hechos.

Los objetivos que se persiguen en esta fase son:

  • Registrar de manera general dónde y cómo se encuentra el lugar de los hechos y dejar constancia formal y oficial de tal situación, con vistas a los actos procesales y judiciales posteriores.
  • Conocer y aplicar los métodos de fijación necesarios en la escena que se investiga.

Métodos de fijación: Se entiende por métodos de fijación la aplicación de técnicas que registran las características y la situación, tanto generales como particulares, de un espacio físico. Dichos métodos se complementan entre sí de acuerdo con la extensión, la naturaleza y las circunstancias del hecho que se investiga. Se distinguen los siguientes:

  1. Descripción escrita
  2. Fijación fotográfica
  3. Fijación videográfica
  4. Fijación en planimetría
  5. Fijación en tres dimensiones

Quinta fase: Búsqueda y tratamiento de las evidencias.

Los objetivos que se persiguen en esta fase son:

  • Identificar los métodos de búsqueda de evidencias en el lugar de los hechos que permitan un adecuado manejo de la escena.
  • Buscar técnicamente las evidencias que forman parte de la escena, aplicando los métodos técnicos necesarios para tal fin.
  • Asegurar, proteger y preservar las evidencias halladas en la Escena del Crimen.
  • Recolectar técnicamente las evidencias de acuerdo con sus características conjuntamente con la documentación fotográfica, así como su ubicación planimétrica en la escena.
  • Aplicar la clasificación de las evidencias para lograr la adecuada preservación y embalaje.
  • Manejo de la Cadena de Custodia.

Métodos o técnicas de búsqueda: Deberá establecerse el mejor método de trabajo para la inspección técnico-ocular del lugar, ya que en determinadas oportunidades las evidencias son muy obvias y fáciles de localizar, pero existen otras que requieren una búsqueda más detenida y sistemática. Por ello se aconseja optar por alguno de los siguientes métodos que enunciamos a continuación:

Franjas1. Método de franjas o líneas. Consiste en hacer un rastrillaje sobre un espacio a campo abierto; es ideal para grandes dimensiones. Requiere de varias personas dispuestas en línea y que avanzan hacia adelante en una misma dirección. De hallarse algún elemento, de inmediato se da aviso al responsable del equipo sin tocar aquél.

2. Método de la cuadrícula o rejilla. Similar al de franjas, con la diferencia de que este método brinda una doble cobertura, de este a oeste y de sur a norte, formando un cuadriculado en el terreno.

3. Método de zonas, sector o cuadrante: Este método consiste en dividir el terreno en zonas y en asignarle una codificación o numeración a cada cuadro o zona. Una vez que se haya hecho así, se procederá a la inspección de cada una de ellas y, en caso de que se encuentre alguna evidencia, se hará mención del cuadro o zona que se ubicó.

4. Método respiraladial: La zona por tratar es circular o tiene forma de rueda, con un punto central; el desplazamiento se hace a lo largo de los radios de la circunferencia. La zona investigada desde el punto central hacia el exterior se vuelve más grande a medida que avanza la búsqueda.

5. Método espiral: La búsqueda se realiza del centro a la periferia o viceversa, caminando en espiral en la zona de búsqueda.

6. Método punto a punto: Se ubica una evidencia y, a partir de ésta, se demarcan los demás elementos que se encuentren en el lugar.

7. Técnica libre: Consiste en que el investigador interactúa en el lugar del hecho de forma libre, en función de su experiencia y las características del lugar.

Características de las evidencias: Las evidencias son aquellos elementos que pueden percibirse por los sentidos, ya sea directamente o con la utilización de equipos especializados que permiten la demostración posterior en la sustentación del caso que se investiga. Además, las evidencias físicas o indicios conllevan a:

  • Identificar al autor o autores del hecho.
  • Identificar la participación de los victimarios o autores en el desarrollo de los hechos.
  • Identificar las vías de acceso.
  • Identificar el tipo de lugar (hecho o hallazgo).
  • Reunir las pruebas de la comisión de un delito.
  • Reconstruir la mecánica del hecho (modus operandi).

Manejo de las evidencias: El manejo inadecuado de las evidencias conduce a su contaminación, deterioro o destrucción, siendo ésta la causa más frecuente que impide su ulterior examen en el laboratorio. Cuando llegue el momento de proceder a su levantamiento, éste se realizará con la debida técnica a fin de evitar consecuencias que impidan su análisis. Aquí se dan las siguientes indicaciones para el manejo de los indicios o evidencias:
Se procederá a levantar todas las evidencias con valor sensible significativo. Las muestras se referenciarán de forma individual antes de su fotografiado y/o videograbado y levantamiento. Se fotografiarán las evidencias de forma precisa, con fotografías de conjunto general y de detalle. Las evidencias sólo se manipularán lo estrictamente necesario. Se levantarán las evidencias en forma separada, evitando mezclarlas. Se embalarán individualmente las evidencias procurando que se mantenga su integridad e idoneidad; en todo momento se embalarán en función del tipo y características metódicamente reconocibles. Dicho embalaje se llevará a cabo conforme a las normas de procedimiento establecidas en cada unidad de Policía Técnica. En caso de indicios con posible peligrosidad física o químico-biológica se tomarán las medidas oportunas de comunicación, aviso y protección para evitar cualquier tipo de riesgo. Los embalajes se etiquetarán y referenciarán de forma adecuada. Se evitará cualquier riesgo de contaminación de las evidencias mediante los instrumentos que se utilicen para su levantamiento. Las evidencias húmedas deberán secarse antes de someterlas a embalaje. Se conservarán y guardarán los embalajes con las evidencias recogidas de forma adecuada, procediendo a refrigerarlas si fuese necesario. Para la manipulación de evidencias será de gran importancia la utilización de elementos de bioseguridad, útiles para protegerlas ante riesgos de contaminación cruzada.
En tal sentido los elementos básicos del Equipo de Protección Individual (epi) que deben llevar los especialistas son:

EPI-VISAVET

  1. Guantes.
  2. Tapabocas/mascarillas.
  3. Monogafas/gafas.
  4. Overoles/monos para trabajos especiales.
  5. Cofias/gorros.
  6. Cubrecalzado.
  7. Máscaras con filtros.
  8. Botas de protección.

Además, se tendrán en cuenta las normas existentes en cuanto a prevención de riesgos laborales y seguridad biológica. También se establecerán áreas limpias de trabajo y áreas de desechos, utilizándose todos los medios y sistemas de protección disponibles que permitan llevar a cabo un trabajo seguro en la Escena del Crimen.

Evidencias más frecuentes que pueden hallarse en la escena: Los indicios o evidencias más frecuentes que pueden hallarse en el lugar de los hechos pueden clasificarse en los siguientes grupos gené- ricos:

1. Indicios de carácter no lofoscópico.

Marcas:

  • Huellas de pisadas.
  • Rastros de neumáticos.
  • Impactos de bala/proyectil.
  • Cortes y golpes en objetos.
  • Marcas de herramientas.
  • Otros más.

 Instrumentos y herramientas: Los podríamos definir como todos aquellos elementos o efectos de los que se vale el autor para cometer un hecho delictivo:

  • Armas: de fuego, cortantes, punzocortantes, contundentes.
  • Los elementos balísticos.
  • Radiales, lanzas térmicas, sopletes, cizallas.
  • Troqueladoras.
  • Moldes de drogas, prensas.
  • Otros más.

Objetos: Los podríamos definir como todos aquellos efectos que no pertenecen al lugar y son abandonados u olvidados allí por el autor del hecho o que, perteneciendo al mismo, han sido mani- pulados por él de forma evidente:

  • Bolsas de transporte.
  • Botellas de agua, vasos, latas usadas y otros.
  • Pasamontañas, guantes.
  • Colillas de tabaco, chicles, palillos de dientes, etcétera.
  • Mochilas.
  • Otros más.

Indicios documentales: Englobarían todo tipo de documentos de identidad o de otro tipo, textos impresos y manuscritos, recogidos en el lugar del           hecho, y que pertenecen a la víctima o al autor:

  • Tarjetas de crédito.
  • Licencia de conducir.
  • Documento de identificación personal.
  • Agendas, diarios, recibos de compra.
  • Notas manuscritas.
  • Escritos con amenazas (extorsiones, estafas o secuestros).
  • Otros más.

Manchas y restos materiales. Pueden clasificarse en dos grupos:

a) Manchas y restos orgánicos (adn): Todo aquel vestigio perteneciente a fluidos biológicos o partes de un cuerpo humano, animal o vegetal: sangre, semen, elementos pilosos, tejidos, huesos, flora y especies vegeta- les, entre otros.

b) Manchas y restos inorgánicos: Todas aquellas manchas y restos no orgánicos: pinturas, óxido, fibras, tierras, residuos de disparo, entre otros.

    – Rastros: Son el conjunto de manchas o marcas con continuidad en el espacio dejados por el autor del hecho, por las víctimas, por animales o por objetos que, al desplazarse o arrastrarse, nos proporcionan información sobre su movimiento/dirección:

  • Huellas de pisadas.investigacion-de-la-escena-del-crimen--parquet_19-108840
  • Rodadas y señales de frenado de un vehículo.
  • Rastros de sangre.
  • Rastros de pinturas.
  • Rastros de tierra y barro.
  • Otros más.

2. Indicios de carácter lofoscópico: Estos indicios pueden ser:

  • Digitales. Producidos por las crestas papilares de las falanges distales de los dedos de las manos.
  • Palmares. Producidas por las crestas papilares de las palmas de las manos.
  • Plantares. Producidas por las crestas papilares de las plantas de los pies. Además, estos indicios pueden presentarse:

a) De forma visible:  Modelados/ Por sustracción/Impresos o estampados.

b) De forma latente o invisible; para su revelado o visualización se utilizarán reveladores físicos, reveladores químicos o sistemas ópticos de                             visualización.

3. Indicios entomológicos: Consisten en toda la fauna cadavérica que se genera en los estadios de descomposición de un cadáver; por lo tanto, son indicios específicos de los delitos contra las personas. Su estudio aporta datos tales como la data de la muerte, los traslados y los movimientos del cadáver, entre otros.

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4. Otogramas: huellas de oreja: Este método se utiliza en el revelado de las impresiones de oreja dejadas por el autor de un robo u otro hecho delictivo cuando apoya la oreja sobre la puerta de la vivienda o local para escuchar si hay personas adentro. Hay que tener en cuenta que muchos indicios o vestigios ofrecen la posibilidad de realizar diferentes tipos de estudios y recopilación de muestras; así, por ejemplo, un arma de fuego permite:
Estudios balísticos: estudio de vainas y balas y determinación de su participación en otros hechos delictivos.

Búsqueda de huellas latentes, incluido el cargador. Recopilación de restos orgánicos que permitan extraer adn.
La metodología general de trabajo es la siguiente:

  1. Búsqueda, referenciado y recopilación de indicios no lofoscópicos, que normalmente son evidencias susceptibles de contaminarse, perderse o degradarse.
  2. Revelado, visualización y recopilación de indicios lofoscópicos. Especial importancia tiene la inspección técnico-ocular realizada con motivo del hallazgo de una persona que ha sido objeto de muerte violenta, por lo que esta inspección debe considerar básicamente una serie de medidas y actuaciones metodológicas básicas.

La inspección ocular en delitos contra las personas: Cuando se cometen delitos contra las personas con resultado de lesiones graves o muerte, una metódica inspección ocular es funda- mental no sólo para la obtención de pruebas incriminatorias para el autor del hecho, sino además por ser una de las bases para la investigación del caso. Por ello, a continuación se expone una serie de pasos tomando como supuesto el caso de una inspección ocular con motivo de uno de los delitos más graves, como el homicidio o asesinato de una persona. Dichos pasos específicos, de acuerdo con las fases genéricas de una inspección ocular anteriormente expuestas, son:

  1. Información previa; es un paso obligatorio en toda inspección ocular. En este caso se prestará especial atención a los trabajos que el personal sanitario hubiese realizado sobre el cuerpo de la víctima y en qué posición inicial se encontraba.
  2. Realizar un reconocimiento previo y general del cadáver sin moverlo, así como del lugar, próximo y cercano, tomando las medidas de aseguramiento oportunas, con círculos lo suficientemente amplios, en caso de que las unidades de prevención y de seguridad ciudadanas no las hayan adoptado convenientemente.
  3. Se realizará un reportaje fotográfico y videográfico previo para dejar constancia del estado en que se encontraron el lugar y la víctima, así como de los diferentes indicios que aparecen allí.
  4. Se realizará un acotamiento previo, de carácter preventivo, de todos los indicios, como manchas de sangre, restos orgánicos, vainas, balas, etc., que corran el riesgo de ser estropeados antes de la llegada de la autoridad judicial, fiscal y el médico forense. Dicho acotamiento se realizará con tiza, o con cualquier refe- rencia visible, señalando el lugar donde se encuentra el indicio y advirtiendo de su presencia.
  5. No se moverá el cadáver antes de la llegada de la autoridad ministerial.
  6. Se procederá, junto con el médico forense, a examinar el cadáver en el lugar de los hechos, teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
    a) Edadb) Sexo.

    c) Posición del cuerpo.

    e) Descripción de la vestimenta.

    f) Estado del cuerpo, con especial atención en las heridas y las amputaciones que pueda presentar, con especificación de la data estimada de la muerte, etcétera.

    g) Lesiones que presenta el cuerpo.

    h) Los indicios o las evidencias que se encuentren sobre el cuerpo o en su perímetro inmediato y corran el riesgo de desaparecer o deteriorarse cuando sea movido o trasladado deberán tener prioridad de levantamiento.

    i) Se preservarán las manos con bolsas de papel para que durante la autopsia sea posible obtener probables restos orgánicos de uñas y dedos o cualquier otro indicio, sobre todo en los casos en que se aprecien signos de defensa en la víctima, si bien en caso de riesgo de pérdida de algún indicio o evidencia se procederá a recogerlo en el lugar de los hechos.

    j) Examen de la documentación que porte el cadáver.

    k) En caso de haber indicios de uso de armas, se debe utilizar el equipo de residuos de disparo antes de ser trasladado o movido el cuerpo para evitar contaminaciones o pérdida de eficacia en el levantamiento en caso de que las manos se manchen de sangre, agua o cualquier otra sustancia.

    l) Debe recogerse la fauna cadavérica (indicios entomológicos) cuando exista y se estime oportuna para estudios de data de muerte, coincidencia entre el lugar de la muerte y del hallazgo, etcétera.

  7. Se recomienda que durante el examen del cadáver se vaya elaborando un documento formalizado (protocolo de cadáveres) que guíe determinados pasos obligatorios y datos que son necesarios de obtener.
  8. Se levantará un plano o croquis del lugar, en el que figurará el cadáver en la posición en que fue hallado. Posteriormente, sobre este croquis se irán situando todos aquellos indicios localizados y que se encontraron durante el desarrollo de la inspección ocular.
  9. Una vez que se proceda al levantamiento del cadáver y a su traslado al anfiteatro, se iniciará la inspección ocular propiamente dicha con toda meticulosidad, realizándose en primer lugar la reunión de todos los indicios no lofoscópicos. Se reflejarán dichos indicios sobre el plano o croquis confeccionado.
  10. Una vez recolectados todos los indicios de carácter no lofoscópico, se procederá a la búsqueda de indicios lofoscópicos.
  11. Se tomarán las huellas de cotejo oportunas de todas aquellas personas, en un principio inocentes, que hayan estado presentes en la escena del hecho delictivo para descartar sus huellas tras su cotejo con las huellas reveladas (por ejemplo, de familiares, testigos, primeras asistencias médicas, etcétera).
  12. Se tomarán muestras indubitadas de adn de los familiares o personas que tengan acceso al lugar para descarte, en un principio.
  13. Se redactará la correspondiente acta de inspección ocular técnico-policial, que se realizará, debido a su complejidad y extensión, en dependencias policiales.
  14. Cuando se tenga el resultado de muerte violenta, se asistirá a la autopsia/necropsia del cadáver, donde se recogerán aquellos vestigios que procedan: ropas, balas que estén en el interior del cuerpo, restos orgánicos (por ejemplo, en violaciones); se cortarán las uñas para la búsqueda de restos orgánicos en caso de que se observen signos de defensa, etc., y como norma se recogerá siempre una muestra biológica indubitada para obtención de adn.

Igualmente, se obtendrá la necrorreseña completa del cadáver, incluidas las impresiones palmares y de segundas falanges, realizándose todas las gestiones de identificación oportunas, confeccionando el tríptico de cadáveres y fotografías identificativas, en caso de que se trate de una persona sin identificar, siguiendo los criterios de la Interpol para la identificación de cadáveres. Todos estos trabajos realizados durante la autopsia quedarán refleja- dos en acta independiente a la de la inspección ocular.

Sexta fase: Liberación del lugar de los hechos

La liberación del lugar de los hechos es un paso que tiene por objeto verificar la inexistencia de evidencias sin recoger, así como asegurar la retirada de los restos y el material del equipo técnico. Esta actividad es una actuación que debe ser dirigida y supervisada en cada caso por el responsable del equipo técnico o la autoridad competente; comprende las siguientes acciones:

  • Última reunión de los especialistas que han intervenido en la ins- pección ocular y revisión del trabajo realizado.
  • Examen visual para la detección de elementos de interés (evidencias), así como de material o instrumento técnico propio que quede en la zona.
  • Verificación personal pasando por cada una de las áreas de trabajo de la escena efectuando un rastreo final de forma ordenada.
  • Comprobar que todos los indicios estén debidamente reseñados, rotulados y empaquetados para su transporte.
  • Levantamiento del contenedor de residuos del material utilizado.
  • Fotografías finales del estado que guarda el lugar donde se ha realizado la inspección ocular, con fotografías de detalle en caso de sellos de viviendas, cerraduras de vehículos, entre otros.profiling

Con respecto al concepto de la técnica del criminal profiling (perfil criminológico) fue creada por el FBI y su Unidad de Ciencias del Comportamiento como una herramienta para ayudar en las investigaciones. Básicamente consiste en una técnica para describir el comportamiento y características (físicas, psicológicas, geográfica, sociales…) probables del autor desconocido de un asesinato o de una serie de asesinatos. Posteriormente, debido a su falta de metodología estándar, se han generado distintos conceptos afines que se usan indistintamente como Criminal Investigative Analysis, Ofender Profiling, Behavioral Evidence Analysis y Criminal Profile.

Para la realización del criminal porfiling, el profiler (perfilador) debe analizar varios elementos del crimen, entre ellos el análisis de la escena del crimen. Este trabajo pretende asomarse a ese análisis, mostrando cuál sería las fases, cuestiones que debe plantearse y la información que se puede extraer para la elaboración del profiling.

 Tipologías de escenas del crimen: (según Turvey)

  1. Atendiendo al ambiente en el que se encuentra la localización de la escena del crimen:
Escena de interior Aquellas que se producen en el interior de una estructura como casa, apartamentos, edificios…
Escenas de vehículos Las que se producen en el interior de vehículos de transportes tales como coches, camiones, barcos…
Escenas de exterior Las que se producen a campo abierto en parques, bosques, desiertos…
Escenas bajo agua Las que se producen en el medio acuático como pantanos, ríos, pozos…
  1. Atendiendo al contacto que se produce entre agresor y víctima:
Escena primaria Es donde existe mayor contacto entre agresor y la víctima, donde se interviene mayor tiempo y donde se realizan el mayor número de agresiones a la víctima.
Escena secundaria Donde se establece interacción entre agresor y víctima pero en menor cantidad respecto a la primaria.
Escena intermedia Es una escena intermedia entre la primaria y la de abandono del cuerpo. Es un tipo de escena secundaria que generalmente sirve para trasladar el cadáver desde la escena primaria hasta la escena donde se va a dejar el cuerpo.

Por lo general, los técnicos deben recoger antes los indicios más perecederos, usando un método de procesamiento y recolección  de la evidencia del menos intruso al más intruso.

La manipulación de la evidencia física debe hacerse de manera correcta y en las mejores condiciones posibles para que dicha evidencia puedan obtenerse resultados válidos y fiables.escena_crimen

Una vez que el indicio ha sido recolectado usando el procedimiento adecuado, éste debe ser embalado para su envío posterior al laboratorio. Una vez más, la fase de embalado también debe estar garantizada por una buena praxis ya puede hacer que un indicio importante bien recolectado se convierta en inservible al llegar al laboratorio por llegar mal embalado. En esta fase de embalado el indicio debe ir correctamente documentado mediante etiquetaje e informes.

A partir de aquí, es necesario establecer una cadena de custodia para la seguridad, el control y el transporte del indicio.

De la escena/s del crimen, la policía científica va recoger una serie de indicios que van a ser fundamentales para el desarrollo de la investigación. A efectos de una investigación criminalística entendemos como indicio o vestigio, todo aquel objeto, instrumento, resto, huella, marca, señal…que se usa y/o se produce en la comisión de un hecho, susceptible de ser recogido y de cuyo análisis se van a obtener datos sobre la existencia del hecho delictivo, sobre la identidad del autor de los hechos, sobre el modus operandi, etc.

Los indicios se puede clasificar básicamente en: biológicos, huellas y no biológicos. Los indicios que más información pueden aportar en la realización de un criminal profiling, así como qué información se puede sacar de los mismos son los siguientes:

Biológicos
  • 1. Sangre: Además de cuestiones de identificación, los rastros de sangre en la escena del crimen pueden aportar información valiosa respecto a cómo y con qué instrumento hirió el agresor a la víctima, cómo sucedieron los hechos, desplazamientos, modus operandi del criminal, conductas sádicas, de venganza…

Es importante realizar un estudio de las manchas de sangre y de la información que pueden aportan. Las manchas de sangre se pueden clasificar por su mecanismo de producción:

– Proyección: Las que se producen generalmente por la acción de la gravedad o por salpicaduras de una mancha. Dependiendo de la altura a la que caigan y de la posición la forma de la mancha será distinta, así las gotas de sangre oblicuas indican movimiento, informándonos además de la dirección en la que éste se produjo.

– Escurrimiento: El escurrimiento es la morfología que adquiere la mancha como consecuencia de la acción de la gravedad, permitiendo constatar si el cadáver u objeto que contiene la mancha ha sido modificado de su posición.

– Contacto: Son las manchas que reproducen total o parcialmente la forma del objeto que ha estado en contacto con la sangre.

– Impregnación y limpieza: Estas dos últimas formas son el resultado de la imbibición de un tejido por la sangre, de manera que solamente adoptas formas escasamente interpretables. Se producen cuando se limpia de sangre un objeto o cuerpo.

Otras informaciones de la sangre se pueden obtener del estudio de la velocidad de las gotas, las cuales pueden proporcionar datos sobre la situación de la persona que sangra, posición en la escena, instrumento de agresión…También la morfología y cantidad pueden informar del tipo de herida en cuanto al origen arterial o venosa de la sangre.

La búsqueda de sangre se debe realizar en víctima, escena, sospechoso, vehículo…Para buscar la sangre se pueden usar la observación directa o técnicas forenses como luces UV o reactivos de orientación (luminol). Ya que la obtención de pruebas de sangre se puede realizar aunque el agresor haya intentado borrar rastros de sangre, será necesario conocer este hecho para valorar la posibilidad de poseer conciencia forense por parte del agresor, así como experiencia, grado de perfeccionismo, tiempo en la escena del crimen…

La información obtenida del estudio de las manchas de sangre debe usada en el perfil, pues nos puede aportar datos sobre el modus operandi y victimología.

  • 2. Semen y fluidos vaginales: Además de cuestiones de identificación por pruebas de ADN, la existencia de este tipo de rastros biológicos nos pueden informar del sexo del agresor, de participación de una motivación sexual, conductas sexuales realizadas, tipo de relación con la víctima, sadismo, conciencia forense, experiencia delictiva…
  • 3. Otros fluidos biológicos (sudor, heces, vómitos, lágrimas…): Además de cuestiones de identificación la existencia de este tipo de rastros deberá ser valorada por el profiler para obtener datos respecto a conductas ritualistas, sádicas, de humillación a al victima (defecar sobre su cuerpo). Por ejemplo, la existencia de vómito cerca del cadáver mutilado nos puede indicar que el agresor no tiene experiencia en esta actividad, que en un momento dado ha sentido asco y repugnancia que le ha obligado a vomitar.
  • 4. Pelos, cabellos, uñas, piel descamada: Además de información identificativa, la existencia de estos rastros nos puede dar información sobre modus operandi, conducta sádica, método de control de la víctima, conductas defensivas de la víctima, fuerza del agresor, conducta ritualista (ejemplo: lavar o cortar el cabello de la victima).

 

Huellas Las huellas pueden aportar valiosa información al profiler al margen de cuestiones identificativas. Puede arrojar datos sobre el modus operandi, grado de planificación de la agresión, conciencia forense, victimología, experiencia delictiva o antecedentes penales…En el caso de mordeduras también nos podría indicar conducta de ira, sádicas…
No biológicos
  • Tóxicos, drogas, medicamentos: La existencia de estos rastros en la escena deben contrastarse con los encontradas en la autopsia para conocer si fueron usados, si se encontraban en el organismo de la victima y si es posible que también fuera usado por el agresor. Esto nos podría dar información sobre el modus operandi, método de aproximación o control de la víctima (ejemplo: la controla con un medicamento paralizador), grado de planificación de la agresión, conocimientos farmacológicos del agresor, grado de uso de la violencia física por parte del agresor, victimología (ejemplo: enfermedades de la victima), conductas sádicas o de ira…
  • Explosivos y combustibles: En el caso de perfiles sobre terroristas o incendiarios, este tipo de indicios van a aportar al perfilador información sobre el modus opernadi, conocimientos técnicos del agresor, planificación, motivación…
  • Vestidos y complementos: La existencia de vestidos o complementos nos pueden dar datos de la victimología, modus operandi (ejemplo: la victima es desnudada a la fuerza), información sobre el agresor (ejemplo: se usa para estrangular a la victima una corbata que no pertenece a la misma).
  • Documentos, voces grabadas, vídeos: Parece evidente que el análisis de este tipo de rastros son muy valiosos para la realización del perfil criminal. Documentos y voces nos pueden indicar sexo, procedencia, nivel educativo, estado emocional y psicológico, planificación. Los vídeos pueden aportar además datos físicos del agresor, modus operandi, relación con la víctima…


Círculo azul

La escena del crimen tiene una importancia vital de relación con el comportamiento geográfico del criminal. De tal manera que con el análisis geográfico de las distintas escenas del crimen junto con la correlación de determinadas características de los crímenes, sería posible establecer una zona donde puede residir el agresor y una zona donde actuaría en el futuro. A continuación podemos distinguir de forma resumida las perspectivas de investigación:

  • Análisis del método de aproximación:El método de aproximación se refiere a la forma o estrategia que usa el agresor para aproximarse a la victima (Turvey, 2006). Se pueden usar varios métodos de aproximación:
    • Sorpresa: El agresor se aproxima a la victima sorprendiéndola en un momento de vulnerabilidad, cuando la persona está ocupada, distraída o durmiendo.
    • Engaño: El agresor se aproxima a la victima engañándola para ganarse su confianza.
    • Súbitamente: Como explica Turvey, los autores Burgess y Hazelwood que establecen esta clasificación, hablan de aproximación de relámpago o súbita refiriéndose a que el agresor se acerca a la víctima e inmediatamente inicia su ataque, en cuyo caso, debería de hablarse más que de método de aproximación de método de ataque que veremos más adelante. En este caso, Turvey nos dice que la aproximación súbita podría considerarse sorpresa.
  • Análisis del método de ataque:El método de ataque se refiere al mecanismo que usa el agresor una vez que se ha aproximado a la victima para dominarla, generalmente con la fuerza o la amenaza verbal (Turvey, 2006). Puede ser:
    • Amenaza verbal: después de aproximarse la amenaza verbalmente para conseguir que haga lo que quiere.
    • Uso de fuerza con o sin arma: después de aproximarse la ataca físicamente para conseguir que haga lo que quiere, la golpea para dejarla sin capacidad de reacción.
    • Amenaza verbal y uso de arma: después de aproximarse la amenaza verbalmente con agredirla con un arma si no hace lo que quiere.
  • Análisis del método de control:Una vez que el agresor se ha aproximado a la victima, la ha atacado para dominarla y evitar su capacidad de reacción, necesita tiempo y la colaboración de la victima para poder agredirla. Para que el agresor pueda consumar su agresión, pueda manipular y someter debe tener controlada a la victima y así no tener que dedicar tiempo ni recursos a sus reacciones defensivas. Ese control se puede realizar de varias formas:
    • Usando la fuerza: golpear a la victima para dejarla inconsciente, atarla, uso de grilletes…
    • Amenazas verbales: se amenaza con hacerle daño físico o matarla si no se está quieta.
    • Con la presencia de armas: presencia de una pistola, cuchillo, barra de hierro…

    El análisis del método de aproximación, ataque y control pueden incluirse también en la evaluación del modus operandi del agresor, pero con los datos forenses y el análisis que se hace de la escena del crimen podemos obtener datos que nos ayuden a entender como son los primeros contactos y la agresión inmediata que se realizan sobre la victima. Estos datos nos aportarán unas características concretas de comportamiento y psicológicas para realizar nuestro criminal profiling.

  • Análisis de actos de precaución:Los actos precaución también suelen denominarse en el ámbito de la criminología como conciencia forense. Son acciones que realiza el agresor, antes, durante y después del crimen para ocultar, confundir y despistar a los investigadores respecto a cómo sucedieron los hechos y principalmente dirigidas impedir su identificación. En este caso, no la presencia, sino más bien la ausencia de determinados indicios o rastros que tendría que haber en la escena del crimen nos pueden indicar que el agresor ha alterado la escena para dificultar su arresto y las labores de investigación.Los actos de precaución pueden ir desde el uso de máscaras o disfraces para ocultar su identidad, uso de guantes o condones, incendio de la escena, selección de victimas desconocidas, limpiar la sangre…La existencia de estos actos de precaución nos puede informar en función de la clase y complejidad de dichos actos de un determinado nivel de conocimiento en cuestiones médicas, forenses, policiales, químicas…nos puede indicar un nivel de perfeccionamiento, planificación, improvisación…Los actos de precaución generalmente se van adquiriendo y desarrollando con la experiencia acumulada por agresor, así en su primer crimen, los actos de precaución son casi inexistentes, de ahí que sea muy importante analizar bien los primeros crímenes para encontrar datos que puedan ser enmascarados en futuros. El hecho de que pueda estar «fichado» por la policía hace que deba borrar todos los indicios forenses que puedan conducir a su identificación.La proliferación hoy en día de numerosas series de televisión sobre temas de investigación forense y criminal hace que sea más difícil establecer una experiencia criminal previa en función de los actos de precaución, ya que en esas series un criminal «novato» puede aprender muchos actos de precaución que en otras circunstancias le llevaría mucho tiempo aprender.

  • Análisis de la posible simulación de escenas: Amañar o simular la escena del crimen estaría muy relacionado con los actos de precaución solo que la simulación en este caso supone una alteración mucho más compleja, planificada y global de la escena por parte del agresor. El agresor manipula los indicios y añade rastros para que parezca la escena de otro crimen distinto al que sucedió. Por ejemplo un marido que mata a su mujer y simula la escena de un robo en la casa con el resultado además de la muerte de su esposa.Para detectar la simulación de la escena, el profiler debe analizar y valorar cada uno de los indicios y resultados forenses de la escena, análisis individualizado y de conjunto, descubriendo posibles contradicciones e incoherencias, teniendo en cuenta que las personas pueden simular pero las pruebas no.Hay que tener una visión de cada indicio dentro de la escena, dónde se encuentra, posición, cómo se relaciona con el resto de indicios, coherencia con la reconstrucción del suceso, coherencia con el resto de resultados forenses, coherencia con nuestros datos del criminal profiling, coherencia con nuestros conocimientos y experiencias sobre comportamiento y psicología criminal…Quizá es la parte del análisis de la escena del crimen que puede resultar más difícil de realizar, pero es primordial para realizar nuestro criminal profiling de manera acertada.

Séptima fase: Documentación y remisión de evidencias

La documentación tiene por objeto la elaboración de un atestado permanente y objetivo de la escena, de las pruebas materiales y de cualquier cambio que se produzca. La documentación de la escena es también el punto de partida de la cadena de custodia.

La documentación da comienzo con la llegada de la primera persona a la escena. Utilizando los medios adecuados (por ejemplo, notas, fotografías, vídeos, esbozos y mediciones) se anotan los datos de la escena tal y como se encontró inicialmente, en particular la hora de llegada, el estado de las puertas, ventanas y persianas, los olores, los indicios de actividades, etc. Asimismo se toma nota de las personas que estén presentes, entren o salgan de la escena, y los cambios que se produzcan como consecuencia de las actividades realizadas y observadas. Una vez que se hayan reconocido las pruebas materiales, se prepara una documentación pormenorizada antes de moverlas o recogerlas. Cada objeto recogido se etiqueta por separado.
El requisito de la documentación se mantiene durante todo el proceso de investigación de la escena del delito, y ulteriormente, hasta que se obtiene el resultado de los análisis de laboratorio. Esto constituye la cadena de custodia.
Cuando una persona que trabaja en la escena deja la investigación, toda la información (por ejemplo, fotografías, documentos, notas, etc.) se entrega al personal que la releve. En ese momento también se celebran reuniones informativas.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?

• Es posible que se requiera al personal que ha trabajado en la escena a que explique determinados detalles y demuestre las medidas adoptadas durante la investigación. Para ello no es suficiente fiarse sólo de la propia memoria.
• La documentación es esencial para recordar y demostrar más tarde el estado inicial en que se encontraba la escena y lo que se hizo, cuándo, cómo y por quién.
• La documentación cronológica y minuciosa es importante para velar por la “trazabilidad” y la “continuidad” de las pruebas durante todo el proceso. La cadena de custodia determina que lo que se presenta ante el tribunal guarda relación con el objeto concreto recogido en la escena del delito.
• Todos los exámenes y análisis posteriores pueden verse comprometidos si la cadena de custodia no se inicia y mantiene debidamente en la escena.

Fuentes:

  1. Noguera Ramos, Iván. La Reconstrucción de los hechos. 
  2. Otero Soriano, José Miguel et. al. Manual de buenas prácticas en la escena del crimen. [en línea]. México: INACIPE. 2ª ed, 2012. [Fecha de consulta: 26/06/2014]. ISBN: 978-607-7882-52-7
  3. La escena del delito y las pruebas materiales: sensibilización del personal no forense sobre su importancia. [en línea]. Nueva York: Naciones Unidas. 2009. [Fecha de consulta: 26/06/2014]. ISBN: 978-92-1-330201-9.
  4. Gimenez, Serrano, Jorge. La escena del crimen en el criminal profiling. [en línea]. 2009. [Fecha de consulta: 26/06/2014].

Vídeo  —  Publicado: junio 26, 2014 en Asesinos en serie, Crimen, Criminalística, Criminología, Patrones de conducta, Psicópatas
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Introducción

Asesinos en serie los ha habido siempre, en todas las épocas y en todas las culturas. Por ello no puede asegurarse, como dicen algunos, que son un producto exclusivo de nuestro tiempo. Hay quién considera triste el hecho de que no se haya podido erradicar un tipo de criminalidad tan persistente. Y quizá sea una percepmosaicoción acertada, pero la solución no es tan fácil. Hay que tener en cuenta que aún persisten ciertos desconocimientos hacia estos criminales, hacia los motivos e impulsos guardados en sus mentes que les llevan a matar y, seguidamente, por el desconocimiento hacia el propio origen de la psicopatía y la psicosis, malformaciones mentales que subyacen en prácticamente la totalidad de los asesinos seriales. Los asesinos en serie llevan siglos conformando un patrón común que sólo se desvía en pequeños detalles, como la elección de un tipo u otro de víctimas, el modo de matarlas, la mayor o menor permisividad de la época que les tocó vivir… Por lo demás, la historia siempre es la misma.

A través de la historia se han conocido una diversidad de asesinos en serie cada uno caracterizado por un tipo de conducta durante el acto criminal. Los asesinos en serie están específicamente motivados por una multiplicidad de impulsos psicológicos, sobre todo por ansias de poder y compulsión sexual. Con frecuencia tienen sentimientos de inadaptabilidad e inutilidad, algunas veces debido a humillación y abusos en la infancia y/o el apremio de la pobreza, también bajo estatus socio-económico en edad adulta. Sus crímenes compensan esto y les otorga una sensación de potencia y frecuentemente venganza, durante y después de cometer los delitos. El conocimiento de sus acciones aterroriza a comunidades enteras y con frecuencia confunden a la policía, consecuencias que son incentivo para su sensación de poder.

Después de tomar conciencia de los actos de un asesino en serie, la mayoría nos preguntamos ¿cómo es posible? ¿Qué tiene que ocurrir en la mente de un ser humano para que sea capaz de asesinar a otro semejante? ¿Qué motivaciones son las que mueven a una persona a “decidir” llegar a asesinar fría, consciente y premeditadamente?

La cuestión es que no valen las respuestas únicas, ni las simples; se trata, sin ninguna duda, de un amplio abanico de teorías explicativas que se ofrecen desde diferentes paradigmas y ciencias diferentes, así que no sólo es la Psicología la que tiene argumentos que dar, sino que la Biología, la Medicina, la Sociología, la propia Criminología entre otras tienen mucho que decir.

Definición y características

¿Cómo podemos definir al asesino en serie? Según la doctrina mayoritaria en materia criminológica, «es un sujeto que mata a tres o más personas dándose entre cada uno de los crímenes un intervalo de tiempo». Partiendo de dicho concepto, es necesario matar a tres personas como mínimo pero, ¿por qué no pueden ser cuatro o dos o ninguna? La respuesta es que se pretende que haya una voluntariedad en el sujeto.

Hay autores que defienden otras posturas y el polo opuesto lo tenemos en Berbell y Ortega que dice que basta con que haya matado a una persona y haya sido detenido por la policía. Esta postura carece de valor porque nunca podremos saber lo que va a hacer el individuo en el futuro. Otra postura es la seguida por Eggen, que fue uno de los primeros investigadores que estudiaron a los asesinos en serie. Este autor dice que es necesario con dos asesinatos, aunque después se inclinó por tres, defraudando a sus seguidores. Una tercera postura es la de algunos autores que no cuantifican el número de víctimas y parten de que sólo es necesario con la observancia de una intención de seguir matando. Esta teoría se debe desechar porque parte de criterios subjetivos, porque ¿cómo sabremos si una persona va a seguir o no matando? La postura doctrinal más influyente se inclina por la abertura de una horquilla que comprenda entre tres y cinco, aunque la mayoría de los autores abogan porque tumblr_n53944NCXa1ql3bluo1_500sean tres.

Hay una excepción a todo lo comentado anteriormente que está referida a lo que define como «PSEUDOASESINO EN SERIE», que es aquel que reúne las características propias de un asesino en serie pero no alcanza el límite cuantificativo victimal debido a causas o ingerencias externas a su voluntad y se queda en dos asesinatos, generalmente, porque es detenido. El primer caso de pseudoasesino en serie de España fue Joaquín Villalón.

La expresión “Asesino en Serie” o “Serial Killer”, es muy reciente y se difundió públicamente como consecuencia de los crímenes del que se conoce como “El Hijo de Sam”, David Berkowitz, entre 1976 y 1977.

Siguiendo, en parte las conclusiones de Steven Egger, criminólogo estadounidense que imparte clases en la Universidad de Houston, Tejas, se puede definir al “Asesino en Serie” mediante la concurrencia de los siguientes parámetros;

.- De 3 a 5 asesinatos en un lapso de tiempo, entre ellos, nunca superior a los seis meses.

.- Actuaciones criminales metódicas y similares entre sí.

.- En el lapso temporal que separa sus actos criminales, este individuo mantiene una apariencia de normalidad que viene a dificultar, en mucho, su detección en una sociedad.

.- El “Asesino en Serie” casi nunca suele mantener ningún tipo de vínculo con sus víctimas y cada nuevo asesinato parece producirse de forma aleatoria.

.- Estos asesinos se caracterizan por su aparente “sangre fría”, su elevada crueldad y cierta compulsión tendente al dominio total de la voluntad de las víctimas, también muchos destacan por cierto afán de protagonismo.

.- En su proceso educativo o en su infancia suelen detectarse episodios de malos tratos, agresiones sexuales o una importante desestructuración familiar, fanatismo religioso o vinculaciones satánicas.

.- Su motivación está asentada en factores psicopatológicos y carecen de ánimo de venganza o lucro, pese a que, frecuentemente, conserven objetos de sus víctimas, mas como “estimados trofeos” que como recompensas materiales.

.- En línea con lo anterior, cada una de sus víctimas viene a significar un “logro” o un estímulo placentero, que se dilEFDuirá con el paso del tiempo, dando lugar a una nueva compulsión para otro crimen.

.- Una predilección, casi excluyente, por víctimas asequibles o indefensas, eludiendo los enfrentamientos directos.

10º.- Carecen de impulsos autolíticos o suicidas, una vez consumada su acción criminal y, casi siempre, no sienten algún tipo de arrepentimiento o, incluso, miedo o vergüenza.

11º.- De forma muy frecuente se sabe que, en su más tierna infancia, acostumbran a torturar animales.

12º.- Cierta atracción por los representantes de la Autoridad.

13º.- Un muy frecuente indisimulado afán de protagonismo, epistolar antes de su detención y mediático cuando son juzgados.

Clasificación-Tipología

Con el pasar de los años se han hecho diferentes clasificaciones de los Asesinos en Serie, tres de ellas son las siguientes:

  • Según la zona de influencia del criminal(Holmes and Holmes, 1996 y Holmes y Deburger  1980):

        1. Asesinos en Serie viajeros: viajan miles de millas para cometer sus crímenes.

        2. Asesinos en Serie Locales: los cuales nunca dejan el lugar donde comienzan sus homicidios (ej. un estado como California).

        3. Asesinos en Serie de un lugar específico: son asesinos que nunca dejan siquiera su casa o empleo mientras comenten los homicidios.

  • Según la personalidad y sus motivos(Holmes and De Burger, 1988):

        1. Visionario: asesina debido a voces o visiones que lo obligan a matar.

        2. Orientado por una misión: tiene como meta la eliminación de un grupo o categoría de personas, ej: Prostitutas para limpiar la ciudad.

        3. Hedonista: mata porque lo emociona y es algo excitante.

        4. Lujurioso: su placer está en directa correlación con cuanto él pueda torturar a sus víctimas.

  • Según la escena del crimen( B.S.U- Unidad de Ciencias del Comportamiento del F.B.I, 1985):

  1. Desorganizados: cuimagesando se evidencia una ausencia de planeación, excesiva violencia (mutilación), víctima escogida casi al azar y empleo de un instrumento cualquiera para cometer el homicidio.

  2. Organizados: cuando hay evidencia de planeación, la víctima es seleccionada durante   semanas, poseen sus propias armas y busca una manera especial para esconder o dejar la víctima (no mutila tan a menudo como el desorganizado).

 3. Combinado: cuando se presentan características de los organizados y desorganizados. Puede insinuar que el asesino no es uno sino dos, o un cambio de planes debido a un incidente durante la cadena de asesinatos.

Otra posible clasificación atiende a la siguiente estructura:

   I. Organizados y desorganizados
  • Organizado: mostrará un estado mental de control durante sus acciones, en todo caso con una disociación emocional durante la comisión del crimen, que puede impregnar de rabia, ira, o descarga emocional, sin empatía hacia ella ni sentimiento de culpabilidad o reconocimiento de su responsabilidad sobre las acciones cometidas.
  • Desorganizado: no dispone de medio de transporte propio, participa en actividades solitarias, vive sólo o con un progenitor, mata a las víctimas como “mal menor” para despersonalizarlas después (contusiones y lesiones abundantes, múltiples en área facial y tórax fundamentalmente), puede mantener actividades parafílicas o practicar desmembramientos, normalmente con actividades fetichistas. En el albor de su desorganización  no suele ocultar el cadáver, puede volver al lugar del crimen o participar en la ceremonia funeraria para revivir el “clímax emocional” que vivió previamente, durante o después del crimen.
  II. Localizados o itinerantes La figura de itinerante fue creada por Ressler y lo define como aquel sujeto que mata a dos o más víctimas interrelacionadas por un evento de corta duración, y hay un mayor número de localizaciones, en esta persona no se da un período de enfriamiento, por lo que se califica como un híbrido entre asesino en serie y en masa, porque realiza varias acciones en períodos cortos.
 III. Visionarios-misioneros-hedonistas
  • Visionarios: Contrariamente a la opinión popular, rara vez los asesinos seriales son dementes o están motivados por alucinaciones y/o voces en sus cabezas. 
  • Misioneros: Los llamados asesinos apostólicos creen que sus actos están justificados toda vez que ellos se deshacen de cierto tipo de personas indeseables, (prostitutas o miembros de cierto grupo étnico), haciendo un favor a la sociedad.
  • Hedonistas: Este tipo asesina por el simple placer de hacerlo, aunque las características que ellos disfrutan pueden diferir.
  IV. Clasificación de Holmes y De        Burguer:
  • Psicópata sádico sexual
  • Asesino por diversión 
  • Crimen organizado
  • Envenenadores que cuidan personas

 

Estas clasificaciones son algunos intentos por lograr una organización en las investigaciones de este tipo de crímenes.

Caracterización clínica

Salfati y Bateman (2005) proponen que estos homicidios se caracterizan por un alto grado de planeación y control. Contrario a lo que se encuentra en los homicidios únicos los cuales son predominantemente impulsivos, sin planeación, con interacción emocional entre el ofensor y la víctima.

Las emociones juegan un rol importante en estos homicidios; lo que más se relaciona es la gratificación que el ofensor pueda tener durante la consumación del hecho.

El 30 a 50% de los asesinatos en serie, se relacionan más a las metas del ofensor a través del acto violento que a asesinar; razón por la cual los asesinos en serie retrasan la detección de la víctima por parte de la familia o de la policía, se apoderan de los objetos personales de la víctima, se involucran en actividades sexuales con la víctima, siendo estas actividades más importantes para el asesino que la misma acción de matar. Es importante recalcar que el ofensor trata de distanciarse psicológicamente de la víctima, tal como lo hace el asesino de una sola persona, realizando coita anal y el uso de cobertores en los ojos de las víctimas.

Canter y col. (2004) sugieren que este tipo de asesino esconde la evidencia, la destruyen o mueven el cuerpo del delito, ya que ellos han cometido crímenes previos y ya han sido encarcelados por los mismos.

 

Fases del ciclo del asesino en serie
  FASE                                                                              CONDUCTA

 Aurea                                                     Disminuye contacto con la realidad

 Rodaje/pesca                                                       Seguimiento de la víctima

 Galanteo/Seducción                                                 Seducción de la víctima

 Captura                                                                        Caída en la trampa

 Tótem/Asesinato                                                   Alto contenido emocional

 Fetiche                                                                    Recuerdo de la víctima

 Depresivo                                                                               Postmortem

 Meseta                                                                   Contemplación y calma

                                               

El asesino serial típico sigue un modelo gradual de desarrollo que ha sido descrito en siete fases por el doctor Joel Norris, uno de los expertos norteamericanos en el tema.

1. Fase áurea: el proceso se inicia cuando un potencial asesino comienza a retraerse a su mundo de fantasías. Mientras actua normalmente, en su interior la idea del crimen se va gestando. Su contacto con la realidad se debilita y su mente comienza a ser dominada por sueños diurnos de muerte y destrucción. Gradualmente, la necesidad de liberar sus fantasías dementes llega a convertirse en una compulsión.

2. Fase de pesca: como un pescador que recorre su presa, el asesino comienza la búsqueda donde cree que puede hallar el tipo preciso de víctima. Puede elegir el patio de una escuela, una zona de prostitución callejera, un centro comercial o una iglesia y allí marcar su blanco.

3. Fase de seducción: el asesino siente un placer especial en atraer a sus víctimas generando un falso sentimiento de seguridad, burlando sus defensas. Algunos asesinos seriales son tan seductores y tienen una apariencia tan inofensiva, que no les resulta difícil convencer a unatumblr_n57552BlSL1r8lutfo1_500 mujer para que suba a su coche. Otros seducen con la promesa de dinero, trabajo, un lugar para pasar la noche o simplemente juguetes.

4. Fase de captura: consiste en cerrar la trampa. Ver las reacciones de la víctima aterrorizada es parte del juego sádico. Es el momento en el que una mujer que ha subido al automóvil de un desconocido amable descubre que van en la dirección equivocada y que la puerta sobre el lado del pasajero no tiene manija.

5. Fase del asesinato: si el crimen es un sustituto del sexo, como es frecuente, el momento de la muerte es el clímax que buscaba desde que comenzó a fantasear con el crimen. Es frecuente que muchos psicópatas experimenten un orgasmo mientras matan. Y así como la gente normal tiene sus posiciones favoritas, los asesinos seriales tienen sus preferencias homicidas: algunos disfrutan estrangulando, otros golpeando o acuchillando.

6. Fase fetichista: al igual que el sexo, el asesinato ofrece un placer intenso, pero transitorio. Para prolongar la experiencia, durante el período previo al siguiente asesinato, el homicida guarda un fetiche asociado a la víctima que puede ser desde una billetera hasta un trozo del cuerpo.

7. Fase depresiva: después del crimen, el asesino serial experimenta una etapa depresiva, equivalente a la tristeza pos-coital. La crisis puede ser tan profunda como para intentar suicidarse. Sin embargo, la respuesta más frecuente es un renovado deseo de matar.

8. Fase de meseta: El asesino se tranquiliza, recuerda sus crímenes, contempla los objetos obtenidos, reúne recortes de prensa sobre el suceso, se dedica a escribir cartas, se acerca a los sitios donde ha matado, intenta establecer contacto con familiares de sus víctimas y autoridades policíacas, e inclusiva asiste a las exequias. Este periodo de supuesta calma dura hasta que las fantasías y la necesidad de matar retornan.

Copy Cat

Es una persona que se caracteriza por imitar los crímenes que han cometido algunos asesinos famosos, o que han sido muy reconocidos de tiempo atrás, es decir es un asesino en serie que imita a otro.

Hay que diferenciarlo de aquella persona que asesina con el objetivo de desviar la investigación policial y así poner en libertad a un acusado de asesinato, esto no se considera Copy cat.

Por lo tanto la característica del Copy cat es aquella persona que desarrolla sus acciones imitando casos anteriores, asumiendo los mismos parámetros del primer autor, este imita pero pasado cierto tiempo. En consecuencia presenta dos características, la primera: hay diferencia de años entre el asesinato original y el imcomo-surge-un-asesino-portada2itado. La segunda: no logra realizar los actos de forma perfecta como el autor original, es decir, copia pero nunca tiene la misma destreza, por ello son detenidos fácilmente.

A continuación según Ramón Maciá Gómez podemos distinguir atendiendo a los rasgos más distintivos o especiales algunos casos de asesinos en serie:

1º.- Jesse Pomeroy, prototipo de “Asesino en Serie Infantil”.

2º.-Robert Berdella nació en 1939 en Ohio, prototipo del “Asesino en Serie de Homosexuales”.

3º.- Jerome Henry Brudos, ejemplo del “Asesino en Serie Fetichista”.

4º.- Albert Fish, nacido en 1870 en Washington puede ser considerado el paradigma de un “Asesino Serial Caníbal y Masoquista”.

5º.- Jeffrey Lionel Dahmer, representa al “Asesino en Serie Necrofílico”.

6º.- Edward Theodore Gein representaría a la figura del “Asesino en Serie condicionado por el Medio Familiar”.

7º.- Aileen Wuornos es la representante de la “Mujer Asesina en Serie”.

8º.- David Berkowitz, nacido en 1953, en Nueva York representa el estereotipo del “Asesino en Serie Satánico”.

9º.- Andrei Romanovich Chikatilo que bien puede ser un esquema válido del prototipo de “Asesino en Serie Sádico Sexual”.

10º.- Ángel Maturino Resendiz representa el tipo de “Asesino Serial Carente de Modus Operandi Definido”.

11º.- Richard Ramírez, paradigma del “Asesino en Serie Compulsivo”.

12º.- Gerard John Schaeler representa al “Asesino Serial Incógnito”.

Con esta docena de personajes daremos por concluida la tipología de los “Asesinos en Serie”, si bien, cabrían otras clasificaciones diferentes y somos muy conscientes de que se han quedado algunas por el camino.

Estadísticas según género

Hombres: Según una publicación autorizada en una fuente seria como es la web del Dr. Mike Aamodt (profesor emérito del Departamento de Psicología de la Universidad de Radford), los datos indicaban, a la fecha del 07/10/2010 (última actualización de las itumblr_n4r2jxSPUx1tq5oaao1_500nvestigaciones), que a nivel mundial el porcentaje de asesinos seriales masculinos era de 88.1%. Queda entonces patente que la tendencia al asesinato violento es algo propiamente masculino, aunque hay mujeres que caen en este patrón y son excepciones en su género. La razón estadística es evidente: el porcentaje de asesinos seriales masculinos es mucho mayor que el de asesinas seriales y, dentro de las pocas asesinas seriales, la mayoría emplean el método no violento del envenenamiento. Así, lo anterior sugiere que en el fondo de la cuestión está el hecho de que el hombre es mucho más proclive a la violencia física. Enumerando algunas causas posibles para ese hecho y por ende para el hecho de que haya más asesinos seriales que asesinas seriales, se tiene lo siguiente:

1) Biológicamente, el hombre tiene mucha más testosterona, hormona que lo predispone a un mayor índice de agresividad.

2) El hombre tiende a exteriorizar la tensión, lo cual puede expresarse en hostilidad; en cambio, la mujer tiende a interiorizar la tensión, pudiendo caer en la depresión.

3) El miedo es un mecanismo de control y la mujer, por su debilidad física y hasta cierto punto por condicionamiento cultural, tiende a autopercibirse en una situación desfavorable en cuanto a su potencial para ejercer la violencia física, experimentando así un miedo que se suma a una inseguridad inherente a la necesidad de protección-seguridad que históricamente la sociedad ha programado en ella; evidencia de esto, es el hecho de que el lucro sea lo que más motiva a asesinar a las mujeres, siendo que aquel lucro representa un potencial de protección material (la seguridad que tiende a buscar por su programación cultural).

Por su parte, el hombre tiene mayor fuerza física y su programación histórico-cultural lo orienta hacia una percepción en la que masculinidad va de la mano con “fuerza” “emprendimiento”, “autosuficiencia” y otras características en esa misma línea.

Mujeres: Según la misma fuente —la web del Dr. Mike Aamodt— empleada para señalar el porcentaje de asesinos seriales, se tiene que el porcentaje mundial de asesinas seriales sería de 11.9%. Evidentemente las cifras son solo aproximaciones, pero es claro que todas las estadísticas disponibles muestran una divergencia cuantitativamente enorme entre el porcentaje de asesinas seriales y el de asesinos seriales, por lo cual ese 11.9% es bastante confiable. Ahora, explicar aquí por qué hay menos asesinas seriales resultaría fútil debido a que, en la explicación anterior de por qué hay más asesinos seriales, están implícitas las razones principales de la escasez de asesinas seriales. La clasificación que se verá a continuación es la más difundida para las asesinas seriales; sin embargo, se la ha criticado porque las subcategorías que contiene pueden, en algunos casos, presentar elementos (asesinas seriales) compartidos y, además, son todas ellas también aplicables a los hombres, de modo que se puede hablar de “viudos negros” o “depredadores sexuales”, por ejemplo.

       -Viudas negras: En promedio comienzan sus asesinatos después de los 25 años. Sus víctimas suelen ser sus esposos o compañeros (por esto el nombre), sus familiares y, en general, personas con las que han entablado una relación personal. Su método es el envenenamiento, lo cual representa, en comparación con otros métodos de asesinato, un obstáculo a la hora de incriminarlas. Su móvil suele ser siempre el beneficio material, el lucro principalmente. Un ejemplo significativo es Marie Besnard, asesina serial francesa de la primera mitad del siglo XX. Ella usó arsénico para matar a su marido, a su tía, a su abuela, a sus padres, entre otras personas. Sumando a eso su habilidoso talento para hacer trucos sucios, consiguió heredar considerables sumas de dinero de sus víctimas.

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       -Ángeles de la muerte: Suelen empezar su carrera criminal después de los 21 años, siempre en una localización completa: un hospital, una clínica, etc. Su gran motivo impulsor es la sensación de poder y control que experimentan al decidir sobre la vida y la muerte de sus víctimas. Dos características esenciales que tienen son: primero, el tener una necesidad compulsiva de matar; segundo, tienden a usar sus crímenes para ser percibidas de manera positiva, ya sea como la típica enfermera que se conduele con los familiares del muerto, ya sea, por ejemplo, envenenándolos con un veneno que mata en varios días, para así cuidar de la víctima y aparentar gran bondad. Una sustancia bastante usada por estas asesinas es el cloruro potásico, con el cual pueden aparentar un paro cardíaco en la víctima. Un ejemplo es la inglesa Beverly Allitt, quien trabajaba en el Hospital de Grantham y mató a cuatro niños inyectándoles insulina, todo para luego congraciarse con los familiares de la víctima, fingiendo dolor y adoptando un rol de confidente, cosas que no se le hacían difícil puesto que era risueña y tenía un rostro de rasgos suaves e inocentes.

       -Depredadoras sexuales: Este tipo de asesinas seriales son extremadamente escasas. Sus asesinatos están siempre ligados a una búsqueda de satisfacción sexual vinculada a la muerte. Suelen ser mayores de 30 años y son mucho más frecuentes en Europa que en USA. Un ejemplo es la asesina británica Rosemary; quien, en compañía de su esposo Fred West, fue responsable por la muerte de 12 chicas jóvenes, incluyendo niñas. Ella, que tenía una libido desmedida y era bisexual, gozaba sodomizando (con consoladores u otros implementos) a las chicas y sometiéndolas a múltiples torturas sexuales.

       -Por venganza: Estas asesinas en general se inician luego de los 22 años, sus víctimas son gente cercana, presentan trastornos de obsesión y sus crímenes suelen motivarse en celos patológicos. Ellen Etheridge es un ejemplo perfecto de esta categoría: ella se casó con un millonario texano y tuvo 8 hijos; pero, no soportando que sus hijos le “robaran” el amor de su esposo, se decidió por asesinar con arsénico a cuatro de ellos.

       -Obtención de beneficio o provecho: Este es el tipo de asesina serial más frecuente. Ellas matan para obtener dinero o bienes materiales y sus víctimas son muchas veces gente cercana. Un caso destacable es el de Madame Popova, noble rusa que, entre 1879 y 1909, dirigió una agencia (creada por ella) para, por sumas razonables de dinero, liberar a las esposas de “maridos crueles”. Para eso, se valía de envenenadoras o de sicarios; y a veces, ella misma hacía el trabajo…En total, mató aproximadamente unos 300 hombres.

       -En grupo: En las asesinas seriales la tendencia a trabajar con uno o más cómplices es mayor que en los asesinos seriales. Por lo general se asocian con su pareja, aunque otras veces con una mujer. Un buen ejemplo lo conforma Catherine May Wood, quien mataba ancianos (asfixiándolos) con ayuda de Gwendolyn Graham, y posteriormente hacía el amor con él…

       -Asesinas que padecen algún trastorno en el momento de cometer el asesinato: Estas asesinas no simplemente tienen psicopatologías, sino que es la psicopatología lo que, en el plano de la motivación del impulso asesino, prima al momento del crimen. En todos los casos, el trastorno mental es de gravedad tal que afecta a la capacidad volitiva (la voluntad) e invectiva de éstas asesinas. Ejemplo en esta categoría es Janne Topan, quien confesó haber matado (con envenenamiento) 31 personas aunque se cree que mató entre 70 y 100. En su juicio de 1902, el análisis de los médicos determinó su insania mental, por lo que el jurado declaró que por su “locura” debía ser internada en un manicomio en lugar de recibir la condena que correspondería a un delincuentoutlast-001e dueño de sus actos. Sus propias palabras evidenciaban lo trastornada que estaba. En la corte dijo: “esa es mi ambición: matar más gente que cualquier otro hombre o mujer que haya existido jamás”; complementariamente, algunas de las cuidadoras de enfermos que trabajaban con ella afirmaron haberle oído decir: “traiga algo de morfina, querida, y vayamos al pabellón. Usted y yo nos divertiremos muchísimo viéndolos morir”.

       -Sin explicación: Como el nombre indica, en estos casos se desconoce la motivación de la asesina serial o su motivación no es agrupable en ninguna de las categorías anteriores. Un caso es el de la estadounidense Stella Williamson de 75 años, quien antes de morir dejó una nota para las autoridades: allí, hablaba de un tronco en el ático, el cual contenía los cadáveres de 5 recién nacidos…

       -No resueltos: En estos casos, simplemente acontece que no se sabe la identidad de la asesina serial, o no se sabe si se trata de una asesina serial pero se sospecha de la existencia de una detrás de los crímenes.

Además de las estadísticas por género, se puede hacer un estadística de los asesinos seriales por países.

Los asesinos en serie son individuos que de niños tuvieron un mal apego, experiencias traumáticas y un mundo interno y privado de pensamientos y fantasías. El 54% de los homicidas sufren algún trastorno de personalidad. Los asesinos en serie tienden a la tortura, mutilación y motivo sexual en un 50%, a un alto grado de planeación y control (agresividad instrumental) y poseen disminución del volumen de la cortea prefrontal y sustancia gris con mayor activación del sistema límbico.

Los “Asesinos en Serie”, indubitadamente, serán un proceso que llegará a todas las sociedades desarrolladas y con grandes núcleos de población y al que, mas que poner remedio a la desgracia consumada, sería conveniente parar, eludir o ingeniar cualquier sistema para su temprana detección.

 

Fuentes:

1. La mente del asesino en serie

2. Los asesinos en serie

3. Rodríguez Gutiérrez, Jaime. Asesinos en serie: un primer acercamiento conceptual. Dialnet (En línea).

4. Criminología III. Psicópatas y asesinos en serie. Licenciatura en Criminología. UMU.

5. Asesinos seriales de la historia. Clasificación de los asesinos por su género.

6. Discernimiento, división de Humanidades y Ciencias Sociales. ¿Qué es un asesino en serie?. Revista del programa de psicología. Universidad del Norte. 2009.

7. Rámila, Janire. Depredadores humanos: el oscuro universo de los asesinos en serie.

 

 

La relación entre los cambios del cuerpo, las enfermedades corporales, las enfermedades mentales y la criminalidad; se basan, en parte a los procesos biológicos entre los que se distinguen ciertos factores que influyen en el desarrollo anormal de una persona.

A partir de los descubrimientos del monje agustino Gregorio Mendel (Austria, 1822-1884), nace una ciencia denominada genética, que es la encargada de estudiar los mecanismos según los cuales se transmiten las características hereditarias (normales o patológicas).

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Mendel estudió cuales eran las leyes de la herencia (válidas para toda la naturaleza viviente), a base de cruzar plantas (guisantes).

Los descubrimientos de la genética llamaron de inmediato la atención de los criminólogos, los cuales buscaron desde luego las posibilidades de que cierta disposición hacia el crimen pudiera ser hereditaria. Los primeros descubrimientos fueron en enfermos mentales, encontrando la gran incidencia de parentesco consanguíneo entre los anormales.

Respecto a la Medicina y la Biología han tenido mucha influencia en la Criminología. En el caso de la Criminología biológica, aquella que busca las bases fisiológicas del comportamiento anormal de los seres humanos que los predisponen a la antisocialidad; investiga la causalidad física; es decir, la relación entre el hecho somático (causas que se manifiestan en el cuerpo, se refieren a los cambios en la estructura y funcionamiento corporal, así como las anomalías o defectos y enfermedades corporales, hereditarias o adquiridas, también particularidades en su desarrollo”. Estas causas endógenas somáticas que tienen efecto en la antisocialidad, serán estudiadas por la Criminología Biológica o Genética) y la criminalidad o el comportamiento violento.

La determinación de las influencias de los factores hereditarios sobre un niño o un adulto requiere la opinión de un especialista con conocimientos de genética humana. El Criminólogo debe tener conocimiento del valor de sus pruebas como elementos de predicción. Esto es algo complicado que requiere de estudios profundos.

El antecedente de la criminología biológica son los estudios de Lombroso, Di Tullio, Sheldon y Quiroz Cuarón, entre otros, quienes estudiaban la anatomía y la fisiología de los delincuentes. Otro antecedente es la lobotomía o psicocirugía (que consiste en agredir las células conectoras de los lóbulos prefrontales) y la introducción de microelectrodos (que permitía el monitoreo y el control de la conducta). Estos antecedentes han dejado asentado que la criminalidad, la violencia y la predisposición a la antisocialidad es demostrable, y si se refuerza con estudios psicológicos y sociológicos brinda un panorama más preciso sobre dicha conducta; por ejemplo, el alcoholismo y drogadicción de los padres a los hijos, la violencia, la vagancia, entre otras conductas que son adquiridas por causas biopsicosociales.

Actualmente no se puede afirmar que la existencia de una tara hereditaria es explicativa de la génesis del delito, dado que no es la enfermedad o la criminalidad lo que se hereda, sino la predisposición.

De acuerdo con el planteamiento de la biología criminal, no todo individuo con tendencias violentas, irascibles, agresivas, o excitables llega al delito, sino solo aquellos que no poseen la capacidad para refrenarlas. En ello la estructura de la personalidad juega un papel de vital importancia.

Este punto de vista resulta de las investigaciones más recientes en el campo de la genética en relación con el medio. En toda personalidad deben converger tres elementos: el heredado (temperamento), el aprendido (carácter) y el medio.

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Es de relevante importancia hacer mención a la criminogénesis, entendida  como el conjunto de tendencias que ayudan a explicar las causas que tienen los delincuentes que cometen delitos reiterados; es la resultante del estudio de su vida y entorno. Es decir, que se estudia su comportamiento y conducta para dar explicación a su delito. Este estudio crea el perfil de personalidad básica del delincuente como factor individual, así como, de las influencias ambientales y sociales. Esta forma de estudio hace posible dar importancia a la conducta que tiene o adopta el individuo cuando comete un delito de forma sistemática.

La aportación importante de las corrientes que buscan en la herencia la causa criminal es que en el momento actual nos obliga a estudiar cuáles son los factores hereditarios y cómo influyen en la conducta criminal.

Tres métodos se han utilizado básicamente para investigar la relación entre herencia y criminalidad: el análisis de la genealogía del delincuente, la genealogía estadística y la investigación de gemelos.

A continuación, y en base a la reunión de diversos estudios en relación a la genética criminal, vamos a señalar algunos de los factores causantes de la criminalidad, herencia y delito:

  • Psicología del delincuente: características biológicas o congénitas

Un enfoque que considere las conductas antisociales como comportamiento con evidente base evolucionista y una visión antropológica que considere que la sociedad ha reaccionado contra las conductas que la amenazan y subvierten, favoreciendo las actitudes altruista y castigando las tácticas desintegradoras, necesariamente conducirá a admitir que el crimen tiene primordialmente una base genética.

Adrián Raine resume en los siguientes puntos las consideraciones que enturbian el análisis de la influencia de la genética de la conducta Antisocial:

1. ¿Un gen es responsable de la conducta criminal? Los genes codifican proteínas y enzimas e influencian los procesos fisiológicos cerebrales que podrían predisponer biológicamente para determinar conductas criminales.

2. ¿La influencia de la herencia entraña que todos los crímenes son genéticamente determinados? La conducta criminal es el producto de los genes y del ambiente.

Por otro lado, los genetistas de la conducta no tienen una posición radical; ellos no excluyen la importancia del ambiente, aunque obviamente privilegian las bases biológicas de la violencia.

3. ¿La investigación genética puede explicar por qué algunos individuos específicos comenten crímenes? Una heredabilidad de los 50% para el crimen no puede extrapolarse para inferir la conducta antisocial de un individuo en particular.

4. ¿Si el crimen es genéticamente determinado entonces es irremediable? Obviamente no hay un destino ineluctable. Admitimos que se trata de una predisposición constitucional influenciable por los parámetros sociales.

5. ¿Son los estudios genéticos más orientados hacia la herencia que hacia el entorno? En rigor los estudios en gemelos y en adopción, si bien están presididos por la genética informan al mismo tiempo, que esta no explica todo.

6. ¿Los factores genéticos que subyacen en el crimen no pueden invocarse en un proceso legal? No puede heredarse algo que es un constructo social y legal y cuya definición está abierta a debate; sin embargo, esto valdría para muchas enfermedades mentales.

7. ¿Las bases genéticas excluirán a los cientistas sociales? Obviamente nunca sucederá esto. Hay razones incontrovertibles para sostener que los factores socioculturales son claves en el desarrollo del crimen y todo señala que la genética actuará en un vacío si no considerara el medio ambiente.

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  • Familias criminales y estadística criminal

Los estudios sobre “familias criminales”, suelen hacer seguimiento de la descendencia de una sola línea, dejando sin considerar el influjo hereditario de los demás descendientes. Son familias en las que puede existir una mayor proclividad a la delincuencia, en los parientes en línea directa hay mayor probabilidad a heredar esa tendencia criminal, sin que ello signifique que la degeneración, transmitida por vía hereditaria, sea la causa de la criminalidad: los altos índices de esta apreciados en algunos grupos familiares o clanes se explica fácilmente por distintas razones.

Pensando en la herencia criminal, varios investigadores (Geill, JLund, Dugdale, Despine, Maxwell, Goring, etc.) orientaron sus esfuerzos al estudio de familias criminales, realizando una verdadera «genealogía criminal», encontrando concordancias notables, y demostrando que existen familias célebres en las que la mayoría (por no decir la totalidad) de los componentes son criminales.

Un ejemplo clásico es la familia Juke, seguida durante 200 años por Dugdale, en que se probó que el fundador de esta familia, un mal viviente alcohólico, tuvo 709 descendientes, de los cuales 77 delincuentes, 202 prostitutas y 142 vagos y malvivientes. Estabrook amplió las investigaciones, hasta localizar 3.000 descendientes, de los cuales la mitad son deficientes mentales, y un tercio vagos, mendigos, prostitutas y delincuentes. Hurwitz hace ver cómo el número de delincuentes va decreciendo con el tiempo.

Sin embargo, los sociologistas alegaron que esto era producido por el aprendizaje derivado de la convivencia, pues era lógico que los hijos de los criminales siguieran el ejemplo de los padres. La crítica más generalizada para estas investigaciones es que la obtención de métodos no es totalmente confiable, pues el diagnóstico de debilidad mental, o la calificación de vagos o prostitutas se hace con base en referencias generalmente verbales, y en ocasiones con un siglo de diferencia. Además el «contagio» social es indudable en estas familias, por esto se buscaron nuevos métodos de investigación.

Estadística criminal: Para vencer las dificultades anteriores, varios investigadores se preocuparon por usar la estadística y buscar datos más directos, así como formas de comparación o control.

GoRiNG (1919) y LuND (1918) coinciden en sus estudios al encontrar que la proporción de delincuentes condenados a prisión (por delitos graves)es mayor entre aquellos en los que ambos padres fueron delincuentes, que entre aquellos en los que un solo padre fue condenado, y estos últimos son más que aquellos sin padres con antecedentes criminales.

Bernhard (Rudolf, 1930), efectuó un estudio sobre criminales dividiendo en dos grupos: a) Aquellos cuyos padres no era criminales, pero los abuelos y otros ascendientes sí. b) Aquellos sin parientes criminales. El resultado es que en el grupo “a” la proporción de hermanos delincuentes es el doble que en el grupo “b”, a pesar de que ambos ambientes fueron considerados “no criminógenos”.

Un grupo bastante apreciable de investigadores se dedicó a buscar taras hereditarias de delincuentes convictos, distinguiendo taras directas (padre-madre), y taras en general (ascendientes).

El acuerdo es general en que los reincidentes tienen más del doble de taras hereditarias que los delincuentes primarios.

En otras investigaciones se ha encontrado correlación entre antecedentes de enfermedad mental y conducta antisocial o parasocial.

Es notable el resultado en lo referente a la epilepsia, pues cuando es hereditaria el número de hijos criminales es de 13% (22% hombres y 3,7% mujeres), cuando es traumática es sólo del 3,3% (Conrad).

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  • Estudio de gemelos

Los gemelos también han preocupado a los científicos dicese, los univitelinos , monocigoticos, o idénticos, es decir, los seres desarrollados en un solo ovulo que se parte durante determinado periodo de la fecundación (mitosis) estas personas realizan comportamientos similares en un porcentaje respetable.

Bivitelinos , proceden de dos óvulos fecundados al mismo tiempo, el porcentaje de conducta semejante es mucho menor

Estos estudios se refieren a las investigaciones sobre el comportamiento de los gemelos monocigóticos o monoovulares y los gemelos dicigóticos o biovulares. Las primeras investigaciones en este campo fueron propuestas por Siemens y Verschuer, y luego continuadas por otros científicos, entre ellos Curtins, Lens, Lange. Se busca a través de ellas determinar cual ha sido el comportamiento de los gemelos cuyos padres han sido delincuentes, partiendo de la hipótesis de que los gemelos monocigóticos poseen idéntica carga hereditaria, son del mismo sexo, por lo que se espera que también coincida su comportamiento. En los gemelos dicigóticos (bivitelonos) por no tener genes iguales (se forman separadamente, con plena independencia pero sincronizada pudiendo tener sexos iguales o distintos) se supone que no se van a parecer más que dos hermanos cualesquiera.  A decir de López Saiz y Codon, el parecido físico y moral de los hermanos monoovulares es extraordinario, su semejanza es tal que incluso pueden ser idénticas sus huellas dactilares, carácter individual del que con frecuencia se sirven los organismos policiales para la identificación personal.

El parecido es también psicológico, tienen iguales gustos, inclinaciones, sentimientos, inteligencia, de acuerdo con Slater. Sin embargo Pérez Viloria señala que la herencia psíquica no tiene la misma intensidad que la herencia física en estos gemelos.

  • Adopción

En relación a los estudios de adopción, consiste en el seguimiento de la conducta de criminales y no criminales, ambos adoptados o adoptivos, en su relación con los padres biológicos y adoptivos, según sean estos últimos delincuentes o no delincuentes. El componente delictivo es más verosímil que se produzca en el adoptado que tiene un padre biológico con antecedentes penales. Los índices de criminalidad en los jóvenes adoptados aumenta en función de los antecedentes criminales de los padres, más de los naturales que de los adoptivos. Por tanto, se establece la relevancia decisiva del factor genético.

  • Malformaciones cromosómicas

Otro concepto de genética criminal, es el estudio que relaciona las aberraciones o malformaciones cromosomáticas con la delincuencia, son mencionados los síndromes de turner, triple x, de klinefelter, y doble y.

El síndrome de turner: Se predica de las mujeres cuyo cariotipo o formula cromosomática es 45×0, generalmente son de talla reducida este síndrome es relacionado con el aborto.

Síndrome triple x: Se refiere a las mujeres que portan ms de dos cromosomas x, por ejemplo el cariotipo 47xxx, produce degeneración de los caracteres femeninos se vincula a comportamientos agresivos y violentos

El síndrome de Klinefelter: Tiene que ver con varones cuyo cariotipo es 47xxy, es decir, con un cromosoma femenino adicional, coeficiente escolar bajo, son jóvenes altos, delgados son relacionados como de alta peligrosidad, muestran predisposición delictiva ante los estímulos criminogenos del exterior.

Síndrome de doble yy: Se trata de los hombres que tienen un cromosoma y suplementario, son de elevada estatura respecto de sus parientes, calvicie, miopía, debilidad mental que los hace agresivos con tendencia a la criminalidad, además de tener una conducta violenta tienden a cometer delitos contra el patrimonio sin motivos precisos.

Por otro lado, se define a los enfermos mentales con tendencia a las conductas antisociales a los que desde muy pequeños presentan cierto defecto mental permanente unido a una fuerte tendencia al vicio o al acto antisocial. A continuación, en base a la reunión de diversos estudios sobre la Genética Criminal recopilados por la Dra. Angie Vázquez, se transcriben los de mayor importancia y relación en el tema de los factores endógenos de la criminalidad, aclarando que no se pretende llegar a la totalidad de factores ni profundizar en el tema, pues ocuparía demasiadas hojas, y solo se muestra una aproximación:

Trastornos bioquímicos: serotonina Richard Wurtman ha encontrado que dietas de alto carbohidratos y bajas proteínas afectan los niveles normales de la serotonina, neurotransmisor natural que cuando está en niveles alterados o anormales tiene efectos cerebrales asociados con tendencias suicidas, agresión y violencia, alcoholismo y conducta impulsiva. Las funciones normales de la serotonina son la regulación de la excitación, los estados de ánimo, la actividad sexual, la agresión y el control de los impulsos. Jeffrey Halperin comparó varones agresivos con no agresivos, ambos con diagnósticos de ADD (déficit de atención) combinado con diagnósticos de hiperactividad. Se les administró la droga fenfluramina, que provoca respuestas en el sistema serotoninergénico. Los resultados mostraron cambios positivos en los niños agresivos al bajarle los niveles de serotonina.
Condiciones congénitas: síndrome fetal alcohólico Estudios realizados por Ann Streissguth encuentran que el 6.2% de los adolescentes y adultos que muestran niveles significativos de conducta mal adaptativa nacieron bajo condiciones de Síndrome Fetal Alcohólico. Esta conducta evidenciada incluye impulsividad, falta de consideración con los demás, mentir, engañar, robar, y adicción al alcohol o drogas. También mostraron dificultad de vivir independientes a los padres, pobre juicio social y dificultades en conducta sexual, soledad y depresión. No obstante, aunque siempre se ha pensado que el alcoholismo de la madre es lo que más afecta, también se han comenzado estudios sobre el papel del alcoholismo en el padre. Estudios realizados por Theodore Cicero encuentran que los hijos de hombres alcohólicos tienden a mostrar problemas de conducta y problemas en las destrezas intelectuales. Cicero sugiere que esto está directamente relacionado con el efecto del alcohol sobre los espermatozoides o las gónadas. Cicero dice que los hijos varones de padres alcohólicos tienden a dar pobres ejecuciones en los «tests» de aprendizaje y destrezas espaciales. También demuestran tener niveles más bajos de testosterona y beta-endorfinas. Las hijas (mujeres) muestran niveles hormonales alterados en hormonas relacionadas a tensión reaccionando de forma distinta a situaciones de estrés a las féminas que no tienen el factor de padres alcohólicos. Cabe agregar las características físicas que son heredadas, como los ojos saltones, deformidades en los labios y en los miembros del cuerpo.
El efecto de golpes-traumas y alteraciones del lóbulo frontal Alan Rosembaum realizó un estudio en los que descubre que los traumas cerebrales anteceden cambios de conducta predisponiendo hacia un incremento en violencia. Muchas de estas lesiones fueron adquiridas en la infancia tanto bajo juegos como en accidentes o producto de maltrato infantil. Su estudio fue realizado con 53 hombres que golpeaban a sus esposas, 45 hombres no-violentos y felizmente casados, y 32 hombres no-violentos pero infelizmente casados. 50% de los agresores habían sufrido alguna lesión en la cabeza previa a sus patrones de violencia doméstica. De otra parte, Antonio Damasio sugiere que daños al lóbulo frontal a nivel de la corteza cerebral puede evitar que la persona pueda formarse evaluaciones de valor positivo o negativo al crear imágenes y representaciones sobre los resultados, repercusiones y consecuencias futuras de acciones al presente creando las bases de ciertas conductas sociopáticas.
Efectos nutricionales Katherine y Kenneth Rowe estudiaron grupos de niños diagnosticados con hiperactividad. Los padres les daban alimentos con colorantes como parte de sus dietas regulares. El estudio consistió en una dieta con el colorante Amarillo #5 y placebos para el grupo control. El reporte de los padres y observadores fue que se manifestó un incremento en conductas de llanto frecuente, rabietas, irritabilidad, inquietud, dificultad de conciliar el sueño, pérdida de control, y expresiones de infelicidad. Muchas de estas conductas son precisamente las que les crean problemas de ajuste escolar limitando su aprendizaje e integración a las reglas del salón de clases. Fácil ejemplo cultural de ello es el consumo de chocolates, café o refrescos de cola en niños de corta edad.
Trastornos hormonales Ante el hecho obvio de que el hombre tiende a mostrarse más agresivo que las mujeres, las hormonas masculinas (la testosterona) ha sido objeto de estudio en la conducta violenta. James Dabbs estudió 4,4462 sujetos masculinos encontrando una alta incidencia y correlación entre delincuencia, abuso de drogas tendencias hacia los excesos y riesgos en aquellos que tenían niveles más altos de lo normal y aceptable en la testosterona. En las cárceles encontró que aquellos convictos de crímenes más violentos fueron los que más altos niveles de testosterona reportaron. También encontró en los estudios de saliva de 692 convictos por crímenes sexuales que estos tenían el nivel más alto entre todos.
Alteraciones en conducta por hiperactividad orgánica Rachel Gittelman sostiene que varones hiperactivos muestran una tendencia alta de riesgo a entrar en conducta antisocial en la adolescencia. Esta tendencia es cuatro veces mayor a la de jóvenes que no son hiperactivos, y parecen tener historiales de más incidentes de arrestos, robos en la escuela, expulsión, felonías, etc. 25% de los participantes en el estudio habían sido institucionalizados por conducta antisocial.
Daños cerebrales Estudios demuestran que daños cerebrales son la regla entre asesinos y no la excepción. Pamela Blake estudió 31 asesinos con ayuda de la tecnología médica con pruebas psiconeurológicas. Estos habían sido acusados de ser miembros de mafias o violadores, ladrones, asesinos seriales, asesinos en masa, y dos habían asesinado hijos. En 20 de estos casos se pudo establecer diagnósticos neurológicos claros. Cinco casos demostraron efectos de síndrome fetal alcohólico, nueve mostraron retardo mental, uno más caso tenía hipotiroidismo; un caso tenía psicosis leve, otro más tenía retardo mental fronterizo y otro tenía hidrocefalia; tres mostraron epilepsia; tres, lesiones cerebrales y dos, demencia inducida por alcohol. Algunos mostraron combinaciones. 64.5% mostraron anormalidades en el lóbulo frontal y 29% parecían tener defectos en lóbulo temporal. 19 sujetos mostraron atrofia o cambios en la material blanca del cerebro. El 83.8% de los sujetos mostró abuso en sus infancias, y 32.3% había sido abusado sexualmente.
Intoxicaciones y contaminación ambiental Es de reciente interés el estudio del efecto de diversas fuentes de toxicidad sobre la humanidad. Un estudio formal sobre el efecto del plomo indica que produce alteraciones en la conducta hacia la violencia y la conducta antisocial. Herbert Needleman estudió 212 varones de escuela pública en Pittsburgh, entre las edades de 7-11, fueron evaluados en cuanto a la concentración de plomo en sus huesos mediante pruebas de rayos X fluorescentes. Con el paso de los años se fue denotando, según aumentaba la cantidad de plomo también los reportes de agresividad, delincuencia, quejas somáticas, depresión, ansiedad, problemas sociales, déficit de atención entre otras.

Existen muchos otras investigaciones sobre diversos factores biológicos adicionales que pueden ser leídos en la página de Crime Times la cual puede hallar en la siguiente dirección: http://www.crimetimes.org/

En cuanto a los factores psíquicos Solís Quiroga señala algunas características de los factores endógenos psíquicos y comprenden el comportamiento de la gente, el carácter, los instintos, la conciencia, el inconsciente, que se refiere a los impulsos ocultos controlados por el consiente; así como todo proceso mental, también la voluntad como toda potencia que mueve a hacer o no hacer algo y; la intención, que determina para hacer algo.

Cuando los factores hereditarios parecen predeterminar el surgimiento de una enfermedad mental, es importante prestarles atención por las causas que podría tener cierta enfermedad. Así, puede establecerse la posibilidad de investigar los factores causales.

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El ADN

La ciencia está descubriendo una de las realidades más sorprendentes de la herencia. Ésta ayuda a explicar los factores endógenos de la antisocialidad. La ciencia tiene un entendimiento más claro del mecanismo, que es tan preciso, que cumple continuamente con una serie de cambios. Esto tiene que ver con la sustancia llamada ADN, que son las siglas al nombre de ácido desoxirribonucleico. Cada ser vivo posee un código genético propio. Este código contiene todas las informaciones indispensables para el desarrollo de nuestro organismo; y claro, lo que determina nuestra tendencia hacia la antisocialidad. El ADN es el portador de la clave de la herencia.

Según Lombroso, puede existir en determinadas personas que debido a rasgos hereditarios o genéticos, hay un desarrollo direccional hacia la criminalidad. Este desarrollo direccional puede disminuirse o aumentarse mediante la acción tanto de circunstancias internas como externas. Pero no todo el desarrollo se deriva de la herencia o se predestina por el ADN, los individuos están expuestos a diversas influencias externas e internas; algunas experiencias tienen mayor impacto que otras, si el entorno se cambia, ellos cambian.

El estilo de vida de una familia define de manera decisiva los patrones que siguen una persona para su estilo de vivir, vestir, hablar, beber y otras variadas formas de actuar diario de una persona. Cabe señalar que la familia es la primera y más importante escuela que los seres humanos recibimos, y no hay algo más fuerte que pueda cambiar la educación que nos han dado en casa; a pesar de la educación escolar, es la familiar la que predomina de manera tal vez permanente. Lo anterior queda resumido en la frase de Garófalo: «la educación familiar no es más que la continuación de la herencia.»

Fuentes:

1. Criminología genética y factores endógenos de la criminalidad

2. Modelos teóricos que tratan de explicar el comportamiento criminal

3. Rodríguez Manzanera; Luis. Criminología. (en línea)

4. Archivos de criminología, criminalística y seguridad privada

5. Psicología del delincuente

parricidio3Antecedentes históricos

Aunque el parricidio siempre ha sido considerado como un delito especialmente repulsivo, los componentes de su tipo han sufrido variaciones apreciables. Básicamente se trata de castigar la muerte de un sujeto ligado al autor por especiales lazos familiares. Los conceptos de familia y de persona han evolucionado a través de los tiempos y el de parricidio les ha seguido. No todas las personas componentes de la sociedad han sido objeto de la misma consideración hasta tiempos muy próximos. Así la muerte de una mujer, en determinadas circunstancias, era objeto de menor castigo que la de un hombre. Tampoco un plebeyo podía aspirar al mismo trato jurídico que un noble. Afortunadamente hoy todos son iguales ante la ley, sin distinción de sexo, raza o religión.

Así pues, el parricidio es un delito existente a lo largo de la historia del hombre, por lo que, basta revisar relatos históricos y literarios clásicos para encontrarlo. En la Antigüedad, el concepto de parricidio se aplicaba sólo a la muerte del padre de una familia, pues no se consideraba delito, por ejemplo, que un padre diera muerte a sus hijos, entendiéndose que éstos eran propiedad natural del jefe de familia. Más tarde se impondrían limitaciones al poder del patriarca, convirtiéndose entonces en delito el dar muerte a la propia madre, hijos o hermanos. Se agregan a la definición, a partir de mediados del siglo primero a.C, la muerte de cualquier ascendiente, descendiente, colaterales hasta cuarto grado, esposa, marido, suegros, yerno, nuera, padrastro, hijastro, o patrón, sin embargo, este último caso dejó de constituirse como parricidio al instituirse las leyes laborales.

Cabe destacar que en la Edad Antigua y en la Era Medieval, el homicidio a la esposa adúltera era permitido en algunos códigos. La exención anterior fue desapareciendo de las leyes desde aproximadamente inicios del siglo XII d.C.

Habrán podido surgir dudas sobre la etimología de la palabra parricidio, en cualquier caso es el término que nosotros hemos conservado para denominar la muerte de algunos parientes próximos al autor del delito. Pariente es el que forma parte de la familia. En algunas épocas han sido considerados como parientes, además de los unidos por lazos de sangre, otras personas cercanas por lazos de afectividad, jurídico-civiles e incluso laborales o de respeto.

A partir de nuestro primer Código Penal de 1822, el concepto del parricidio se modifica continuamente aunque siempre subyace la idea de proteger a la familia. En unos casos la lista de las víctimas es muy amplia: ascendentes, descendientes, hermanos, padrastros, hijastros, suegros, yernos, nuera, tíos carnales, amos, cónyuges (Código de 1822); en otros se reduce a los ascendientes, descendientes y cónyuge. En general la evolución se dirige a una simplificación del tipo.

Ya en los proyectos de Código de 1992 y 1994 suprimen el parricidio, pues el legislador considera que los elementos constitutivos de este tipo se encontrarían suficientemente valorados en el asesinato y el homicidio en concurso con la circunstancia mixta de parentesco. Ciertamente, con esta supresión se evitarían las duras críticas que soporta el Código Penal vigente por imponer mayor pena al asesinato que al parricidio.

De un estudio comparativo de las penas impuestas al parricidio y al asesinato a lo largo de la codificación se desprende quparricidio1e el parricidio siempre estuvo castigado con pena superior salvo en los Códigos de 1822, 1944 y parcialmente en el de 1848 que imponían igual pena. Por tanto históricamente no se justifica la mayor pena del Código actual para el asesinato. Por otra parte el reconducir estos hechos a un asesinato o un homicidio con la circunstancia que en este caso actuaría como agravante, de parentesco, supondría una ampliación de los sujetos que actualmente pueden ser castigados como parricidas.

Y finalmente para hacer mención explícita,  según la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal Español, dice así:

CAPÍTULO V
De la circunstancia mixta de parentesco

Artículo 23: “Es circunstancia que puede atenuar o agravar la responsabilidad, según la naturaleza, los motivos y los efectos del delito, ser o haber sido el agraviado cónyuge o persona que esté o haya estado ligada de forma estable por análoga relación de afectividad, o ser ascendiente, descendiente o hermano por naturaleza o adopción del ofensor o de su cónyuge o conviviente”.

Literatura y Psicología

A lo largo de la Historia de la Literatura, este aberrante tema se ha tocado en varias ocasiones, encontrándose entre las más conocidas la ya anteriormente mencionada obra de teatro de Sófocles, “Edipo”, así también encontramos en la obra de Los hermanos Karamazov, considerada como una de las grandes obras maestras de la literatura universal, constituye la expresión artística más poderosa de la habilidad de Dostoievski para traducir a palabras sus análisis psicológicos y sus puntos de vista filosóficos.

Otros autores como Freud y David Abrahamsem también hacen alusión al parricidio desde sus propias perspectivas y análisis. Para Feud el parricidio es el crimen capital y primordial tanto de la humanidad como del individuo. En el caso de David Abrahamsem  nos habla del parricidio aludiendo que el deseo de muerte está dirigido originalmente contra el propio ego de la persona, pero el homicida, temeroso de matarse así mismo, mata a otra persona en su lugar. Los impulsos homicidas y agresivos causan estragos en hombres o mujeres cuando se encuentran en periodos de sufrimiento o desdicha. Pero los impulsos homicidas y suicidas están íntimamente entrelazados.

Clasificación

A la hora de abordar y hacer un estudio de las categorías en las que podemos tipificar  los casos de parricidio, según una publicación del Dr. Hugo Marietan de Buenos Aires, se distinguen:

En función de su gravedad El ilícito de parricidio es un delito que encaja en la clasificación bipartita; lesiona un bien jurídico esencial, protegido por la norma, siendo dicho bien la vida, y es sancionado por la autoridad judicial.
En orden a la conducta del agente – De acción: el agente efectuara el parricidio a través de movimientos corporales o materiales.-  De omisión: el sujeto activo teniendo la obligación de realizar un acto, incumple con ese deber de cuidado impuesto por la ley y al dejar de hacerlo provoca un resultado, es decir el delito se comete de comisión por omisión.
Por el resultado – Material: es un delito material, porque el resultado siempre va ser patente en la comisión de este delito.
Por el Daño que causa – Es de lesión: porque al realizarse, se están acabando por completo con el bien jurídicamente protegido más preciado por los hombres, que es la vida.
Por su Duración – Instantáneo: el Parricidio es instantáneo ya que se consuma en el momento mismo de efectuarse
Por el momento internoEl parricidio se comete en forma dolosa –  Doloso: cuando el agente, lleva toda la intención de privar de la vida a su ascendiente en línea recta.-  En relación al parricidio culposo, Carrara nos señala que en cuanto al elemento internacional, es digna de notar la característica especial de este título de delito, pues no se admite parricidio culposo, y cuando ocurre esta desgracia se la incluye en el título de homicidio culposo.
En función de su estructura El parricidio es un delito simple, ya que protege el bien jurídico tutelado que es la vida.
En relación al número de actos integrantes de la acción típica Es un delito insubsistente, porque en su realización no se exige la concurrencia dos o más actos.
En relación al número de sujetos que intervienen en el hecho típico El parricidio, lo podemos considerar como uní subjetivo, en virtud de exigir la descripción legislativa la concurrencia de un solo sujeto.
Por su forma de Persecución Es un delito perseguible de oficio, porque al Ministerio público corresponde la obligación de actuar aun en contra de la voluntad de los ofendidos.
En función de su materia – Común: porque en caso de cometerse dentro de la circunscripción territorial de un Estado, será sancionado ahí mismo, Conforme al Código Penal Local.

Si atendemos a otras categorías clasificatorias podemos distinguir:

Imputabilidad Si la imputabilidad es la capacidad de querer y entender en el campo del Derecho Penal, luego el Parricidio opera cuando el agente para cometer el ilícito goza de esa capacidad.
Acciones Libres en su Causa  Son actos que realiza el agente voluntariamente para colocarse en estado de inimputabilidad, los cuales son punibles.
Inimputabilidad  Es la falta de capacidad de querer y entender en el campo de derecho Penal, y para el caso del Parricidio se podrá presentar los siguientes:a) Inmadurez Mental:

1.- Menores de Edad: El Parricidio podrá ser perpetrado por un menor de edad porque a nuestro juicio, como se explica, si es imputable, sometiéndose únicamente a un régimen especial. El agente menor de edad es de inmediato enviado al Consejo Tutelar de Menores.

2.- Trastornó Mental: También el parricidio puede ser cometido por un enfermo mental, que a través de su alteración puede desear planear y ejecutar la muerte de su padre, madre o familiares asédienles consanguíneos en línea recta. El sujeto activo será imputable y se regirá conforme a lo establecido en el Código Penal.

b) Trastorno Mental Transitorio:

Ocurre cuando una persona padece de algún trastorno mental transitorio y al ejecutar el delito de parricidio, durante este periodo, no existe voluntad propia, por ello esta situación es una causa de inimputabilidad.

c) Falta de Salud Mental:

También puede darse en el delito de parricidio, por lo que se considera al agente dentro de alguna causa de inimputabilidad.

d) Miedo Grave:

No se presentara, ya que el agente por causa de una idea subjetiva errónea comete el delito sin voluntad. Las circunstancias del miedo grave son subjetivas y por tal motivo, es dentro de la imaginación del agente donde se formula la amenaza, es decir lo que él cree que lo está amenazando.

 

En los casos de parricidio (muerte intencionada de uno de los padres realizado por un hijo) es una variante rara de asesinato y violencia intrafamiliar que ocurre en circunstancias extrañas y aisladas. Según las estadísticas de crímenes del Gobierno de los Estados Unidos, el parricidio representa aproximadamente el 2% de todos los homicidios y en el 75% de los casos el autor es menor de 18 años.

parricidio2Los parricidios habitualmente se pueden dividir en tres categorías principales: hijos con enfermedad mental, problemas de discordia familiar y, finalmente, casos de «defensa exótica» en los que el hijo es definido como «abusado o maltratado». Además, estas tres categorías pueden ser divididas a su vez en parricidio único o doble. La mayor parte de los casos son parricidios únicos; no obstante, los parricidios dobles merecen especial atención. La enfermedad mental (enfermos psicóticos que elaboran delirios o alucinaciones contra sus padres) y el comportamiento antisocial han sido las dos únicas explicaciones primarias para los adultos que llevan a cabo dobles parricidios. En contraste, los medios de comunicación suelen mencionar una historia de maltrato en la infancia como el ingrediente central que conduce al crimen. No obstante, hasta la fecha no se ha publicado ninguna evidencia científica indicativa de que el maltrato durante la infancia sea una explicación para el doble parricidio.

Si bien es cierto, el parricidio es un hecho impactante, que genera múltiples repercusiones en la sociedad, afortunadamente corresponde a un delito poco frecuente. Sin embargo, aunque sea de baja frecuencia en la población general, es un hecho relativamente mayor entre los pacientes psiquiátricos, siendo para el médico psiquiatra y los trabajadores de la salud mental de suma relevancia el conocimiento de este tema, tanto para el tratamiento de estos pacientes una vez ocurrido el hecho, como para la identificación y posible prevención de dichos actos.

Asimismo, la literatura internacional existente es escasa, y refleja más bien el perfil sociodemográfico del parricida (patricida y matricida), sólo en algunos trabajos aparece mayor información sobre la psicopatología de los sujetos.

 

Referencias bibliográficas (ISO 690):

1. MARIETAN, Hugo. Psicopatía y psicópatas. Consultorio Especializado en Asesoramiento de Personas Afectadas por Psicópatas: familiares, parejas y allegados. [en línea] [Fecha de consulta: 07/04/2014]. Disponible en: http://www.marietan.com.ar/otros%20autores/parricidio_legal_historia_abril12.html

2. GALLEGUILLOS, Tamara et al. «Caracterización psiquiátrica del delito de parricidio: psychiatric characterization of parricide«. Revista chilena de neuro-psiquiatría [en línea]. Sept. 2008, vol. 46, nº3. [Fecha de consulta: 07/04/2014]. pp. 216-223. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272008000300007

3. WEISMAN, AM; Ehrenclou; MG, Sharma, KK. «Double parricide: Forensic analysis and psycholegal implications». J Forensic Sci [en línea]. 2002, vol.47, nº 2. [Fecha de consulta: 07/04/2014]. pp. 313-317. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-76062003000100011

4. RODRIGUEZ Núñez, Alicia. El parricidio en la legislación española. Boletín de la Facultad de Derecho [en línea]. 1993/1994, nº 5. [Fecha de consulta: 07/04/2014]. Disponible en: http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:BFD-1993-1994-5-74DC99AB&dsID=PDF

 

La reincidencia no es un concepto de reciente aparición al interior de los ámbitos legales o criminológicos, no obstante, en las últimas décadas ha ganado mayor prominencia instalándose progresivamente en el discurso de las autoridades políticas y en la opinión pública general (Payne, 2007; Richards, 2011a).

Los pueblos más antiguos o menos civilizados desconocían a menudo la reincidencia, no sólo porque la pena de muerte era normalmente aplicada, sino también por la casi imposibilidad de reconocer, cuando no se castigaba con dicha pena, a los sujetos precedentemente sancionados. Esta última dificultad fue soslayada en muchos pueblos mediante marcas o mutilaciones corporales realizadas sobre el delincuente. Hoy, como sabemos, tal medio de identificación y reconocimiento de criminales viene perfectamente sustituido por los llamados «Registros penales«.

Imprisoned

No obstante, desde casi los comienzos de la historia la reincidencia ha sido prevista y sancionada en sentido muy semejante al actual.

Etimológicamente el término reincidir estaría compuesto por el verbo latino ‘incidere’, que significa ‘caer en’, y por el prefijo ‘re’ cuyo significado podría ser comprendido como ‘otra vez’, por lo que el significado del término re-incidir sería interpretable como ‘volver a caer en’.

Al hablar de la delincuencia y del comportamiento delictivo nos vemos obligados a reflexionar sobre el momento evolutivo en que este comportamiento tiene lugar. Es sabido que las infracciones cometidas por los individuos a corta edad, y que en principio no se le otorga demasiada importancia, implican en muchos casos el inicio y desarrollo de actividades delictivas futuras en la vida adulta. Así, es de señalar que el comportamiento anti-normativo que ocurre antes de los 15 años predice significativamente la conducta delictiva en la edad adulta.

Con ello no se trata de decir que un menor que comete un acto que podríamos catalogar como grave, con toda probabilidad, vaya a reincidir en este comportamiento en el futuro, pues aproximadamente el 90% de los casos constituyen actos aislados, que podríamos clasificar como primarios. De este modo podemos hablar de una inadaptación transitoria, fruto de una separación natural del menor de sus ámbitos primarios de socialización.

En esta realidad hay que tener presente la vulnerabilidad del período adolescente – como época de cambios rápidos en el desarrollo físico, mental, emocional y social – en el inicio y experimentación de diferentes conductas de riesgo que sí podría repetirse en edades posteriores. Existen investigaciones que apuntan una alta vulnerabilidad  de estos niños en edades más tempranas, hablando ya los autores de conducta inadaptada como incapaz de aceptar las normas sociales de un contexto social, lo que se caracteriza por un comportamiento egocéntrico referido en una baja competencia social.

El tipo de infracciones más habitual en los primeros años, además del consumo de alcohol, suelen dirigirse contra la propiedad, peleas y vandalismo (Fernández, Bartolomé, Rechea y Megías, 2009; Moral y Ovejero, 2005); en la medida que evolucionan, y dejan de ser casos aislados, aumentará la gravedad de la conducta antisocial y evolucionará hacia el delito. Es decir, se produce un cambio en el patrón de la conducta inadaptada, manifestándose hacia las personas como los iguales o incluso  miembros del ámbito familiar, o también contra la salud pública. Los últimos datos que tenemos en España en relación a la tipología delictiva en los menores infractores refieren que los delitos más frecuentes por el que fueron detenidos son robos y lesiones, siendo en su mayoría condenados por solo una infracción penal (Contreras, Molina y Cano, 2011; Ortega, García y Vergara, 2011). Por otro lado, dentro de la clasificación del comportamiento delictivo entre los delincuentes que han ingresado en prisión. (Pérez, Gutiérrez, Rodríguez, Herrero y Bringas, 2007) ponen de manifiesto que los delitos más violentos son los que se ejercen contra las personas y el patrimonio, siendo los delitos característicos contra la salud pública aquellos que refieren mayoritariamente ausencia de violencia. Estos delincuentes se caracterizan además por una experiencia temprana en la realización de sus actos delictivos y la reincidencia (Kazdin y Buela-Casal, 1994; Nunes y Jôlluskin, 2008).

Si tenemos en cuenta la línea de actuación de estos actos podemos, de acuerdo con Musitu, Moreno y Murgui (2007), tomar en consideración dos perspectivas: Una trayectoria transitoria, propia de aquellos sujetos que cometen actividades delictivas de manera puntual o aislada – la conducta infractora está vinculada al desarrollo y se relaciona particularmente dentro del ámbito familiar y escolar (Eccles, Midgle, Wigifield, Buchanan y Reuman, 1993) – y una trayectoria persistente, más característica de los individuos que reinciden en sus acciones transgresoras – se refieren a características biológicas, psicológicas y sociales desde corta edad, siendo estables a lo largo de la vida con el consiguiente deterioro de ajuste personal; se inicia pronto en el cometido de actos infractores, que serán importantes tanto a nivel cuantitativo como cualitativo (Howell, 2003; Redondo y Pueyo, 2007) -. Igualmente, el inicio de la carrera delictiva en el período adolescente vendría también avalado desde la teoría de Farrington (1996), que explica el proceso por el que los jóvenes se inician en este tipo de actos por el deseo de experimentar emociones diversas, así como su necesidad de obtener determinados beneficios, tanto económicos como materiales.

Es importante relacionar la reincidencia o el número de ingresos penitenciarios con la edad en la cual la conducta antisocial tiene lugar, en tanto poder predecir la consolidación del comportamiento delictivo (Farrington, 2002; Valverde, 1991), al mismo tiempo que conocer la historia delictiva – diferentes momentos en los que realizan sus actividades transgresoras-, que en función del período en el que se encuentre el penado adquirirán una mayor o menor importancia, al mismo tiempo que ayudará a predecir la reincidencia de sus acciones.

Sin importar en qué contexto social o cultural nos encontremos, la delincuencia es un tema de importancia transversal debido al impacto que este fenómeno tiene en la convivencia y el bienestar social. Desde que el hombre es hombre el comportamiento antinormativo a resultado intrigante para las ciencias sociales y en particular para la psicología social, disciplina desde la que han surgido numerosos modelos explicativos del mismo. Uno de los aspectos más interesantes de esta problemática es la reincidencia delictual o delictiva, es decir, qué lleva a una persona que ha sido detenida por un delito y que ha debido cumplir una condena, a volver a cometer actos similares (Código Penal, 2002, art. 494 bis, inciso 4) La reincidencia delictiva se ha mostrado como un problema complejo que requiere del abordaje de una multitud de factores explicativos dentro de los cuales podemos mencionar la disfuncionalidad familiar, la deserción escolar, la cesantía y la existencia de subculturas. La gran cantidad de información recogida en estudios sobre esta temática ha permitido el desarrollo de programas interdisciplinarios orientados al logro de lo que ha sido llamado la «reinserción social» o la «rehabilitación».

Respecto de las causas que se asocian a la reincidencia delictiva y que también han sido mencionadas como causas de la delincuencia, tenemos:

a) La exclusión social que sufren aquellos que tienen antecedentes delictuales. Aunque hayan recibido capacitación durante el cumplimiento de su condena, al volver enfrentan cesantía y marginación prolongada lo que no sólo impide la reinserción sino que potencia el surgimiento de sentimientos de frustración que favorecen la aparición de comportamientos violentos y otros delitos asociados.

b) La baja competitividad debida al abandono escolar temprano que determinan dificultades importantes al momento de buscar una inserción laboral digna.

c) Un ambiente familiar disfuncional, muchas veces violento, que se acompaña de pautas de interrelación inadecuadas dificultando el desarrollo de habilidades sociales asociadas a valores sociales de convivencia, comunicación, formas de resolver y enfrentar los conflictos y baja tolerancia a la frustración. Cuando una persona abandona el centro penitenciario vuelve a los patrones conocidos de comportamiento familiar.

d) Ruptura del vínculo social, redes sociales más frágiles en la que las personas no pueden apoyarse con eficacia, o por el contrario, un vínculo social fuerte asociado a una subcultura delincuente que castiga los intentos de aculturación de sus miembros.

e) La cultura de la violencia y del consumismo: Reflejada en la televisión, juegos y deportes.Reincidencia

Los factores anteriores se encuentran, además, con algunas causas institucionales que estimulan la conducta delictiva y que se asocian a la inadecuación o ineficacia del sistema de justicia penal y los pobres instrumentos de rehabilitación con que cuenta el medio cerrado (Cooper, 1994)

El problema de la reincidencia es relevante tanto por su significación social como por su magnitud. A pesar de los esfuerzos desarrollados en lo que han sido llamados «programas de rehabilitación», las tazas de reincidencia aumentan en el tiempo. El mensaje parece ser que romper con el ciclo delictivo requiere más que una intervención social que apunte a las causas conocidas de la delincuencia y que parece ser el momento de a
poyar a este proceso a través de la comprensión del fenómeno desde una perspectiva identitaria. Según Cooper (2007), el 72% de los niños privados de libertad se percibe a sí mismo como un ladrón verdadero. Esto no sólo significa que se proyectan hacia el futuro a partir de esta au-todefinición sino que su identidad social se encuentra determinada por la pertenencia a este grupo social.

La investigación mediante estudios que intentan en medida alguna paliar el alto nivel de reincidencia que existe a día de hoy, sigue avanzando aunque, los datos reales se alejen de la perspectiva que dichos estudios quieran conseguir. Algunos ejemplos que lo demuestran son:

Investigación de la Universidad Jaume I

Según el estudio realizado por la Universitat Jaume I pretende comprobar la capacidad del Inventario para la Gestión e Intervención paraJóvenes (IGI-J) de Hoge y Andrews (2002), para predecir la reincidencia entre los jóvenes delincuentes según los factores de riesgo que presentan. Este inventario se está utilizando en las diferentes fases de la tramitación judicial, tanto en menores con medida judicial impuestas por el juzgado, como con los que todavía se encuentran pendientes de audiencia y con los que se ha de determinar cual es la medida educativa más adecuada.

Existen numerosos factores a tener en cuenta a la hora de realizar una valoración de riesgo de delincuencia del joven. Con la finalidad de obtener un protocolo unificado se han estudiado las necesidades criminógenas, es decir, aquellos factores que son cambiantes, que se oponen a los factores de riesgo estáticos, es decir, aspectos pasados del delincuente como su edad o su historial delictivo, que no pueden ser modificados. Las actitudes del sujeto, las habilidades de resolución de problemas, por ejemplo, son factores que predicen la reincidencia, y a la vez, objetivos de cambio modificables que han de constituir las metas de intervención.

El IGI-J se trata de un cuestionario compuesto por 8 áreas:

1)      Delitos y medidas judiciales pasadas y actuales;

2)      Pautas educativas;

3)      Educación formal y empleo;

4)      Relación con el grupo de iguales;

5)      Consumo de sustancias;

6)      Ocio/diversión;

7)      Personalidad/conducta; y

8)      Actitudes, valores y creencias.

Investigación realizada por la Gendarmería de Chile

Entre las principales conclusiones del estudio, se ratifica que existen mayores niveles de reincidencia cuando las condenas se cumplen íntegramente (42,8%), y que éste porcentaje baja drásticamente en aquellos segmentos de población penal que han sido objeto de algún beneficio que les permita reducir su condena, como es el caso de la libertad condicional (13,8%) o los beneficios intrapenitenciarios que otorga Gendarmería.

Está también el hecho que las mujeres tienen casi idéntico nivel de reincidencia que los hombres; y que el segmento entre 18 y 29 años es el que mayor nivel de reincidencia tiene. A mayor edad, menor nivel de reincidencia.

Finalmente, otro dato relevante es que la reincidencia es más alta y se focaliza en el segmento que agrupa las penas inferiores a 6 meses, lo que minimiza las posibilidades de intervención, dado el poco tiempo para desarrollar un trabajo adecuado.

La rehabilitación de los delincuentes y la prevención de la reincidencia son un aspecto integrante de toda política local de seguridad. Si bien los sistemas estatales de justicia penal desempeñan un papel preponderante en la decisión y la aplicación de sanciones, las ciudades tienen una función importante que desempeñar, proponiendo alternativas y medidas de apoyo comunitarias, y también buscando cómo satisfacer, de forma equilibrada, las necesidades del individuo y de la comunidad, de la víctima y también del delincuente.

Si bien es cierto, todos los países están comprometidos a luchar contra el crimen. No obstante  las tasas de delitos, crímenes, robos y todo acto que quebrante la ley siguen siendo desorbitadas. Las cifras no serán similares en todos los países pero los datos, cifras e información recabada, hablan por si solos.

Fuentes:

1. Teorías implícitas sobre la estabilidad de la naturaleza humana y del entorno social, y su relación con la reincidencia delictiva en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de la Comunidad de Punta Arenas. 

2. Comportamiento delictivo reincidente. Análisis diferencial de la variable edad.

3. Estudio modelo y medición de la reincidencia de adolescentes y jóvenes infractores de la Ley Penal.

4. Un medida del riesgo de reincidencia en menores infractores.

5. Martínez de Zamora, Antonio. La Reincidencia. Universidad de Murcia.

6. Gendarmería realiza estudio de reincidencia.

cabecitAA La psicopatía ha sido siempre un concepto escurridizo y ambiguo por lo que conviene aclarar, antes de entrar en materia, que en el DSM-III-R (American Psychiatric Association, 1987) ha sido sustituido el término  psicópata por el de trastorno antisocial de la personalidad.

Otros autores optan por denominaciones diferentes en función a la agresividad, criminalidad, conducta antisocial y sociopatía.

Lo que está claro es que este tipo de individuos suscitan una gran alarma social debido al alto índice de delitos cometidos, los cuales se diferencian del resto de delincuentes por la gran asociabilidad que les provoca este trastorno y por su alta peligrosidad, incrementado por el hecho de no tener sentimiento de culpa.

Los primeros síntomas aparecen en la niñez, con bajo rendimiento educativo y difícil inserción laboral. La conducta antisocial y sobre todo, la delictiva, comienza a disminuir a partir de los treinta años, si bien, nunca suelen llegar a vivir de una forma totalmente normalizada.

Estas personalidades antisociales, psicópatas o sociópatas sufren vacío afectivo y hastío profundo. Son impulsivos, egocéntricos, narcisistas, dominantes y carentes de remordimientos. Buscan, compulsivamente, sensaciones intensas. No suelen mostrar signos de psicosis y nunca pierden el contacto con la conciencia de la realidad, aunque cometan los crímenes más atroces. Son fríos, calculadores y sistemáticos.

No obstante, todavía no se ha podido clarificar cuál es la causa de la psicopatía, ni tampoco la diferencia de la mente del psicópata con respecto a la de personas normales.

   Evaluación de la psicopatía

Según el DSM III (American Psychiatric Association, 1987), la psicopatía es un síndrome de raíces biológicas que se manifiestan en patrones de conducta determinados y en rasgos que denotan asociabilidad, a diferencia del resto de los delincuentes que, al menos, poseen una subcultura delictiva con la que se pueden identificar. Siguiendo los criterios del DSM III, para diagnosticar a un individuo de trastorno  antisocial de la personalidad, se deben dar estas características:

  1. La persona ha de tener cumplidos, al menos, dieciocho años.
  2. Debe haber mostrado un historial antisocial antes de los quince años, con actos tales como vagancia, expulsiones y bajo rendimiento en la escuela, detenciones, fugas del hogar, mentira persistente, relaciones sexuales reiteradas y circunstanciales, abuso de alcohol y otras drogas, robos, vandalismo, peleas, violación de las normas. De estos criterios ha de cumplir un mínimo de tres.
  3. Tras los dieciocho años, y transcurridos al menos, cinco años desde el diagnóstico, el sujeto debe haber mostrado una propensión a las actividades antisociales.

Una vez cumplidos los dieciocho años , el DSM III enumera nueve criterios, de los cuales ha de cumplir, como mínimo, cuatro:

  • Inestabilidad laboral
  • Irresponsabilidad como padre
  • Conducta ilegal (comisión de delitos)
  • Escasa habilidad para mantener relaciones interpersonales largas
  • Agresividad e irritabilidad
  • No hacer frente a las deudas económicas
  • Impulsividad o fracaso en la planificación del futuro
  • Mentiras o uso de cómplices
  • Temeridad (imprudencia ante los peligros)

Se puede ver que muchos de estos criterios son amplios y están asociados, más que a conductas antisociales, a comportamientos delictivos o cuasi penales. Debido a esta imprecisión del DSM III, hay autores como Garrido Genovés y Robert Hare que prefieren las dieciséis características establecidas por Hervey Cleckley:

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  • Inexistencia de alucinaciones o de pensamiento irracional
  • Ausencia de nerviosismo o de manifestaciones neuróticas
  • Alta inteligencia y encanto externo
  • Egocentrismo patológico, incapacidad de amar
  • Gran pobreza de reacciones afectivas básicas
  • Sexualidad trivial, impersonal y poco integrada
  • Falta de sentimientos de culpa y vergüenza
  • Indigno de confianza
  • Mentiroso e insincero
  • Pérdida específica de intuición
  • Incapaz de seguir un plan de vida
  • Conducta antisocial sin remordimiento aparente
  • Amenazas de suicidio que se cumplen raramente
  • No aprende de la experiencia de la vida
  • Irresponsable en las relaciones interpersonales
  • Comportamiento fantástico y abuso de drogas

El propio Hare establece varios grupos de clasificación:

Psicópatas puros

Psicópatas secundarios

Aquellos sujetos que cumplen los dieciséis criterios Aquellos capaces de mostrar culpa y remordimiento, de establecer relaciones afectivas, estando su conducta motivada por problemas de índole neurótica.

Hare y Cox introdujeron un tercer tipo, el psicópata disocial. Son sujetos con una conducta antisocial que pertenecen a un mundo marginal y con una subcultura propia. Tendrían una personalidad normal y serían capaces de funcionar dentro de su grupo mostrando culpa o afecto.

Garrido Genovés, por su parte, es partidario de utilizar el término psicópata para los llamados psicópatas primarios pues sino ocurre como en el DSM III con respecto a la definición de la personalidad antisocial, la cual es tan amplia que abarca a todo delincuente con carrera delictiva iniciada en la adolescencia.

Lo mismo puede suceder si empezamos a clasificar y  subclasificar a los psicópatas por lo que entenderemos como tales, sólo a los “puros”.

Con referencia a las características del psicópata, vamos a ver las más importantes:

a)      Inadaptación social. Prefiere que sean los demás los que se adapten a él.

b)      Egocentrismo. Se considera el centro de atención. Exalta su personalidad de forma permanente.

c)       Estado de ánimo irregular e inestable, al igual que su voluntad.

d)     Carencia de déficit intelectual. No son enfermos, por lo tanto, el nivel de inteligencia puede ser alto. Suelen tener una inteligencia práctica más desarrollada que la verbal por lo que su vocabulario es pobre, lo cual aumenta la dificulta de comunicarse con los demás.

Psicopatía

e)      No sufre angustia.

f)    Cae con frecuencia en el consumo de alcohol y otras drogas, lo que refuerza su personalidad antisocial.

g)      No padecen delirios, aunque en algunos casos puedan tenerlos. Tienen conciencia de la realidad y de los actos que realiza, a diferencia del psicótico.

h)      Agresividad muy vinculada a la vitalidad y a la falta de vida afectiva. Esta agresividad debida a su cólera provoca gran violencia.

i)        Impulsividad. Lleva a cabo las ideas de forma poco premeditada, se deja llevar…

j)        Alta excitabilidad e irritabilidad que conducen  a explosiones coléricas ante estímulos ambientales cotidianos.

k)      Frialdad afectiva, insensibilidad en sus relaciones interpersonales y ante el dolor de los demás.

l)       Gran intolerancia a las frustraciones, reaccionando violentamente ante la imposibilidad de conseguir sus objetivos.

m)    Hostilidad y continuas amenazas hacia los demás.

n)     Desorbitada necesidad de autoafirmación y poder.

ñ)     Los mecanismos psicológicos agresivos se disparan con mayor facilidad que en otros individuos.

o)    El placer lo consigue  a través de la gratificación inmediata de sus impulsos sádicos, mediante la realización de actos antisociales, dañinos para otras personas (lesiones, asesinatos, agresiones sexuales, …). Buscan incansablemente nuevas experiencias, nuevas excitaciones).

p)      No padecen depresiones.

q)      Desprecio de los demás.

Tipología de Schneider

La clasificación de los psicópatas realizada por Kurt Schneider posee un alto interés criminológico, razón por la cual merece ser analizada. Según este autor, los psicópatas son aquellas personalidades anormales que a causa de su anormalidad sufren ellos o hacen sufrir a la sociedad. Es por ello  que también se les denomina  sociópatas. Desde el punto de vista criminológico, estableció diez tipos de psicópatas:

Psicópatas con afán de notoriedad Aquellos que cambian de personalidad con facilidad, no se conforman con lo que tienen y quieren aparentar más de lo que pueden, ante sí y ante los demás.Muy tratables, hábiles para el engaño e histriónicos. Mienten con gran facilidad, como los niños. Debido a su egocentrismo quieren ser el centro de todo. Son individuos muy tendentes a la fantasía, con baja tolerancia a la frustración.
Psicópata explosivo Actúa de forma impulsiva, no planifica, no piensa lo que hace. Ante estímulos pequeños presenta respuestas exageradas y violentas.
Psicópata hipertímico Son personas ligeras para las que nada tiene importancia. No asumen valores sociales y su comportamiento es inconstante. Son fácilmente irritables, eufóricos e inestables.
Psicópata abúlico Tiene una personalidad  inestable, incapaz de oponer resistencia a personalidades más fueres que la suya.Carecen de impulsos o los tienen muy débiles (impulsividad patológicamente débil).
Psicópatas lábiles del estado de ánimo Suelen beber grandes cantidades de alcohol para luchar contra grandes depresiones. Tienden a huir de su casa, de su trabajo.
Psicópatas anéticos Se le denomino así por carecer de ética; su personalidad es asocial Sus relaciones personales son muy escasas, no establecen relaciones cálidas y tiernas. Delinquen constantemente, no se arrepienten de sus delitos. Si dejan de delinquir, lo hacen porque consideran el delito poco rentable. Comienzan a delinquir en la niñez o juventud. Desde pequeños son crueles con sus compañeros del colegio y con los animales.
Psicópatas fanáticos Tiene ideas sobrevaloradas que trata de imponer a los demás. Es un individuo activo, dinámico, luchador de sus ideas. En ocasiones, adoptan actitudes pasivas y se les denomina psicópatas fanáticos lánguidos.
Psicópatas asténicos Sufren por su trastorno. Siempre están cansados, se preocupan en exceso  de su salud, gastan mucho dinero en medicinas. Son metódicos y obsesivos. Lo que no se sabe es si desean estar enfermos o tienen miedo a estar enfermos.
Psicópatas depresivos Son tristes, todo lo ven negro. No ven lo bueno de la vida.
Psicópatas obsesivos No delinquen nunca. Son personas escrupulosas, de gran rigor. Sus ideas le impiden decidir con rapidez. Todo lo dudan por lo que pueden realizar una vez y otra un acto, y comprobar si lo han realizado.

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El tratamiento de los psicópatas

Los psicópatas representan un gran reto para la justicia criminal de las sociedades democráticas. La razón es que, con ellos, es muy difícil llegar a un equilibrio entre el castigo justo, la seguridad de la sociedad y la rehabilitación. Mientras que generalmente se considera posible lograr los dos primeros objetivos, hay mucho escepticismo acerca de su rehabilitación o tratamiento. Para que se pueda modificar mediante terapia el comportamiento humano tiene que existir un vínculo emocional entre el terapeuta y el paciente, así como cooperación mutua, sinceridad, expresividad, afirmación recíproca y tiempo suficiente (Orlinsky, Grawe y Parks, 1994). Pero éstos son, precisamente, los criterios que los psicópatas no cumplen (Cleckley, 1976; Hare, 1993). En la terapia, su sentido desmedido de autovalía y su falta de remordimientos hacen que no estén realmente motivados para cambiar. La comunicación sincera resulta imposible por sus mentiras patológicas; su afecto superficial, insensibilidad y falta de empatía. Además, imposibilitan el trabajo con las emociones y las relaciones sociales; finalmente, su locuacidad y capacidad de manipulación hacen que el role-playing (juegos de rol) sea superficial y que se trate más de un engaño que de una auténtica cooperación. Como consecuencia de todo esto, las intervenciones psicosociales finalizan frecuentemente antes de haber concluido y cuando lo hacen, no surten efecto (Blackburn, 1993; Hare, 1995; Lösel, 1998). Aunque los experto forenses están de acuerdo en que actualmente no disponemos de medidas óptimas para controlar a los psicópatas y quizá tratarlos, la mayoría no concluye que no se pueda hacer nada (Tennent, Prins y Bedford, 1993). Existe muchos argumentos para continuar desarrollando programas adecuados de tratamiento (ejemplos):

Falta de estudios empíricamente sólidos.  A pesar de que se ha escrito mucho sobre el tratamiento de los psicópatas, ha habido pocas investigaciones controladas (Lösel, 1998). Tan solo hay unas cuantas evaluaciones de tratamientos referidos a psicópatas debidamente diagnosticados con el Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R; Hare, 1991) u otros elementos relacionados con este.
Seguridad de la sociedad  Aunque el número de psicópatas varía entre diferentes culturas (Cooke, 1998), son bastante numerosos entre los delincuentes reincidentes y peligrosos.
Gestión de las instituciones  Los psicópatas a menudo tienen un mal comportamiento en las instituciones, son agresivos y causan problemas disciplinarios (Coid, 1998; Rice, Harris y Cormier, 1992; Salekin, Rogers y Sewell, 1996). La agresividad, las mentiras, la intimidación, entre otros comportamientos psicopáticos producen conflictos institucionales y un ambiente negativo (Doren, 1987). Por consiguiente, un tratamiento relativamente eficaz no sólo debe fomentar la rehabilitación de estos reclusos, sino que debería hacer hincapié en el ambiente y en el régimen sociales de la institución en su conjunto.
Problemas de clasificación  Existen diferencias culturales en las puntuaciones medias y características de los ítems del PCL-R (Cooke, 1998) que ponen en duda la existencia de un punto de diferenciación exacto. Esto concuerda con los conceptos dimensionales de la psocopatía (Blackburn y Coid, 1998; Livesley, 1998).
Validez moderada de las predicciones  La psicopatía y especialmente el PCL-R y sus derivados, son unos de los mejores indicadores de la reincidencia violenta futura y de otros tipos de reincidencia  (Hart, 1998; Hemphill, Hare y Wong, 1998; Salekin y otros, 1996).
Interacciones biosociales  Según indican las investigaciones, existen fuertes bases biológicas y, probablemente, genéticas para el comportamiento antisocial reincidente y la psicopatía (Rowe, 1994; Raine, 1993(. El hecho que haya disposiciones biológicas y que éstas sean hereditarias no significa que no se pueda modificar el comportamiento.
Progreso en la investigación básica En las últimas décadas se ha denotado un mayor aprendizaje sobre la evaluación, clasificación, etiología y predicción de la psicopatía, así como sobre las correlaciones biológicas, cognitivas, emocionales y comportamentales de este trastorno. Para desarrollar técnicas eficaces es necesario que primero progrese la investigación básica. De ahí que los déficits en el campo del tratamiento de la psicopatía puedan interpretarse como el retraso más o menos normal de la investigación básica y la aplicación tecnológica.
Progreso en la investigación del tratamiento de los delincuentes  Siempre ha existido un gran escepticismo acerca del tratamiento de la psicopatía con el «nada funciona». Pero actualmente se ha demostrado que el tratamiento tiene, en general, un efecto positivo y que luego existen diferencias bastante grandes en los resultados obtenidos dependiendo del modelo de tratamiento empleado y otros factores moderadores como el entorno, los grupos de delincuentes, la integridad del programa, etc. Ahora ya no se habla de «nada funciona» sino que comenzamos a preguntarnos » qué funciona».
Expectativas realistas acerca de la eficacia Cuando tratamos comportamientos seriamente antisociales no podemos esperar que se produzcan resultados de tipo big bang. Es por ello que al evaluar los tratamientos para la psicopatía, haya que centrarse en expectativas realistas. Sin embargo, incluso obteniendo resultados limitados, el tratamiento puede tener sentido y su coste estar justificado (Prentky y Burgess, 1995; Welsh y Farrington, 2000). Es una situación similar a la de otros problemas difíciles de tratar, como el alcoholismo y la drogadicción: aunque el progreso fue muy lento durante mucho tiempo, nunca se dudó de que era necesario tratar a estas personas.
Evitar los efectos negativos  Las discusiones sobre el tratamiento de los psicópatas suelen centrarse en los efectos positivos, pese a que algunos estudios indiquen que la terapia puede empeorar aún más a los psicópatas (Rice y otros, 1992). Quizá se deba a que algunos programas únicamente enseñan al psicópata a mejorar sus técnicas para manipular, engañar y aprovecharse de la gente (Hare, 1993).Hace falta realizar más evaluaciones con el fin de conocer con mayor exactitud, no sólo qué tratamientos funcionan, sino también cómo evitar reacciones inapropiadas que puedan tener un efecto perjudicial.

No todo está al alcance de la mano del hombre, pero sí tiene la posibilidad de perseverar y evolucionar mediante nuevos estudios clínicos y técnicas para la aplicación de tratamientos de la psicopatía. La investigación es un diamante en bruto que el hombre debe saber utilizar y aplicar para el bien de la humanidad, para hacer frente a todos esos interrogantes que moran por doquier.

Algunas de las frases de individuos con trastornos psicopáticos:

«Que es uno menos? Que significa una persona menos en la faz del planeta?» (Ted Bundy)

«¿Por qué no lo puedo matar? Si de todas maneras vamos a morir» (Mary Flora Bell)

«Cuando veo a una mujer bonita en la calle, un lado de mí, dice, «que chica tan atractiva, me gustaría hablar con ella, salir con ella», pero otra parte de mí se pregunta cómo se vería su cabeza pinchada en un palo» (Edmund Emil Kemper)

«No quería herirlos, solo quería matarlos» (David Berkowitz)

Fuentes:

1. Raine, Adrian; Sanmartín, José. Violencia y psicopatía.  Barcelona: Ariel, 2000. 304 p. 2ª ed. ISBN: 84-344-7470-0

2. Leganés Gómez, Santiago; Ortolá Botella, María Ester. Criminología: parte especial. Valencia: tirant lo blanch, 1999. 44 p. ISBN: 84-8002-816-5

3. Frases de psicópatas para reflexionar

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Como toda disciplina, la Criminología tiene unos orígenes y naturaleza por la cual se rige su razón de ser. Ezechia Marco Lombroso (1835-1909) más conocido por su pseudónimo Cesare Lombroso fue el padre de la Criminología, que junto con Enrico Ferri y Rafael Garófalo fundan la Escuela Positiva. Grandes obras marcaron su vida y de las cuales a pesar de haber sido consideradas en ocasiones carentes de sentido por su falta de veracidad y rigor fueron obras que actualmente han sido de gran importancia para generar estudios acerca de sus teorías.

Así pues empiezan a emanar posturas ideológicas que darán lugar a debates por parte de un sector de la doctrina al considerar a la Criminología como una ciencia empírica e interdisciplinaria. A la hora de analizar de forma genérica las perspectivas por las cuales se ha puesto en tela de juicio o por el contrario ha habido una aceptación acerca de las bases sólidas para considerarse una ciencia a la Criminología podemos a grandes rasgos establecer los siguientes aspectos:

a)      Aclaraciones definitorias

A nivel conceptual no hay una definición establecida y consensuada.

García-Pablos en su monografía “Tratado de Criminología” establece una definición provisional para resaltar las notas diferenciales de esta disciplina frente a otros campos del saber o de la experiencia que, de algún modo, versan también sobre el delito:

“ciencia empírica e interdisciplinaria que tiene por objeto, el crimen, el delincuente, la víctima y el control social del comportamiento delictivo; y que aporta una información válida, contrastada y fiable sobre la génesis, dinámica y variables del crimen – contemplado este como fenómeno individual y como problema social, comunitario – así  como sobre su prevención eficaz, las formas y estrategias de reacción al mismo y las técnicas de intervención positiva en el infractor y la víctima”.

Existen definiciones clásicas que aportan desde su acepción a la Criminología una parte del conocimiento para conformar la visión en conjunto de esta disciplina pero haciendo un análisis de estas definiciones convencionales se llega a un punto de retorno en el que autores afirman que  es más lo que se escribe con relación a la Criminología que lo que se investiga empíricamente.

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¿Por qué hay parte de la doctrina que no considera la Criminología una ciencia?

  • Por no ser capaz de formular verdades probadas.
  • Por carecer de un método de estudio unitario y específico.
  • Porque le falta homogeneidad en el objeto de estudio.

García-Pablos, defiende que SI que es una ciencia.

  • Tiene objeto de estudio. (No es homogéneo pero es propio).
  • Tiene método de estudio, siendo este el método empírico.
  • Tiene un cuerpo doctrinal, siendo capaz de formular teorías propias.

b)      Disciplinas que forman parte de la Criminología

Es obvio que en su génesis como disciplina interdisciplinar la Criminología se nutra de otros campos del saber, ello  no implica que se identifique con ninguno de ellos. El principio interdisciplinar recoge información de estas ciencias y las integra, las coordina y da soluciones. Esto permite que la Criminología de un diagnóstico científico del crimen.

Rodríguez Manzanera señala que la Criminología se compone de las siguientes disciplinas:

–          Antropología criminológica: Es el estudio de las características física y mentales particulares a los autores de crímenes y delitos. En definitiva vendrá a ser el estudio de las características del hombre criminal.

–          Biología criminológica: Estudia al hombre de conducta antisocial como un ser vivo, desde sus antecedentes genéticos hasta sus procesos anatema-fisiológicos, abarca también la influencia de los fenómenos biológicos en la criminalidad y la participación de los factores biológicos en el crimen. Extiende pues, su campo a todos los aspectos anatómicos, fisiológicos, patológicos y bioquímicos de la personalidad criminal.

–          Psicología criminológica: el estudio del alma del sujeto criminal; alma (psique)  en sentido científico y no filosófico. Rebasa mucho el límite de la observación individual de sujeto antisocial, proyectándose hacia estudios de la conducta criminal y de los factores psicológicos que influyen en la criminalidad, sean estos individuales o colectivos.

–          Sociología criminológica: Enfoca el quehacer criminal como fenómeno que se da en la colectividad, estudia sus causas y factores, sus formas, desarrollo, efectos y relaciones con otros hechos y conductas que se dan en sociedad. Además estudia los problemas criminales y trata de explicar los más completamente posible  a la conducta antisocial, encontrándose temas que son verdaderos modelos o hipótesis de investigación, como las subculturas criminales, los conflictos culturales, la oportunidad de delinquir, el etiquetamiento, la marginalización, etcétera.

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–          Criminalística: Es el fenómeno de procedimientos aplicables a la búsqueda, descubrimiento y verificación científica del hecho aparentemente delictuoso y del presunto autor de éste. Es necesario diferenciarla de la criminología, de la que forma parte. Su finalidad es reuniendo las ciencias y conocimientos humanos descubrir el cómo, cuándo, dónde, con qué y para qué de un crimen, para identificar y proporcionar el presunto criminal, así como para explicar y reconstruir el crimen.

–          Víctimología: Es el estudio científico de las víctimas, investigación que va más allá del sujeto pasivo del delito y se extiende a otras personas afectadas y a otros sectores no estrictamente delictivos, como el de los accidentes.

–          Penología: Es el estudio de la reacción social contra personas o conductas que son captadas por la colectividad (o por una parte de ella) como dañinas, peligrosas o antisociales. Estima el concepto como muy adecuado para incluir, en el mundo penológico, la reacción social, la reacción religiosa, la reacción moral, la reacción extra-legal y la reacción jurídica stricto sensu y también la violencia institucional.

c)       Aspectos históricos

Según García-Pablos  la historicidad del saber criminológico muestra el talón de Aquiles de éste, su rostro vulnerable, resaltando la poderosa influencia en el mismo de los valores e ideologías. Sin embargo, una clara conciencia de sus limitaciones es el mejor de los antídotos contra la autosuficiencia o los peligrosos excesos doctrinarios y metodológicos de los investigadores.

Solo un análisis histórico de la experiencia criminológica pone de relieve lo poco que sabemos del crimen y el largo camino que queda por recorrer.

A todos los efectos no cabe duda alguna que la Criminología en todas sus vertientes se abre continuamente caminos  en aras de una investigación rigurosa y en busca de soluciones plausibles que contribuyan  a dotarse de nuevos conocimientos acerca del ser humano en sus conductas desviadas y a favorecer el buen funcionamiento de esta nuestra sociedad.

Fuentes

García-Pablos de Molina, Antonio. Tratado de Criminología. Valencia: Tirant Lo Blanch, 2009. ISBN: 978-84-9876-350-8.  [4ª edición actualizada,corregida y aumentada].

Criminología: parte general

La Criminología como ciencia empírica e interdisciplinar

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Cuando hacemos alusión a las tribus urbanas, bandas callejeras o juveniles en un sentido vasto nos podemos referir a las pandillas que se forman con el ánimo de reunirse, compartir ciertas afinidades e intereses y pasar el tiempo en la calle, sintiéndose como un grupo, un clan, en el cual todos sus integrantes se siente identificados. Quizás de primeras, la gran mayoría de personas tenemos idealizado el estereotipo de “banda callejera”, o el enfoque inicial que le damos a su definición, no como una agrupación juvenil, más bien relacionamos este concepto con revelación, violencia, delincuencia y criminalidad, por ello resulta un tanto espinoso adoptar una definición consensuada que abarque su origen, naturaleza y proceso de formación. No obstante, hay autores que intentan aproximarse con precisión, es el caso de Frederic Thrasher, W. B. Miller, Eurogang, David Riesman entre otros. Sin duda alguna, todos estos profesionales aportan desde su perspectiva global del concepto de banda a través de sus estudios, aspectos relevantes que lo complementan y perfeccionan, a la vez que han ido adaptándose a la evolución de las sociedades para así comprender la formación de dichas agrupaciones y escudriñar sus pautas y comportamientos.

Dentro del marco geográfico si buscamos el origen de las bandas lo encontramos en EE.UU. con la revolución industrial (s. XIX). Posteriormente en los 80 empiezan a aparecer en países latinoamericanos y es ya en los 90 con los movimientos migratorios cuando empiezan a aparecer en Europa.

La proliferación de bandas ha sido evidente en los últimos decenios por lo que existe una variada tipología (véase sección artículos de interes y vídeos), las cuales podrían clasificarse  en función a sus características e ideologías políticas, sociales, culturales y económicas. En este sentido podemos aludir a que el patrón de las bandas en función de la zona geográfica no es el mismo y se establecen unas características propias:

Bandas europeas Bandas centroamericanas
Ausencia de jerarquización y organización complejas. Son más violentas y peligrosas.
No  se encuentran vinculadas a distribución drogas, ni armas. Se encuentran vinculadas al tráfico de drogas y armas.
La violencia no es su objetivo principal (tiene un papel funcional). Se encuentran fuertemente jerarquizadas y presentan una organización compleja.
Composición étnica o racial mixta.
Gran importancia de la cultura exportada Estados Unidos.

Además de lo expuesto anteriormente existen unos factores de riesgo (elementos, circunstancias o propiedades) que incrementan la posibilidad de que el individuo adopte patrones de comportamiento delictivo. Asimismo el estudio de estos factores facilita el tratamiento de las bandas callejeras. Hablamos de cuatro ámbitos o categorías:

  1. Ámbito familiar: pobreza, familias disociadas, parientes participantes en la banda.
  2. Ámbito escolar: fracaso escolar, bajas expectativas educacionales de los alumnos, y de los padres con respecto a sus hijos, marginalidad escolar.
  3. Ámbito individual: baja autoestima, actitudes agresivas, posesión de armas de fuego, relaciones sexuales tempranas.
  4. Ámbito de los grupos de pares: apego hacia amigos con comportamiento delictivo, bajo apego hacia amigos con comportamiento convencional, socialización callejera, amigos que son miembros de alguna banda.
  5. Ámbito de la comunidad: vida en un área socialmente desorganizada, tener facilidad de posesión de drogas en el vecindario, dificultad de carácter laboral, alto nivel de inseguridad.

pandillas

La connotación político-social y cultural se denotan y están fuertemente arraigadas en lo que suscita a determinadas actuaciones de bandas callejeras, sin olvidar el relevante papel que juegan de por medio los mass media, los cuales a priori dan una visión aún más negativa y conflictiva de la figura de banda callejera.

Dentro del análisis social y  criminalístico en cuanto a la origen, naturaleza y formación de las bandas se refiere hay nutridos estudios que constatan y evidencian numerosas pautas y comportamientos de sus integrantes, lo cual facilita la labor de todos los investigadores y analistas para seguir profundizando y perfilando este campo de estudio. No obstante la complejidad que conlleva adentrarse en las entrañas de una banda exige  un seguimiento exhaustivo por parte de todos los profesionales implicados para la consecución  y obtención de resultados  y es por ello que aún sigue quedando un arduo trabajo por hacer.

Como punto final a esta entrada cito una frase del psiquiatra L.R., Marcos, a mi parecer  oportuna sobre el tema tratado en cuestión:  “Las semillas de la violencia se siembran en los primeros años de vida, se desarrollan durante la infancia y comienzan a dar sus frutos perversos en la adolescencia. Estas simientes malignas se nutren de los  aspectos crueles  del entorno y crecen estimuladas por las condiciones sociales y los valores culturales del momento, hasta llegar a formar una parte inseparable del carácter, de la personalidad o de <<la manera de ser>> del adulto.

Fuentes:

Grupos Juveniles de Carácter Violento: estrategias de intervención

Consideraciones criminológicas en torno a las bandas callejeras de origen latinoamericano en cataluña.

Luis Rojas, Marcos. Las semillas de la violencia. Espasa Calpe, 1995.

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La etapa de la infancia es la más vulnerable a largo de la vida de una persona. Ello supone que todo acto de violencia tanto físico como psicológico sufrido por un niño conlleva a su neutralización y por tanto afectar gravemente a su desarrollo, lo que lo convierte en una víctima indefensa que se ve abocada inconscientemente a un abismo de martirio y sufrimiento cuya factura ira pasando a lo largo de toda su existencia.  A día de hoy aproximadamente solo de un 10 a un 20% de los maltratos infantiles salen a la luz. Este desconocimiento y en ocasiones encubrimiento dificulta conocer y acceder al rescate de las víctimas. Este verdugo social sigue presente en todas las culturas y estratos económicos.

A lo largo de la historia, todo lo concerniente a  temas de maltratos, agresiones y abusos a menores ha suscitado un gran interés y ello se ha demostrado a través de estudios e investigaciones, los cuales han ido evolucionando para profundizar y detectar aspectos que puedan dotar  nuevas aportaciones al respecto. En este sentido  la  victimología engloba el estudio de las víctimas a nivel general cuyo objetivo principal es “conocer los efectos que produce el delito en las víctimas, las consecuencias que tiene para ellas su trasiego a través del proceso penal (lo que de hecho puede ser vivido por la víctima como una «victimización secundaria»), aquellas características y factores de las propias víctimas que pueden ayudar a la prevención de los delitos, etc.”  (S. Millán et. al., 2006)

Cuando hablamos de victimología infantil el camino es un tanto más complejo y delicado en tanto que desolador y al abarcar la vía por la cual adentrarse a este ámbito aludimos al concepto de maltrato infantil, y nos referimos a todo suceso premeditado o no de agravio, abandono, agresión, física sexual emocional, por omisión, explotación y negligencia que los adultos con alevosía y ventaja ejercen generalmente en forma habitual contra menores de edad a través de actos de ira, violencia, humillación e intimidación afectando gravemente el desarrollo biopsicosocial del niño/a.

A la hora de establecer una tipología de maltrato infantil se puede establecer la siguiente tabla, atendiendo a una clasificación abreviada de los más comunes (sin incluir subtipos), para más información acceder a la sección artículos de interés.

Tipología Definición
Maltrato físico Cualquier acción no accidental por parte de los padres o cuidadores que provoquen daño físico. Pueden ser causadas con diversos objetos como cigarrillos, cinturones, las propias manos, etc.
Maltrato emocional Se refiere a ocasionar daño en las áreoas afectivo e intelectual del niño, que afecta su autoestima por medio de palabras o degradación de la integridad del niño.
Abuso sexual Cualquier clase de contacto sexual con un niño por parte de un familiar o tutor adulto, con el objeto de tener excitación y/o gratificación sexual del adulto.
Maltrato por abandono o negligencia Condición en la cual el responsable del cuidado del menor con intención, permite que el niño experimente sufrimiento y falla en proveerle uno o más de los factores esenciales para el buen desarrollo físico, intelectual y emocional.
Abuso fetal Ocurre cuando la futura madre ingiere, deliberadamente, alcohol  u otras drogas, estando el feto en su vientre.
Bullying Cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado, tanto en el aula como a través de redes sociales.
Explotación comercial Aprovechamiento indebido de la persona y/o trabajo del menor. Lucra con el esfuerzo del menor, obteniendo beneficio económico indebidamente.
Alienación parental Proceso mediante el cual uno de los progenitores va sumando acciones que destruyen los vínculos afectivos entre padres e hijos.
Síndrome de Munchhaussen por poderes Trastorno de uno de los padres que inducen en el niño síntomas reales o aparentes de una enfermedad,

Existen ciertos usos y costumbres concedidos a los progenitores o tutores de un niño aceptados por la sociedad y permitidos por la ley. En determinadas ocasiones dichas conductas aceptadas se confunden y se aprovechan para dañar al niño. Es uno de los problemas ocultos que reside en el maltrato a niños.

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Además de lo expuesto existen unos determinados factores de riesgo que señalan que un niño tiene más peligro a ser maltratado, tanto respecto al propio niño (niños no deseados, ser revoltoso o nervioso, tener algún tipo de enfermedad mental, etc) como respecto a los padres (ausencia de vínculo afectivo, padres jóvenes e inmaduros, desorden de personalidad, etc ). Al hablar de violencia infantil y escuchar relatos y vivencias siempre se denota la tristeza y congoja por los hechos acontecidos pero ¿se conoce las secuelas y conductas  que pueden provocar a la larga? Los estudios demuestran como aquellos niños y adolescentes quienes tuvieron una infancia marcada por el abuso extremo, negligencia y tortura, que tras haber sido víctima, en ocasiones se convierten en victimarios, perpetuando el ciclo de la violencia. Por ello detectar, diagnosticar, tratar y rehabilitar a las víctimas de esos sucesos traumáticos es la clave para prevenir que éstos cuando avancen en su etapa adolescente no se declinen por adherirse a clanes y bandas que fomenten actos violentos y delictivos y que en su etapa adulta no cometan los mismos actos o peores que cometieron hacia ellos para resarcir su ira.

Ante estos  determinados hechos se deben adoptar medidas para evitar en la medida delo posible erradicar esta forma de destruir la vida de un ser indefenso  y por la que se debe tomar conciencia y prestar más atención y vigilancia, en vista de la dificultad que en ocasiones conlleva el descubrir y evidenciar los indicios de un maltrato infantil.

» PORQUE UN NIÑO MALTRATADO, ES LA IMAGEN DE UNA SOCIEDAD VIOLENTA» (Fundación FUPAVI)

Fuentes:

Paterna Bleda, Consuelo; Martínez Martínez, M. Carmen y Vera Martínez, Juan José. Psicología social: de la teoría a la práctica cotidiana. Madrid: Ediciones Pirámide, 2003. 217 p. ISBN: 84-368-1813-X

Victimología infantil

MedlinePlus

Maltrato infantil

Factores de riesgo en maltrato infantil; Fundación FUPAVI